Aunque a lo largo de la historia el empleo en el ferrocarril apenas ha sido permeable para las mujeres, estas han estado inevitablemente relacionadas con la actividad en el entorno del tren. Durante décadas la participación de las mujeres se limitó a incorporar a las empresas a viudas o hijas de agentes ferroviarios que, como consecuencia de un accidente laboral, hubieran fallecido o quedado inválidos. Siempre que no hubiera más varones en el núcleo familiar. Las mujeres eran un colectivo históricamente discriminado. | Despacho Central de Renfe. Administrativas del despacho de facturaciones de pequeña y gran velocidad situado. Año 1954 |Foto: Luque | Colección Museo del Ferrocarril de Madrid.
Secretarias, guardagujas, limpiadoras, informadoras, vendedoras de billetes… Eran los trabajos que realizaban las mujeres desde los inicios del ferrocarril y que se mantuvieron a lo largo de décadas.
| Despacho Central de Renfe en El Puerto de Santa María. 1954. Fotos: Luque.
A mediados del siglo XX fue cuando las mujeres llegaron a formar parte del personal administrativo, aunque a las mujeres contratadas en trabajos auxiliares de administración se las excluía automáticamente en la promoción de la escala administrativa y, en el caso de que contrajeran matrimonio, se las separaba del servicio por la prescripción de ‘excedencias forzosas por matrimonio’. Y, casi en las postrimerías del siglo, se incorporaron las primeras mujeres a otros oficios como factor de circulación o maquinista. | Texto: Museo del Ferrocarril de Madrid.