Dice el populacho que El Puerto de Santa María está muerto y eso es peligroso. Es peligroso porque, en este mundo de ritmo vertiginoso en el que vivimos, uno no tiene tiempo ni para acordarse de los muertos. Y lo que caiga en el pilón del olvido está condenado a morir. Hay que frenar, recordar, pensar de dónde venimos, qué fuimos, qué tuvimos, qué hicimos tiempo atrás. Los responsables municipales y los portuenses tenemos que hacer el esfuerzo de recordar mucho de lo olvidado y reflexionar sobre qué es nuestra Ciudad y qué podría ser. Ni sus propias defensas lo protegen de la enfermedad, sino que lo atacan.Menos la naturaleza, todo lo que se abandona evoluciona al caos, pero debemos ser conscientes que con nuestro empeño y nuestro esfuerzo --el de todos-- esta Ciudad evolucionará en espectáculo.
Así que vida mía --empezando por nuestra imagen-- coge la bolsita y métela dentro del contenedor, criatura, que tenemos mucho patio por barrer. | Texto e ilustración: Alberto Castrelo.
Aparte de una cuestión sanitaria y estética, el tema de la limpieza de la ciudad es un tema económico. Una ciudad que se supone que tiene en el turismo el más importante de sus motores no se puede permitir este grado de suciedad y dejadez. El tema de las cagaditas, y las meaditas, clama ya al cielo. Se han hecho campañas de concienciación, etc., pero está claro que hasta que no se ponga firme a los incívicos y a los guarros a base de sanciones ejemplarizantes no vamos a avanzar con el problema. Que poner más vigilancia va a costar dinero, pues claro, pero es que la suciedad ya le cuesta dinero a la ciudad. Si yo fuera turista en El Puerto no volvería a una ciudad que me recibe en este estado lamentable.
Y si a las bolsas, le sumamos la recogida de las cagaditas de los perros, mejor que mejor. Con lo bonito que sería ir mirando al cielo y tener que ir mirando continuamente al suelo!!!!