| En la imagen de fines de los años 60 del siglo pasado, vista parcial del espacio que ocuparon las antiguas viñas en las arenas, marcándose el lugar aproximado que ocupó la de Pedro Ximénez. | Fotografía: Archivo Municipal de El Puerto.
Desde comienzos del siglo XVII se viene escribiendo y especulando sobre quién fue quien dio nombre a la uva y al vino Pedro Ximénez, y cuándo. Las hipótesis más divulgadas cuentan que la cepa era originaria de las Islas Canarias o de Madeira, de donde sería llevada a los valles del Rin a comienzos del siglo XVI e introducida poco después en el sur de España, bien por un soldado alemán al servicio de Carlos I que combatía con los Tercios de Flandes llamado Peter Siemens -cuyo apellido, por una extraña (o imposible) derivación daría lugar a Ximénez o Ximén-, o por un cardenal español de tal nombre (al que no encontrarán en la historia del cardenalato español) que lo trajo a los Montes de Málaga. (1)
Seguramente algunas de las noticias que legaron aquellos autores de la Edad Moderna descansan en algún hecho cierto, pero no parece convincente que en ese extraño viaje entre Canarias/Madeira, Alemania y el sur de España, con latitudes y climas tan dispares, se encuentre el origen de tan afamada variedad, de la que nacen diferentes tipos de vinos.
Las técnicas de identificación genética aplicadas en las vides han permitido en los últimos años vincular el origen de la variedad Pedro Ximénez con la Gibi, que sería su parental femenino (2). La Hebén está descrita como una variedad de uva de mesa árabe (zabib=pasas) originaria del norte de África que se introdujo en el suroeste de España en un tiempo impreciso de la dominación musulmana de al-Andalus (siglos VIII-XV), de donde se expandió por toda la Península Ibérica --destacadamente en Montilla-Moriles y Málaga, conocida en Portugal como Mourisco Branco-- y el sur de Francia (3).
Una tradición milenaria
Salvo en contadas y coyunturales ocasiones en las que primó el rigor religioso, el consumo de alcohol en al-Andalus --contraviniendo el mandato coránico que lo prohibía-- fue un hábito generalizado en la sociedad andalusí. Tuvo mucho que ver en ello que sus tierras y arenas de viñedos --un gran patrimonio económico y cultural-- venían de muy antiguo…
| Vides abandonadas en las arenas del portuense pago de Cantarranas (1982).
Fueron los primeros nautas fenicios que arribaron a la Bahía de Cádiz a fines del siglo IX antes de nuestra era quienes introdujeron la vid en las fértiles tierras ‘negras’ y albarizas del actual Marco de Jerez. En la ciudad portuaria fenicio-púnica del Castillo de Doña Blanca se excavaron tres lagares productores de vino datados a comienzos del s. III a.C., que conforman una de las industrias vinateras más antiguas de la Península (4).
Los romanos, que en Gades (Cádiz) se establecieron el año 206 a.C., incrementaron notablemente la producción vinícola en las campiñas que median entre las desembocaduras del Guadalquivir y del Guadalete, embarcando el preciado producto con destino a los principales puertos del Mediterráneo en el Puerto Gaditano, donde se emplaza El Puerto de Santa María, sucesor del puerto púnico de Doña Blanca (5).
Esta milenaria tradición vinatera que apuntamos es la que encontraron y continuaron los primeros pobladores que procedentes del Magreb se asentaron en las tierras gaditano-jerezanas a comienzos del siglo VIII. Será a mediados del s. X cuando en el antiguo Puerto Gaditano, que pervivió --con el nombre de Portum, El Puerto-- hasta la llegada de los musulmanes, se fundó una aldea de nombre al-Qana?ir (Los Puentes), dependiente de Saris (Jerez), entonces capital de la cora (provincia) de Sidonia.
Con el fin de explotarlas como huertas y viñedos, los andalusíes ocuparon las arenas litorales que forman el ancho manto eólico litoral (MEL) que se extiende entre el Guadalete y el Guadalquivir, tal como ya se hacía en el siglo V a.C. --arqueológicamente está constatado en el yacimiento púnico ‘Puerto 19’--, donde se exhumaron abundantes pepitas de uva e instrumentos de poda asociados a la viticultura (6). Estas arenas debían ser a las que aludía a mediados del s. XII el cadí Abu ?Abd Allah Ibn Zarqun a su paso por Jerez, afirmando que sus arenales estaban emparrados con vides (7). Como continuaron durante la Edad Moderna y Contemporánea hasta que en la segunda mitad del s. XX las arenas fueron ocupadas para su urbanización y explotación turística (8).
| Los cuatro espacios (fillojerías) de las viñas en arena que fueron repartidas a los repobladores cristianos en 1268.
