| El castillo de la pólvora, antigua Batería de la Laxa, hoy bar restaurante 'El Castillito.
Este nombre es una deturpación de «laja», término geográfico que define una llanura costera en pendiente. Como la que sobre ella se asienta el Castillito o «Batería de La Laxa», así contemplado en un plano de la Bahía de fines del XVIII. De todas formas, la toponimia popular se decantó por la belleza sugerente de una joya. Gran parte de la extensión de las Dunas fue propiedad del Duque de Medinaceli.
Compañeros de paellas, fiambreras de tortillas, y primeros besos, los pinos de las Dunas de San Antón son una actuación forestal iniciada en 1904 para combatir las dunas móviles que enterraban los navazos. En dicho año, la Quinta División Hidrológico-Forestal del Guadalquivir, dirigida por el ingeniero Angel Fernández de Castro, inicia la repoblación vegetal de las dunas costeras de la zona, a solicitud de los propietarios de fincas agrícolas. Los fuertes vientos de Levante enterraban los frutales y viñas de los navazos de San Antón, de La Laja -o «Alhaja», como ya hemos visto- y de Mochicle.
| Pino piñonero.
En 1907, el informe de la Administración da por concluidos los trabajos en su primera fase. Tras el registro de la legalización de los terrenos privados del enclave -se expropiaron tres fincas particulares de 16 hectáreas de extensión-, se llevó a cabo la fijación de los médanos de arenas en La Puntilla y San Antón mediante la instalación de 21.734 metros lineales de bardos de retama, con una extensión de 10 hectáreas en total. Se plantaron 14 hectáreas de pino piñonero y negral. Para asegurar el éxito de la operación, los esquejes fueron rodeados por plantas de estas especies y de pino canariense e insigne, cipreses, acacias reales, eucaliptos y siempreverdes, procedentes del vivero instalado. Una extensión formada por 30.000 ejemplares.
En dicho año se registra la construcción del citado vivero y de una caseta de pernoctación, que en 1912 serán sustituidos por el actual edificio conocido como «la Forestal», desde entonces, blanqueado vigía de los bañistas de La Puntilla. En el vivero se ensayaba el resultado de aclimatación de algunas especies nuevas en los terrenos arenosos portuenses como la mimosa, jacaranda, araucaria del Brasil, falsa pimienta, guayaba «y diversas planta procedentes de Chile», añade el informe.
Dentro de los trabajos que transformarían este tramo de la costa local, se arregló el camino desde el interior de San Antón hasta el Castillo de la Pólvora --el Castillito--, delimitándose con alambre espino el sendero. División de Montes se transformó tras la Guerra Civil en Icona, que en 1984 transfería la jurisdicción a la Junta de Andalucía a través de la AMA. La repoblación forestal quedó asentada, logrando el efecto protector sobre los médanos, y convirtiéndose en un «Monte de Utilidad Pública», por su explotación de piñas y leña, actividades que perdieron su importancia inicial, y de ahí la solicitud del Ayuntamiento de convertir a los pinares como parque periurbano.
Durante todas estas décadas se han convertido en testigo de la evolución de los tiempos y compañeros de paellas, fiambreras de tortilla y primeros besos. «Inútil por naturaleza» Por tanto, toda extensión ha sido obra reciente.
1.073. EL MARQUÉS DE LA ENSENADA. Su destierro en El Puerto.
En 1761, el Reconocimiento de Campo de El Puerto, del Catastro de Ensenada de 1761, atisba este rincón costero portuense --menos extenso que el actual, debido a la sedimentación en La Puntilla-- como un inmenso dunar «de tierra inútil por naturaleza», salpicada por oasis de viñas, pinos y chaparros.
|Catastro de la Ensenada. El Puerto de Santa María.
| Juan Francisco de la Cerda y Enríquez, VIII duque de Medinaceli
Gran parte de lo que ahora es terreno público, pertenecía al Duque de Medinaceli, con quien la Corona sostuvo diversos pleitos por sus propiedades portuenses. Dicho catastro registra que en el «Sitio de San Antón» posee 500 aranzadas de terreno (1 aranzada son 4.444 metros cuadrados), de los cuales 200 eran de pinares, 100 de chaparros y 200 de tierra inútil .
De todas formas, palidece con lo que fue Coto del Duque (Valdelagrana), donde era dueño de más de 14 millones de metros cuadrados. Una veintena de pequeños propietarios conforman la extensión de las Dunas: desde Juan Refiner, con 9 aranzadas -6 de viñas de segunda categoría, 3 de tierra inútil -, a Tomás Alvarez «El Rompido» que poseía 1 aranzada de viña de tercera. La costa portuense continuaba por los pagos de Mochicle y Valdeazahares (Fuentebravía). | Texto: Francisco Andrés Gallardo Alvarado.