Mi viejo, mi Maestro, mi Padre, El Sastre de las Artes del Mar, 81 brejes que cinela el Vato, curtido en mil batallas, ungido por el salitre de la Mar bravía, capeó por verónicas cien mil temporales, lanceó miles de golpes de Mar. Venció al levante, venció al poniente cual David contra Goliat.
Pero el destino le tenia guardada la más dura de las batallas por librar, no se amilanó, se puso su armadura de sal, cogió su navaja marinera cual espada, su hilo de cáñamo tejedor de redes como cuerda para su honda, lanzó mil sonrisas, lanzó mil lágrimas, lanzó miles de quiero curarme, lanzó millones de nunca dejaré de luchar y rezó y rezó y rezó a su Madre del Cielo Nuestra Señora La Virgen Del Carmen, a la que tantas noches de temporales se encomendó cuando el Dios Neptuno se enfadaba con los Hombres del Mar.
Hoy después de seis meses varado en el sufrimiento, en la lucha diaria de cada segundo por vivir, pululando por pasillos y salas de espera repletas de personas que en sus rostros reflejan el sufrimiento de quien se asoma al abismo del final de sus días, valientes e incansables luchadores, algunos ya montados a los lomos del caballo del Marqués de la Guadaña.
Pero Mi Padre, luchó, luchó y ganó la batalla a un cáncer de garganta. Hoy este Marinero en tierra sigue navegando, sigue su lucha, ganó la batalla, no la guerra. A veces pierde el rumbo embriagado por la nostalgia de su compañera, que hace un año nos dejó, Mi Madre, Ella si perdió la guerra. Aunque creo que Ella le ha dado más fuerza si cabe para ganar esta batalla. Te queremos mi Viejo, por valiente, por luchador incansable, en definitiva por ser lo que siempre fuiste, ni más ni menos que “Un hombre del mar” | Texto: José Grado Raposo.
Linda narración llena de sentimientos, dedicada a una profesión que casi se ha perdido y a un hombre, José, entregado por completo a su familia y a su profesión y curtido en mil batallas Qué pena de profesiones que se van perdiendo, entre otras, tonelero, carpintero de ribera, marinero, redero, que en las últimas décadas tanto contribuyeron a la economía y a la creación de puestos de trabajo en esta ciudad, por cierto, marinera por antonomasia. Hoy, visto lo que está ocurriendo, la economía y la creación de puestos de trabajo, prácticamente depende del Turismo. A ver si la Autoridad Portuaria y Gobierno Municipal, del mismo partido ahora los mandamases, son capaces de dar vida a la Otra Banda, que cada día da más pena verla, totalmente abandonada, precisamente donde se encontraba las oficinas de ente portuario y las grandes explanadas de las zonas colindantes donde se encontraba el muelle, llamado comercial.