Hablar del Vapor de El Puerto a principios del milenio, era asociarlo a la entrañable figura de su patrón más conocido: Pepe. Sin embargo apenas se hablaba del otro hermano, Juan fallecido en 2004, quién también fue patrón del barco, cobrador, marinero y gestor de la nave hasta su jubilación. Era un hombre de pocas palabras, las precisas, pero de un gran corazón y mucha sabiduría. Los años en el barco le hicieron ver la lámina de agua de la Bahía de forma diferente. | Foto: Fito Carreto.
Como su hermano Pepe, Juan 01era una persona sencilla, amable, educada, que asumía la realidad de la pérdida de transportes de viajeros del Vapor con resignada corrección. Los cambios económicos y demográficos en la Bahía de Cádiz eran también cambios para el Adriano III. En eso era igual que El Puerto, que fue asumiendo la pérdida de negocio en la pesca, en la crianza de vinos y brandies, o en la agricultura, en silencio. Veía llegar el ocaso de la actividad del barco como veían próxima su jubilación, o el final biológico de su propia existencia, esa que impidió que vieran como el barco se hundió en el puerto de Cádiz y que. todavía su esqueleto, sea una imagen de escarnio para la historia del barco y de los portuenses.
Vi como caia hace escasos días la popa del Adriano Tercero. Sentí pena pero,sobre todo,indignación. Pena porque se rompían muchos recuerdos. Indignación porque mucho cantar al vaporcito,mucha declaracion de Bien Cultural, y no ha existido ninguna administración de Cádiz ni de El Puerto de Santa María capaz de dar viabilidad a un proyecto de rehabilitación o reconstrucción. Es algo absolutamente vergonzoso y que pone de manifiesto nuestra dejadez y abulia. Así nos luce el pelo.
Hola soy un ciudadano portuense me gustaría hacer una llamada de auxilio para nuestro vaporcito a alguna Peña que haga un evento o una recolect;a somos mucho portuense que seguro que nos gustaría verlo restaurado y expuesto en el parque Calderon o dónde los portuense puedan disfrutar de un mito
La imagen del Vapor es efectivamente de escarnio y una auténtica indecencia. A los muertos hay que enterrarlos con dignidad.