|El hispanista alemán Adolf Schulten (1870-1960).
En 1924 se publicó la primera edición en castellano de Tartessos (dos años después de su versión alemana), el libro de Adolf Schulten que de inmediato se convirtió en un hito y el referente historiográfico que reavivó el interés por la cultura protohistórica del sudoeste peninsular que los comerciantes griegos llamaron Tartessos. Desde que pisó por primera vez España en 1899, Schulten dedicó la mayor parte de su dilatada vida al estudio de las fuentes clásicas sobre la historia y la paleogeografía de los pueblos hispanos en la Antigüedad, recogidas en su magna Fontes Hispaniae Antiquae, que en su primer volumen (1922) acogió su edición crítica de la Ora Marítima de Avieno, destacada fuente para conocer la geografía tartésica hacia el siglo VI a.C.
Su interpretación de los textos clásicos que hablaban de Tartessos le llevó en 1923-1926 a buscar la supuesta sede de la capital del reino tartésico -gran error- en las arenas litorales de Doñana próximas al Guadalquivir, en el Cerro del Trigo, donde realizó con George Bonsor infructuosas excavaciones arqueológicas. Su obsesión por descubrir la escurridiza ciudad de Tartessos -soñando con ser un nuevo Schliemann- le hizo excavar donde en época tartésica no podía haber más que agua y fango.
| César Pemán Pemartín (1895-1986). | Foto, Diario de Cádiz.
Pemán y Esteve, los anfitriones
Sus investigaciones lo trajeron a Cádiz en 1922, 1927 y recién concluida la guerra civil, en septiembre de 1939. El día 19 le escribió una carta a su amigo el prehistoriador Luis Pericot, en la que decía: “Ya estoy en Gadir y hoy con el amigo Pemán y permiso del gobernador militar visitamos la isla Sancti Petri y Hércules.” (1) El amigo Pemán era César Pemán Pemartín (hermano de José María, influyente entonces en el nuevo régimen) y destacado prócer de la cultura gaditana como experto en Historia del Arte, que hacía unos meses fue designado presidente de la Diputación Provincial, cargo que ejerció hasta diciembre. En mayo de 1941 sería nombrado Comisario Provincial de Excavaciones en Cádiz, (2) desempeñando, aun con las dificultades de aquellos años, una fructífera labor.
Hacía años que César Pemán mantenía una fluida correspondencia con Schulten. Lo recordó en 1969 en un artículo que escribió acerca de la localización de Tartessos: “Durante los años siguientes [a 1922, tras la edición del primer Tartessos] estuve en constante contacto con el maestro alemán que apenas pasaba semana sin encomendarme la exploración de algún rincón de la costa, el envío de fotografías u otros datos. En cambio, era generosísimo en enviarme literatura de difícil acceso o desconocida en España.” (3) Schulten le transmitió a Pemán el interés por Tartessos, del que pronto fue un buen conocedor y autor de algunos textos notables; destacadamente, basándose en los novedosos estudios geológicos de Juan Gavala, (4) su propia interpretación de la Ora Marítima (1941), más sólida que la de Schulten (1922). (5)
| Manuel Esteve (1905-1976). Fotografía del casco griego del Guadalete tomada por Esteve en 1939.