En tiempos de Alfonso X
En Jerez, por tradición oral no verificada documentalmente, se cree que la denominación de la uva palomino --la que en su mayor parte copa la producción de los vinos del Marco de Jerez y la manzanilla de Sanlúcar-- proviene de Ferrán Ibáñez Palomino, uno de los cuarenta caballeros del feudo que acompañaron a Alfonso X en la conquista de Jerez en 1267, que recibió casa en la ciudad y muy probablemente tierras para viñedos; pero este extremo se desconoce pues el Libro del Repartimiento rústico jerezano desapareció en el s. XVIII (9).
En 1249 el poder cristiano ya dominaba la Bahía de Cádiz con el sometimiento por vasallaje y el pago de tributos anuales de las poblaciones andalusíes de Qadis y al-Qanatir como sus dos núcleos principales, si bien la presencia de la autoridad castellana no se materializó hasta 1258, cuando Alfonso X decidió convertir a la Bahía en el centro de operaciones de una Cruzada que debía conquistar al islam el norte de África; proyecto que tras la fallida campaña de Salé en 1260 no llegó a prosperar.
| Espuela de bronce con decoración de dos racimos de uvas. Siglo XIV (Museo Municipal). Se halló en una intervención arqueológica en la calle Durango, muy próxima a las antiguas viñas en las arenas.
En 1268, tras la ‘revuelta mudéjar’ (1264-1267) y la consiguiente expulsión de la población andalusí, se procedió al reparto a 298 repobladores cristianos de las casas y solares de al-Qana?ir más las tierras de su alfoz y las de once alquerías (aldeas) que se distribuían por la campiña portuense; que formarían parte de Cádiz hasta 1272, cuando Santa María del Puerto --como bautizó Alfonso X a la nueva población-- comenzó su propia historia como entidad independiente de Cádiz.
El viticultor Pedro Ximénez
Uno de aquellos primeros repobladores se llamaba Pedro Ximénez, probablemente procedente, como la mayoría, de tierras castellanas. Que recibió en Santa María del Puerto, en linde al recinto murado de la aldea almohade, un solar para construir casas, así como tierra calva (no cultivada) a las afueras de la población y tierras de labor en las alquerías andalusíes de Bayna y Grañina. Y también, en las arenas litorales próximas a la villa, media aranzada y media cuarta de viñas, y una aranzada de tierra que fue viñas; una modesta parcela de 4.245 m2, la misma partición que recibieron todos los repobladores en las arenas (10).
| Ubicación de las propiedades entregadas en 1268 a Pedro Ximénez en el entorno de El Puerto de Santa María. Vuelo municipal años 90.
| Espacios en la campiña portuense donde recibió tierras Pedro Ximénez y situación de las alquerías andalusíes del entorno.
En suma, se entregaron 1.281.990 m2 en las arenas de al-Qana?ir, a los que hay que sumar 74,5 aranzadas en las arenas de la lindera alquería de Casarejos, inmediata al arroyo Salado de Rota, de las que fueron beneficiados 118 repobladores.
Este espacio es el que de antiguo, al menos desde época andalusí, fue poblado de viñas emparradas productoras de uvas pasas y vinos dulces, Pedro Ximénez y moscatel, como fue tradicional hasta tiempos recientes, cuando la urbanización del litoral conllevó la práctica extinción del solar donde las vides dulces tuvieron su natural hábitat: las arenas litorales del mar de la Bahía de Cádiz, rociadas con las brisas y vientos marinos.
| Antiguas etiquetas de Pedro Ximénez de bodegas portuenses
No afirmamos, por supuesto, que el referido Pedro Ximénez llegado a tierras gaditanas en tiempos de Alfonso X fuera de quien tomara nombre el vino. Pero, mientras que las fuentes documentales sigan siendo esquivas en determinar su origen, es una hipótesis que no debe descartarse por ser las arenas del litoral gaditano, como indican los análisis de ADN, lugar propicio para que las vides se desarrollaran y expandieran en tiempos andalusíes y cristianos; mejor que desde los valles del Rin, seguro. Y pudo ser --o no-- que el viticultor Pedro Ximénez, con la dedicación y el mimo que es preciso a un viticultor y vinatero que se precie, criara un vino que tomó fama y cuya memoria, por tradición oral, traspasó el tiempo. | Texto e imágenes: Juan José López Amador y Enrique Pérez Fernández.
