El arzobispado de Sevilla, diócesis a la que pertenecía El Puerto, organizó una peregrinación al Vaticano, proyectada especialmente para obreros y fieles en general de escaso poder adquisitivo, de modesto nivel económico. Aquel viaje en 1894 a Roma, desde Cádiz, se realizó en buques de la Compañía Transatlántica, que tenía dispuestas cuatro unidades en el puerto gaditano, siendo el precio del pasaje --ida y vuelta-- de 35 pesetas.
| León XIII, de nombre secular Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci (Carpineto Romano, Estados Pontificios, 2 de marzo de 1810-Roma, Reino de Italia, 20 de julio de 1903), fue el papa n.º 2561 de la Iglesia católica. Su pontificado se desarrolló entre 1878 y 1903 (25 años). | Revista Blanco y Negro.
| El pasaje en la cubierta de uno de los barcos que zarpó para Roma en 1894. Por la indumentaria, mas que obreros, parecían pequeños comerciantes o gente con posibles.
A este costo debe añadirse el costo de manutención a bordo, estipulado en dos pesetas por persona y día, totalizando unas 63 o 65 pesetas, en función de los días de duración del viaje, previsto inicialmente para dos semanas, aunque podía prolongarse hasta quince días. El alojamiento en Italia era gratuito, utilizando para este fin conventos y colegios españoles.
| Flota de la Compañía Transatlántica. | Dibujo: Verdugo.
La única condición exigida para este crucero popular, social, religioso, en tercera clase, era la de pertenecer al sexo masculino. Solamente se admitían pasajeros varones, justificando esta discriminación el acondicionamiento de las instalaciones de los buques para abaratar los precios, con dormitorios y aseos colectivos, etc. “Las mujeres que quieran asistir, tendrían que viajar por vía férrea”.
| La Guía del Peregrino que hábilmente editó una imprenta de Barcelona en 1894.
Entre las recomendaciones pastorales, animando a participar a los feligreses, se encontraba una dirigida a los patronos para que facilitaran --dentro de sus posibilidades-- permisos y créditos a los obreros que estuviesen interesados en participar en esta peregrinación que tenía carácter nacional, aunque cada diócesis organizaba de forma autónoma el viaje a Roma.
| La plaza de San Pedro, en una imagen fotográfica de 1880.
No he encontrado información sobre la participación portuense, ni de la colaboración de empresarios de significada ideología católica como era el Conde de Osborne en este evento religioso, bastante original en sus planteamientos, aunque es posible que alguno de nuestros abuelos reunieran quince o veinte duros de 1894 y se animaran a atravesar el Mediterráneo para visitar al Santo Padre y hacer turismo, un placer limitado en esa época a las clases más pudientes. | Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. | A.C. Puertoguía.