Mientras el alcalde en funciones el socialista David de la Encina perseguía por la Feria a Curro Martínez de C’s para arrancarle el Pacto del Catavino, (le ha ofrecido que lleve las concejalías de Juventud Empresarial, la de Limpieza Pública y la de Bares y Tabernas), la caseta ‘El Catavino Lloroso’, estuvo ayer a reventar. Qué de gente timamos con nuestras raciones de puntillitas, que son tan malas que no llegan ni a chinchetas. O el cazón, que no es cazón. Ni siquiera caella. Es neumático en adobo. Y qué me dicen de la cocinera de mi mujer, que con un par de huevos se hace 30 tortillas de feria.
De la Encina se arrancaba anoche por Sara Montiel, entonándole a Curro las letrillas de 'Mala Entraña':
Currillo, Currillo, no me mates gitanillo
Que mala entraña tienes pa' mi
Como pue's ser así
Cuantas veces en mi reja, me sorprenden
Los primeros resplandores de la aurora
Esperando por si alguna vez te acuerdas
de este pobre arcarde que te adora.
... ... ... ...
Y como este domingo es el día de la corrida de los toros (con perdón), pero, con la Plaza de Toros cerrada, vamos a hacer la corrida en la explanada del Parking de Pozos Dulces... cuando lo terminen.
De los toros entiendo lo mismo que de echar hormigón en un techo. O sea, cero absoluto. Para mí, Finito de Córdoba es uno que anuncia biomanán o Morante de la Puebla un sitio perdido de Albacete, y José Mari Manzanares debe ser el más desafortunado porque es de la escuela del Alteti. Me soplan que Ana Mari Arias, la concejala de la Plaza de Toros en funciones va a proponer que la corrida la presida un otorrinolaringólogo, al que no le importe regalar las orejas
Dice la frase de Joselete, cuñado de Joselito: "quien no ha visto toros en El Puerto no sabe lo que es un día de toros". Pues así estoy.
El éxito de la feria ha sido para una caseta que tenía el nombre muy raro, casi fantasmal porque poca gente la ha visto y muchos hubieran querido entrar en ella: Caseta de 'Amigos de Conil', o algo así, que en principio yo creía que era un cajero automático de lo chiquitita que era. El camarero le dijo a mi cuñado, en plan vacileta, que en tres cuartos de hora habían vendido quinientos pinchos de atún de mil maneras. "Cualquiera entra a esta caseta con una rueda, cohone", le respondió sorprendido.
Mientras el encargado de la Caseta de 'Amigos de Conil' seguía roneando, un grupo de viejas en corro, imitando a la presentación de la comparsa de los Majaras, bailaban sevillanas colineñas, o algo parecido que, cómo les diría, se baila como si les estuvieran quemando con cerillos los tobillos. Como si pisaran la arena de Valdelagrana en hora punta y con los brazos como cuando mi mujer tiende el endredón en estos días que ha hecho mucho Levante. O sea, un baile precioso. Qué bonito, hijo, dijo uno. Estando en la caseta, apareció la Carmen Lomana y mi niño al verle el peinado le pegó un bocao en la coronilla porque creía que era algodón dulce. Fue otro gran momento de la Caseta de 'Amigos de Conil', que ya tenían listos otros dos mil pinchos de pan duro con babetas, altramuces y patatas Risi.
Pero mi gozo en un pozo. Cuando me pasé anoche por la Caseta de 'Amigos de Conil', había un colega segurata en la puerta que no me dejó entrar. Aquello estaba vacío, por lo visto la habían mandado clausurar porque los ecologistas se habían quejado que, de tan fresco como estaba el atún del ronqueo que hicieron en la Caseta Municipal, el pescado estaba vivo. Y eso no podía ser.
Yo mañana por la noche no recogeré nada en la caseta ‘El Catavino Lloroso’, que venga Ana Mari Arias y Los Puitos a quitarla y se lleven los restos de la freidora. Yo ya me voy a ir pa mi casa vistiéndome de corto y le he dicho a mi niño que infle la rueda de la carreta del Simpecado, porque ya estamos en el París-Dakar rociero. En Doñana hay más controles de avituallamiento que en todo el Tour de Francia. Señores, alegren esa cara. No lloréis portuenses, que ya está ahí la feria de Chiclana, la de San Fernando, la de Ubrique y la de Arcos... y el Rocío.
Y que tenga cuidado Curro Martínez porque el alcalde en funciones lo va a perseguir desde el Camino Viejo de Rota hasta el Camino del Rocío, con un catavino en la mano y una frase lapidaria del pregonero por antonomasia, Francisco Montero Galvache: "El Catavino de Oro es un brindis de amistad al mundo", a ver si cae la breva del pacto.| Texto: Emilio Gutiérrez 'el Libi'