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NOTAS en comentarios
Magnífico documento para mi escaso conocimiento en la materia. Muy interesante.
NOTAS.
1.- Esta hipótesis sobre el origen del Pedro Ximénez comenzó a divulgarla, sin mencionar las fuentes en las que supuestamente bebió, el historiador y geógrafo holandés Paul Merula en Cosmographia generalis (1605), ed. 1636, libro II, parte 2, p. 29. Otros autores le siguieron, añadiendo datos contradictorios y confusos que se han repetido hasta nuestros días: p. ej., los alemanes J. P. Sachs (Ampelographia, Leipzig, 1661) y P. L. Berkenmeyer (Le Curieux Antiquaire, t. I, Leyden, 1729, p. 58); y los españoles Cecilio García de la Leña (Consideraciones históricas malagueñas, Málaga, 1789, pp. 56-58) o José Antonio Valcárcel (Agricultura general, tomo VIII, Valencia, 1701), que fueron las fuentes de los historiógrafos hispanos más prestigiosos.
2.- A. M. Vargas, M. D. Vélez, M. T. De Andrés, V. Laucou, T. Lacombe, J. M. Boursiquot, J. Borrego y J. Ibáñez: 'Corinto Bianco': a seedless mutant of 'Pedro Ximenes', en American Journal of Enology and Viticulture, vol. 58 (4), 2007, pp. 540-543.
Ana C. Jiménez Cantizano: “Caracterización molecular del Banco de Germoplasma de Vid del Rancho de la Merced”, Universidad de Cádiz, Facultad de Ciencias, 2014. Memoria de Doctorado. Le agradecemos a doña Ana Jiménez Cantizano, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Cádiz, la orientación bibliográfica que nos facilitó acerca del origen de la vid Pedro Ximénez.
3.- L. H. Zinelabidine, J. Cunha, J. E. Eiras-Dias, F. Cabello, J. M. Martínez-Zapateri y J. Ibáñez: “Pedigree analysis of the Spanish grapevine cultivar 'Hebén'”, Vitis nº 54, 2015, pp. 81-86.
4.- D. Ruiz Mata y A. Mª Niveau de Villedary: “La zona industrial de las Cumbres y la cerámica del siglo III a.n.e. (Castillo de Doña Blanca-El Puerto de Santa María, Cádiz)”, Actas del XXIV Congreso Nacional de Arqueología, Vol. 3 (Cartagena, 1997). Murcia, 1999, pp. 125-131.
5.- J. J. López Amador y E. Pérez Fernández: El Puerto Gaditano de Balbo (El Puerto de Santa María, Cádiz). El Puerto, Ed. El Boletín, 2013.
6.- J. Mª Gutiérrez López: “Aportaciones a la producción de salazones de Gadir: la factoría púnico-gaditana ‘Puerto 19’”, Revista de Historia de El Puerto nº24, 2000, pp. 11-46. J. J. López Amador y J. A. Ruiz Gil: “Arqueología de la vid y el vino en El Puerto de Santa María”; Revista de Historia de El Puerto nº 38, 2007, pp. 11-36.
7.- Citado en M. A. Borrego Soto: “El vino y el cultivo de la vid en al-Andalus y Jerez”. Jerez, cultura y vino, 2015, pp. 178-179.
8.- J. A. Ruiz Gil, J. J. López Amador y E. Pérez Fernández: “Navazos y viñas de arena: dos métodos de cultivo en extinción en el litoral gaditano”, El Folk-Lore Andaluz, 2ª época, nº6, 1991, pp. 123-145. J. Maldonado Rosso: “Reforma agraria ilustrada y extensión del viñedo en arenas en El Puerto de Santa María. Intento reinterpretativo”, De la Ilustración al Romanticismo, IV Encuentro, Carlos III: dos siglos después (1988), t. II, Universidad de Cádiz, 1993, pp. 31-37.
9.- Libro del Repartimiento de Jerez de la Frontera. Estudio y edición, Manuel González Jiménez y Antonio González Gómez. Cádiz, Instituto de Estudios Gaditanos, 1980, p. 154 (partida 1495). R. Sánchez Saus, “Los Caballeros Jerezanos en la “Nomina de la Frontera” de 1290”, En la España Medieval nº29, 2006, pp. 31-51.
10.- Repartimiento de El Puerto de Santa María. Ed., M. González Jiménez. Univ. de Sevilla – Ayto. de El Puerto – Cátedra Alfonso X el Sabio, 2002. Partidas 1995 (solar), 1592 (tierra calva), 634 (Bayna), 1209 (Grañina), 184-185 (viña en arenas).