En la Iglesia Mayor Prioral, hoy Basílica Menor, conocida en tiempos como ‘la perla de la Arhidiócesis de Sevilla’ a la que perteneció, existe una cripta que fue construida con la primitiva iglesia, extramuros del Gran Puerto de Santa María en el lugar conocido como ‘Pozo Santo’, que alberga unas catacumbas. Esos enterramientos en sagrado estuvieron funcionando hasta que, por razones de higiene y tras los episodios de peste, los fieles fueron inhumados, primero en el patio existente junto al templo (donde están enterradas las 111 víctimas del hundimiento, cuando la inauguración del puente colgante sobre el Guadalete, en 1778, así como José Cándido, el primero torero de alternativa muerto por asta de toro en 1771) y con posterioridad en 1806 tras la epidemia de fiebre amarilla, al Cementerio Campal, que sigue prestando servicio, en la actualidad.