En septiembre del 39 el alemán también visitó en tierras jerezanas, como lo había hecho en 1921 y ahora por gestión de Pemán y de la mano de Manuel Esteve Guerrero, el solar de Asta Regia, la población tartésica y romana levantada junto a un estero de las marismas del Guadalquivir que entonces fue postulada como sede de la capital de Tartessos, hipótesis que en 1939-40 defendieron Antonio Martín de la Torre, Willy Meyer y José Chocomeli. (6) El apelativo de Regia que transmitió Plinio invitaba a su identificación. (7) Aquella expectativa propició, gracias a las diligencias realizadas por César Pemán, el comienzo de su excavación en 1942-43 bajo la dirección de Manuel Esteve, (8) recién nombrado Delegado local de Excavaciones Arqueológicas, al tiempo que era, desde 1935, Director de la Colección Arqueológica Municipal de Jerez. Colección en la que en 1938 había ingresado un casco griego del siglo VII a.C. hallado a orilla del Guadalete, entre La Corta y El Portal. Ver el casco debió ser para Schulten un motivo principal para visitar la provincia en el otoño de 1939, y escribió una reseña sobre él, tal como lo hicieron Pemán y Esteve. (9)
Sería entonces cuando Pemán le habló a Schulten, o le recordó, de un lugar próximo a donde se halló el casco corintio, el tell de la Torre de Doña Blanca, colmatado de vestigios de una población prerromana, sito en el portuense pago de Sidueña y a orilla de un antiguo brazo desecado -la madre vieja- del Guadalete. Y sabiendo ambos que el casco estaría vinculado al yacimiento de Doña Blanca, acordaron visitarlo en una próxima ocasión.
| La torre de Doña Blanca y las marismas del Guadalete. Foto de Juan de Mata Carriazo, hacia 1960. | Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla.
Schulten en Doña Blanca
El de 1940 fue un año de reconocimiento para Schulten. Con motivo de su 70 aniversario fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona, al tiempo que Luis Pericot publicó sobre él una biografía y bibliografía. (10) Tuvo entonces Schulten el arrojo de reivindicar para sí mismo una condecoración, la Gran Cruz de Alfonso X, que finalmente Franco le concedió a mediados de 1941, corriendo con el coste de la medalla, también a su iniciativa, Schulten. (11) La medalla (que al paso de los años también la recibió César Pemán) la luce en la fotografía que adjuntamos al comienzo.
| Adolf Schulten, con la Gran Cruz de Alfonso X, en 1941.
No hemos podido fijar en qué mes de 1940 fue cuando el hispanista alemán regresó a la provincia para conocer Doña Blanca, acompañado de su antiguo colaborador en Doñana el geólogo Otto Jensen y de César Pemán, que durante una semana los acogió en la casa familiar de los Pemán en Jerez. De aquella visita -y la del año anterior- Manuel Esteve apuntó en 1941: “Schulten, a quien en el otoño de 1939 acompañé en su recorrido por esta región, fruto del cual fue la publicación de un artículo (12) en el que dio a conocer el estado de sus observaciones […] Posteriormente, ya en este año [1941], en un nuevo estudio dedicado a Asta Regia (13), que precisamente estaba en prensa cuando en compañía de Jessen realizaba un nuevo recorrido por esta región…” (14).
| El santanderino Ventura Fernández López (1866-1944), ‘el cura loco’.
El campo de ruinas de Doña Blanca era conocido hacía siglos, pero fue en la década de 1920 cuando las excursiones al lugar se intensificaron entre los entendidos y aficionados a la Historia. Entre estos, el portuense Francisco Ciria y Vergara (nótula 330), autor de una inédita historia sobre Tartessos (1934) en la que dio cuenta de algunos hallazgos arqueológicos en su solar. Seguramente Ciria conoció a otro peculiar personaje, Ventura Fernández López, al que apodaban ‘el cura loco’; un sacerdote que recaló en Jerez como profesor de religión, culto a su manera e histriónico en las formas, que en 1923 quiso reconocer la capital de Tartessos en Doña Blanca: “para encontrar la ciudad más antigua de Occidente había que excavar en el castillo de Doña Blanca y hoy decimos, después de visitar […] tan romántica mansión, que asombra cómo hasta hoy no se ha descubierto en la plataforma en que asienta el anhelado Tarteso…”; decía en uno de los quince artículos de prensa que publicó sobre Tartessos, que por sí hablan de la pasión que suscitaba el mito tartésico cuando Schulten comenzó a ponerlo de moda (15).
