Hola. Soy vuestra tilde, feliz Navidad. Vuelve, a casa vuelve, por Navidad la dichosa discordia de si se dice zambomba o zambombá. Ya lo tenemos más o menos claro, pues la R.A.E a comienzos de este año, entre el cuatro y el cinco de enero aclaró que se dice zambombá; menos en Jerez donde se conoce tradicionalmente como zambomba. Y esto es de elogiar, porque cuando todo el mundo se ha llevado una vida corrigiéndolos «se dice zambombá» ellos han tenido la entereza de mantener el nombre de su tradición. No solo mantenerla, sino extenderla y engrandecerla a niveles insospechados.
Y digo de elogiar porque a Jerez, entre las cosas que habría que envidiarle y de las que deberíamos aprender, es la defensa férrea y convencida que hacen de su arte, sus costumbres, sus tradiciones y su cultura. Chapó por nuestros vecinos que valoran lo que tienen y lo proclaman al mundo.
Sin embargo, yo, como portuense, seguiré defendiendo que, en mi ciudad, como en tantas otras, se diga zambombá, porque así me lo enseñaron mis abuelos y así lo he escuchado desde que desarrollé el oído. Así lo leía en los carteles antiguos con los que las peñas y las asociaciones de vecinos anunciaban la venida de las fiestas. Y es tan lícito decir zambomba en Jerez como zambombá en el resto de Andalucía. Lo que no es lícito es nuestra desmemoria.
¿Por qué, entonces, esta guerra que me traigo con la tilde de zambombá año tras año? Por lo que les decía arriba: por nuestra desmemoria, la del portuense acomplejado. Más que «por qué», yo diría que lo mío es «contra quién». Y digo contra quién porque de un tiempo para acá una ola de novelerío recorre la prensa local, la propaganda de locales portuenses, las publicaciones de nuestros gobernantes en Facebook y hasta los muros de más de uno de mis amigos portuenses. Peñetas, que hasta a mí me han hecho dudar de si seguir dando la tilde o retirarme de esta causa en minoría.
Por ir aclarando: a mí no me molesta el jerezano que llama a su fiesta zambomba, me molesta el portuense que habla de zambombas fuera de Jerez o como si no fuera de El Puerto. Me preocupa que los carteles anunciadores de las fiestas en esta ciudad hablen de zambombas y no de zambombás. Me molesta ese novelerío ignorante que hace alarde de copia, pero no de iniciativa propia.
Y será solo una tilde, pero en esta bendita ciudad estamos tan acostumbrados a perder tradiciones, costumbres, patrimonio y tantas cosas, que me niego a que me arañen lo que aún podemos mantener. Digamos que me molesta la falta de identidad local.
Ya el año pasado dediqué una viñeta a este tema y se la seguiré dedicando hasta que nos demos cuenta de que, si queremos ser vanguardistas, más que quitar una tilde deberíamos valorar lo que fuimos, somos y –también- lo que podríamos ser si nos diéramos cariño (portuensemente hablando) y nos hinchásemos el pecho con amor propio.
El Puerto y sus ciudadanos sufren una desmemoria importante. Una desmemoria colectiva que preocupa a muchos. Una de las cosas que --personalmente-- creo que está haciendo muy bien Germán es dar una imagen positiva del Puerto, tanto en las Redes sociales como en otros ámbitos. Y eso, aunque sea para el subconsciente porteño, es necesario. El Circo lo están dando estupendamente (a ver en carnaval) y esto es digno de felicitar y agradecer. Ahora necesitamos el pan.
Por cierto, en la sierra de San Cristóbal y el yacimiento de Doña Blanca seguimos teniendo un patrimonio bajo tierra único en el mundo. Ese patrimonio es completamente portuense. Lo digo porque yo no sé si llevará tilde, pero a ver cuándo lo acentuamos. Vaya a ser que tengan que venir de Triana a ponerlo en valor y queramos ser todos trianeros... | Texto y viñetas: Castrelo.
Sí a la tilde de zambombá. Y ahora si quieren, hablamos de tradiciones villancísticas a lo flamenco en otros muchos territorios, allende los fronterizos.