Antonio Cabeza Moya fue párroco de la Iglesia Mayor Prioral entre 1975 y 1977, en sustitución del que fuera, además, arcipreste, Manuel Salido Gutiérrez (ver nótula núm. 2.219). Cabeza Moya procedente de Misiones en Venezuela, se caracterizó por una controvertida gestión en apenas dos años removiendo la religiosidad popular y las conciencias, los patronazgos eclesiásticos de las clases altas, la tradición e incluso destrozando parte del patrimonio de la Prioral, siguiendo una equivocada senda del Concilio Vaticano II con una falta de tacto y delicadeza que, quienes le conocieron, aún recuerdan. Más adelante sería nombrado párroco de un importante destino eclesiástico: la parroquia de San Gil, en Sevilla, sede de la Hermandad de la Macarena, donde no aplicó la misma vara de medir que en El Puerto.