De su estancia en Doña Blanca escribió Schulten un breve texto en una revista alemana donde daba cuenta de sus últimas investigaciones en España, identificándolo con el Puerto de Menesteo mencionado por Estrabón (Geographia III, 1, 9), en alusión al rey de Atenas que, según Homero, participó en la Guerra de Troya (h. 1200 a.C.), tras la cual, según leyenda transmitida en época helenística–romana, cruzando el Estrecho de Gibraltar arribó a las Gadeira y en la desembocadura de un río fundó un puerto al que llamarían por su nombre. Schulten, tras mencionar algunos datos generales sobre la localización del yacimiento y su entorno, sobre sus vestigios escuetamente anotó: “Todavía se pueden ver algunos restos de las antiguas murallas de la ciudad, muchos bloques de construcción y muchos fragmentos romanos y prerromanos.” (16)
| Plano que realizó Schulten durante su visita a Doña Blanca (tomado de Ruiz Mata, 1995). Reste der Stadtmauer = Restos de la muralla de la ciudad. Alter arm des Guadalete = Brazo viejo del Guadalete. Señalamos el lugar de la intervención de Schulten (vide infra).
Incluyó Schulten en este trabajo un plano esquemático que trazó del tell de Doña Blanca, destacando el trazado que aún era visible a flor del terreno de la muralla de la ciudad, la de los siglos IV-III a.C., según dató Diego Ruiz Mata al paso de los años. (17) Muralla -mencionada por diversos autores desde el siglo XVIII- que en buena parte fue desmontada en los años 50 para ser reutilizadas sus piedras en nuevas construcciones.
Siguiendo a Schulten, César Pemán también ubicó el Puerto de Menesteo en Doña Blanca, “donde han aparecido –decía en 1940- vestigios de construcciones y la configuración del terreno convida a la excavación”. (18) No obstante, con los años cambió de parecer y situó en Doña Blanca el Arx Gerontis -la Fortaleza de Gerión, el mítico rey tartesio- mencionado en la Ora Marítima (verso 305). Schulten hasta el final de su vida continuó identificando Doña Blanca con el Puerto de Menesteo. Y probablemente no se equivocó.
| Diego Ruiz Mata y Emilio Barrera.
| Equipo de la campaña de excavación de Doña Blanca en 1981. De pie, a la izquierda: Emilio Barrera, Salvador Fernández, Antonio Valencia (hijo), Paloma Cabrera, Antonio Valencia, Carmen Jorge, Fabiola, Maicha y D. Ruiz Mata. Abajo: José Bermúdez, Coronada, J. J. López Amador, José Ignacio Delgado ‘Nani’, José Antonio Ruiz y Rosalía González. | Foto, E. Pérez Fernández.
Emilio Barrera y los barrenos de Schulten
En las primeras campañas de excavaciones que desde 1979 dirigió Diego Ruiz Mata en Doña Blanca conocimos a Emilio Barrera, recordado amigo que formó parte del equipo de trabajadores hasta mediado los 80.
| Frente a la torre, los chozos donde vivió Emilio Barrera. Foto, Juan de Mata Carriazo, hacia 1960. | Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla.
Emilio, que rondaría los 60 años al conocerlo, nos contó que de joven vivió con su familia en el mismo yacimiento, en dos chozos levantados justo enfrente de la torre, donde se abrió el corte excavado en las campañas de 1979 y 1981; chozos que Schulten trazó en su dibujo y que aparecen en las dos fotografías de fines de los años 50 o comienzos de los 60 que reproducimos, que tienen la particularidad de que fueron tomadas por Juan de Mata Carriazo (1899-1989), (19) uno de los más destacados arqueólogos sucesores de la generación de Schulten y pionero en desentrañar, más allá de las limitaciones de las fuentes clásicas, la cultura material de los poblados tartésicos y orientalizantes, con El Carambolo y su tesoro (1958) como hito que marcó un tiempo nuevo en las investigaciones sobre Tartessos. Volvió Carriazo a Doña Blanca en 1979 para conocer los primeros hallazgos excavados.
| Desde la torre de Doña Blanca el lugar de la intervención de Schulten, en 1981.
