Hace unos días se celebraron nuevamente las movilizaciones por el 8M. Esto ocurre porque la tradición, la superstición y el sistema nació mal desde el principio. A lo mejor mal no, pero sí desigual.
Según todo esto, la primera mujer fue la que provocó el pecado original. Las religiones les prohibió –y aún lo hacen- la palabra, el sexo y la igualdad; en algunos casos, también la dignidad. Para ser buena mujer, hasta hace bien poquito, había que saber coser, cocinar, limpiar y sufrir. Y se habla en nuestro mundo del musulmán, pero ellas son bien conscientes de que no es cuestión de religiones porque en cualquier casa, se esconde un talibán. Hasta hace poquito, la mujer era más mujer cuanto mayor era su abnegación. Y más grande era el hombre que tenía a una gran mujer detrás.
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