En su afán por recopilar narraciones milagrosas, Alfonso X no solo incluyó en su Cancionero Marial aquellas que, escritas, se habían divulgado por Europa, sino que también incorporó las peninsulares, transmitidas en ocasiones solo por tradición oral. De entre las últimas, las que aquí comentaremos obtuvieron el privilegio de tener como redactor al propio rey, convirtiéndose así Alfonso X en el primer cronista de Santa María del Puerto.
En efecto, a lo largo de las veinticuatro composiciones líricas, observamos una inmediatez en la recogida de datos, así como una emotividad, que las caracteriza. A través de ellas conocemos las dificultades por las que pasaron los constructores del templo, los peligros que debieron superar, el número de obreros que intervinieron, el nombre del alarife y la celeridad con que se construyó. Además de esto se pueden apreciar una serie de valoraciones estratégicas, referidas tanto al lugar como a la construcción de aquella iglesia- fortaleza, dignas de ser tenidas en cuenta. | Texto: Jesús Montoya Martínez. | Universidad de Granada.