Emilio nos dijo que haría unos 40 años -en 1940- le contrataron unos señores, dos de ellos extranjeros -Schulten y Jensen- para hacer con unos compañeros un trabajo en Doña Blanca. Así conocimos que Schulten no se limitó a realizar una prospección superficial del yacimiento sino que optó por intervenir de una forma expeditiva y ajena a los métodos propios de la Arqueología. Lo propició que enfrente de Doña Blanca, en la Sierra de San Cristóbal, de antiguo (la primera vez en 1796) la extracción de la piedra de las canteras ‘a cielo abierto’ se ayudaba con la colocación de explosivos. Ya fuera por iniciativa de Schulten o de César Pemán -que debió de mover los hilos para conseguir el permiso y el dinero preciso-, el caso es que decidieron emplear barrenos en un enclave específico del yacimiento. Y Emilio nos llevó al lugar, a escasos 50 metros de la torre de Doña Blanca. FOTO 10
| En una imagen de mediados los años 70, la “columna estratigráfica” que mandó abrir Schulten.
| En nuestros días, el lugar y la huella de la intervención de 1940.
El sitio elegido por Schulten (que hemos marcado en su plano) fue el flanco del yacimiento que mira a las marismas, de unos 20 metros de altura conformados por las sucesivas poblaciones fenicias superpuestas desde fines del siglo IX a.C. a fines del III a.C. El fin era abrir, a modo de una gran columna estratigráfica, un perfil donde ver, desde la propia roca natural del terreno, la sucesión cronológica y material del yacimiento. Para ello, de arriba abajo y en una anchura de unos 8 metros, se colocaron a ambos lados barrenos de dinamita que colocaron los experimentados canteros. Tras la explosión se procedió a la limpieza del perfil -en lo que trabajó Emilio Barrera- para detectar los distintos horizontes culturales que conformaron el urbanismo del tell de Doña Blanca.
Hace unos meses, durante nuestra última visita a Doña Blanca recordamos lo que nos contó el amigo Emilio hace muchos años, y nos arrimamos al perfil donde Shulten abrió a las bravas un corte arqueológico. Entonces decidimos escribir este texto, de cuando Adolf Schulten, el más reconocido investigador de la España antigua durante la primera mitad del siglo XX, vino, con sus amigos Otto Jensen y César Pemán, a Doña Blanca. | Texto: Enrique Pérez Fernández y Juan José López Amador
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NOTAS
(1) María Paz Gómez Gonzalo: “Adolf Schulten en su entorno político-arqueológico: correspondencia inédita”, Revista d’Arqueologia de Ponent nº24, 2014, pp. 88-89.
(2) Margarita Díaz Andreu y Manuel E. Ramírez Sánchez: “La Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas (1939-1955). La administración del patrimonio arqueológico en España durante la primera etapa de la dictadura franquista”, Complutum nº12, Universidad Complutense de Madrid, 2001, p. 330. César Pemán también ejerció de director del Museo Provincial de Bellas Artes de Cádiz y catedrático de Historia del Arte en la Escuela de Bellas Artes de Cádiz.
(3) C. Pemán: “La ubicación de Tartessos vista desde la Tartéside”, Tartessos y sus problemas, V Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular (Jerez de la Frontera, 1968). Universidad de Barcelona, 1969, p. 233.
(4) Juan Gavala y Laborde: “Cádiz y su bahía en el transcurso de los tiempos geológicos”, XI Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias (Cádiz, 1927). Madrid, 1928, pp. 35-50. Idem: Memoria explicativa de la Hoja nº 1017. El Asperillo. Mapa Geológico y Minero de España. Escala 1: 50.000. Instituto Geológico y Minero de España. Madrid, 1936. Gavala publicaría en 1959 Geología de la Costa y Bahía de Cádiz. El poema Ora Marítima de Avieno, cuya traducción e interpretación es, a nuestro juicio, la más sólida de todas las versiones editadas del texto de Avieno. La reeditó la Diputación de Cádiz en 1992.
(5) C. Pemán: El pasaje tartésico de Avieno a la luz de las últimas investigaciones. CSIC, 1941.
(6) A. Martín de la Torre y W. Meyer: Beitrag zur Tartessos-Frage, Sevilla-Barcelona, 1939. A. Martín de la Torre: Tartessos. (Geografía histórica del SO. de España), Sevilla, 1940. J. Chocomeli: En busca de Tartessos. Valencia, 1940.
