Juan Luis Rincón Ares presentará mañana martes día 23, la tercera parte de la saga, ‘Cardito de Puchero. La Pringá’, a las 17 horas en la Fundación Rafael Alberti. Y así lo lo dice el autor: “Hace algunos cursos, presentando la segunda entrega, ‘Cardit@ de Pucher@. Cuando cambiamos el punto y la coma por el punto.com’, ante el alumnado del SEP “Almijar” de Trebujena, mi querido amigo Frasquito, maestro a la sazón en ese centro, me retaba a coronar esta saga: “No puede haber un buen puchero sin una buena pringá, Juan”. Ese fue el punto de partida que puso al fuego esta definitiva entrega. ¡Estáis invitados e invitadas!” Publicamos más abajo un extracto del nuevo libro, como aperitivo que invita a su lectura.
Fragmento
“Desde la distancia y el tiempo transcurrido, hoy se me ocurre que en aquellos momentos de mediados de los ochenta, subí a un tren que iniciaba una lenta marcha, que se metía en un túnel para nada negro, para nada oscuro, y que he rodado en él casi toda mi vida y ahora que ya se anuncia la claridad, la escapatoria de la boca final me hace pensar en todo lo que ha ocurrido y me hace preguntarme: “¿Ya?” “¿De veras han pasado treinta y cinco años?”.
Alguna vez me quejé a Idoia, una amiga del corazón, de que la vida era muy corta. “Corta, si, Juan; la vida es corta pero es ancha también”. Ahora que Idoia ya no está a mi lado, sé que viví con intensidad los ratos que me tocó vivir a su lado y le agradezco cada día aquella reflexión porque hoy me permite entender que no fueron vanos ni vacíos estos años, los del túnel, y que, echando la vista atrás, encuentro grandes hitos y pequeños logros: barrios que se dignificaron ayudados por nuestra labor; casas humildes donde se vivió mejor porque a nuestro lado descubrieron las palabras, los libros y la ilusión; amores que nacieron, conciencias que se desarrollaron.
Y compruebo que cuando paseo por mi pueblo mis pasos están siempre acompañados de saludos y sonrisas y recuerdo que Carmen, la que hoy me para y me da dos besos, llegó antaño a la escuela hecha un gurruño negro de ropa y ánimo y hoy levanta la cabeza y sonríe y desafía a la lluvia por más que hoy le ataque de manera especial la fibromialgia; o que Paco, que me saluda desde lejos, sigue en el paro pero alumbra sus ratos de obligado ocio con largas visitas a la biblioteca municipal; o que la secretaria de la Unión Local de mi sindicato a la que encuentro en algunas de mis luchas diarias se asomó al mundo “de lo social” gracias a las investigaciones participativas a las que obligábamos a nuestro alumnado del Graduado de los noventa y que en esa senda de escuela y descubrimientos la acompañaron muchas de las personas que hoy trabajan en la transformación social teniendo, entre otros motores, el impulso primitivo de aquellos empujones metodológicos del Centro de Adultos; saludo a maestras y alumnas que se trasformaron y crecieron al calor de nuestro trabajo, decenas y decenas de profesionales que han pasado por nuestro centro y recuerdan aquel tránsito no sólo con cariño por el trato humano sino también como una época de descubrimientos y de trabajo colectivo y transformador y hoy son motores de amor por la escuela pública y de cambio en sus centros; que a veces me llama por teléfono o por la espalda alguna voz con ecos ucranianos o magrebíes y de nuevo recibo abrazos y noticias que me confirman que fuimos el primer lugar amable para mucha gente que vino huyendo del hambre y que les dimos una caña y una navaja --la palabra, la información precisa para subsistir, la ilusión de nuevo…-- con las que pudieron pescar los primeros peces y cortar los primeros mimbres con los que construir su futuro aportando otros colores y otras esperanzas al nuestro; o los tesoros en forma de historias que recibo cuando alguien me cuenta que es el hijo o la hija de una de aquellas pioneras que hoy ya no están a nuestro lado y me narra cómo se vivió en la casa la incorporación de la madre o la abuela al Centro, las complicidades que se generaron, las dificultades que se superaron y el calor del ejemplo y la determinación en la vida de cada persona que lo vivió; y todo esto y mil cosas más que podría contar --comidas, meriendas, cenas, canciones, excursiones, bailes, diálogos, viajes, talleres, enfermedades, premios, sueños, caricias, abrazos, hijas e hijos, nietas y nietos, familias, bodas, ausencias, equívocos, excusas, lágrimas, esperas, llegadas, teatro, misterios, cine…-- han sido los lugares que fui recorriendo en mi viaje y en cada aventura, el raquítico esqueleto del tren se iba dotando de historias pero también de muebles, paredes, cuadros hasta hacerse confortable y sólido y aunque nunca me haya sentido satisfecho --hoy mismo cuando casi me despido de la escuela andamos sin portero o con el exterior de nuestro edificio con un aspecto impresentable por culpa de los recortes municipales en materia de Educación, mis compañeras y compañeros de la Secundaria cobran menos y dan más horas de clase que los profesores de los IES, seguimos sin personal administrativo desde nuestros orígenes y mendigando algunos eurillos a nuestro alumnado para poder climatizar las aulas o pagar una conexión privada a Internet porque la “oficial” no nos permitiría dar clases de Informática o que el alumnado pudiera entrar en tantísima plataforma como nos ofertas la Junta…--, aunque yo siempre tenga algo que reivindicar porque reivindicar siempre fue algo muy nuestro, debo decir que a este tren de hoy está a punto de salir del túnel no lo reconoce ni la madre que lo parió.”
El autor
Juan Luis Rincón Ares nació en El Puerto de Santa María en 1958. En la misma Ciudad donde trabajó treinta y cinco años como maestro en el Centro de Educación Permanente ‘La Arboleda Perdida’ hasta su jubilación en febrero de 2019.
3.882. Juan Luis Rincón Ares. Se jubila el maestro de Educación de Adultos
Escribe con regularidad desde hace 20 años y ha publicado con Ediciones El Boletín ‘Cardito de Puchero’ ‘Historias de la Eduación de Adultos en Andalucía’ (2008), ‘Cardit@ de Pucher@. Cuando cambiamos el punto y la coma por el punto.com’ (2014),
Las que llevan el mar sobre sus cabezas y otros cuentos morados (2015) y ‘El…, el…, el amor, ¡eso es! Relatos y cartas escogidas’ (2017). También tiene publicados otros relatos en antologías varias como como la de ‘Cuentos sin papeles’ (2006) Ediciones el Boletín. ‘Escritos con Tiza’ (2010) Editorial QD. Ha obtenido los premios literarios ‘Cartas de Amor’, de Calafell (Tarragona) y San Juan del Puerto (Huelva). ‘Café y Compás’, de Valladolid. ‘Dulcinea’, de Barcelona. ‘Cerdá y Rico’, de Cabra de Santo Cristo (Jaen). ‘Carta a un maltratador’, de Madrid. ‘Frasquita Larrea’, de Chiclana (Cádiz). Y ‘Txantrea Auxolan’, de Pamplona, entre otros.