En el último cuarto del siglo XIX se remodeló la que fuera Lonja del Pescado para su uso hostelero, en 1876, dando lugar a la taberna de El Resbaladero o Resbalón, mandado construir un siglo antes por el Conde O’Reilly. Cincuenta años mas tarde, en 1912, Pío Baroja ambientará en dicho edificio unos pasajes de su novela ‘El mundo en ansí’.
En 1936 Maximino Sordo Díaz se hizo cargo del negocio que permaneció en manos de la familia por muchos años, pasando luego con su fragmentación en diversos establecimientos, también hosteleros, ya regentados por terceros, en los últimos años del siglo XX.