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4.568. La viñeta de @elDescosido. Distancia, lotería y la Nochebuena de Muñoli

Nuestro viñetista de cabecera nos trae hoy dos ilustraciones que reflejan el momento actual: la distancia en soledad y la lotería premiada en El Puerto de Santa María (en el interior), que hemos querido acompasar con un artículo costumbrista rescatado de nuestro recordado Antonio Muñoz Cuenca, sobre la Nochebuena.

“En los tiempos de Anzonini, cuando yo fui niño, la Navidad era soñada y vivida de manera tan diferente a la de ahora que no queda ni un resto arqueológico de lo que fue. Sólo la referencia oral de los que estuvimos en la guerra de Cuba. La culinaria era sencilla y escasa: Las tortas de Nochebuena, la garrafita de anís Periquito y el puchero con algo de gallina el día de la Pascua.

La música era abundante por el contrario. El coro del noviciado de la societatis Jesu cantaba en San Francisco la Misa gallo interpretando la Pastorella de Sagastizábal y el villancico Nació en Belén pastores con la hermosa voz del hermano Conde de solista. En la Prioral el maestro Dueñas y su coro con las bellas voces de Valerio Marín, Falele Tejada, Juan Cárave, Manolo de la Torre, Luis Muñoz, Merche Valimaña y otros interpretaban magistralmente el villancico barroco Dí qué misterios encierra.

Nunca cómo entonces la música navideña tuvo tanta unción y devoción ni obstante ser tan sencilla y carecer de los artificios contrapuntísticos y polifónicos tan abundantes ahora. Mientras tanto el pueblo- pueblo, tenía su manera particular de pasar la Noche. A la hora aproximada del crepúsculo empezaban a echarse a la calle y a ocupar rincones, tiendas bodeguitas y callejuelas de los alrededores del mercado de la Purísima. Era la hora del comienzo del compás de la Nochebuena flamenca en la que un pueblo entero olvidando sus hambres y carencias, se hacía música y baile para festejar el Nacimiento del Niño a su modo.

Bailaba Anzonini en los dos Pepes haciéndose el compás con los palillos. Bailaba y se jaleaba Manuela Márquez por villancicos flamencos en la cocina comunitaria de Santa Clara ocho y todos los vecinos hacían corro alrededor llevando el compás, aquel compás que el Puerto perdió. Cantaba José el Negro y Alonso de los Cepillos villancicos por bulerías y martinetes y los gitanos de Rosa, Lechería y Zarza en las hogueras, en los patios y corralas y la calle era un peregrinar de gente en busca de parientes y amigos para tomar la copita de anís y jalearse. En los años 20 y 30 las propias comparsas y chirigotas del carnaval, salían en Navidad como coro de campanilleros. El Puerto perdió su cultura y tradiciones por ser cosmopolita y por la modernidad. Feliz Nochebuena". | Viñetas: Alberto Castrelo | Texto: Antonio Muñoz Cuenca

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