(7) Plinio el Viejo: Naturalis Historia, III, 3, 11.
(8) Manuel Esteve Guerrero: Excavaciones de Asta Regia (Mesas de Asta, Jerez). Campaña de 1942-43. Acta Arqueológica Hispánica nº3, Madrid, 1945.
(9) A. Schulten: “Ein griechischer Helm aus Spanien”, Forschungen und Fortschritte nº15, 1939: 7934, 4. C. Pemán: Hallazgo de un casco griego en el Guadalete y recapitulación de testimonios sobre la presencia de los griegos en Andalucía en los siglos VII-VI a. de J.C. Cádiz, noviembre de 1938 (consultado en Real Academia de la Historia: CACA/9/7944/107-4). Idem: “Sobre el casco griego del Guadalete”, Archivo Español de Arqueología nº14, 1941, pp. 407-414. M. Esteve: “El casco griego de Jerez”, diario Ayer, Jerez, 6 de octubre de 1939.
(10) L. Pericot: “Adolf Schulten: Su vida y sus obras. Homenaje de la Universidad de Barcelona con motivo de su 70º aniversario”. Anales de la Universidad de Barcelona, Memorias y Comunicaciones, 1940, pp. 45ss. El citado doctorado se le había concedido en 1936, pero la guerra civil impidió su entrega.
(11) M. P. Gómez Gonzalo, art. cit. en nota 1, p. 89.
(12) A. Schulten: “Forschungen in Spanien, 1933-1939”, Archäologischer Anzeiger nº55, 1940: pp.75-121.
(13) A. Schulten: “Asta Regia”, Archivo Español de Arqueología nº14, 1941, pp. 249-256.
(14) M. Esteve: “Contribución al conocimiento de Asta Regia”, Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, Madrid, 1941, tomo XVI, p. 386.
(15) Los artículos los publicó el periódico jerezano El Guadalete entre el 8 de abril y el 11 de diciembre de 1923. Los reprodujo, con una semblanza del autor, Jesús Caballero Ragel: “La búsqueda de Tartessos en Sidueña por el Cura Loco.”, 2017 (publicado en Internet). El texto referido es del 7 de diciembre
(16) A. Shulten: “Forschungen in Spanien, 1941”, Archäologischer Anzeiger nº58, 1943, pp. 19-62. Dado que, pese a reiterados intentos, no hemos podido consultar el artículo, que tuvo en España una escasa difusión, tomamos la información, traduciéndola del alemán, de Diego Ruiz Mata: “La fundación de Gadir y el Castillo de Doña Blanca. Contrastación textual y arqueológica”, Complutum nº10, 1999, Universidad Complutense de Madrid, pp. 293-294.
(17) El plano de Schulten lo reproducimos del publicado por Diego Ruiz Mata y Carmen J. Pérez: en El poblado fenicio del Castillo de Doña Blanca (El Puerto de Santa María, Cádiz), Ayto. de El Puerto, Biblioteca de Temas Portuenses nº5, 1995, p. 36
(18) C. Pemán: Memoria sobre la situación arqueológica de la provincia de Cádiz en 1940. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, Informes y Memorias nº1, 2ª ed., Madrid, 1954, p. 23.
(19) La serie de fotografías que Juan de Mata sacó en Doña Blanca y su entorno (conservadas en la Universidad de Sevilla, Fondo Carriazo) quizás fueron tomadas en agosto de 1960, cuando realizó en Cádiz un corte estratigráfico, junto a la Catedral Vieja, en la plaza de San Félix.
AGL: Yo también le agradezco su comentario.
Angel: No, no lo soy. Toda mi familia, incluido yo, somos de Jerez, aunque yo tengo la doble nacionalidad, jerezano y portuense.
Pérez Fernandez: eres descendiente del periodista que trabajó en la revista del Puerto y compuso letras de zarzuela con Alfredo Medinilla?
Magnifico trabajo que rescata la memoria de aquellos pioneros de la arqueología. Gracias!!!