| Cuadro de la Inmaculada Concepción, en la Capilla del Mercado Central, procedente del destruido Convento de Los Descalzos (con cuyas piedras se construiría el citado Mercado), que exisiía en la actual Plaza de Isaac Peral. A la derecha de la imagen, según Luis Suárez, aparece representado Bartolomé Díaz Laurel o Laural, aunque existen discrepancias al respecto.
Al expulsar a los jesuitas pienso que ninguno se fue realmente, siendo acogidos en casas particulares de la zona o escondidos en conventos de religiosas, como dicen que ocurrió con varios miembros de la compañía de Jesús, que permanecieron ocultos a la vista del público, alojados en el convento de las Capuchinas. Parece ser que estos religiosos, en su afán de no estar ociosos se entretuvieron en pintar con pintura blanca el bello retablo dorado existente en el altar central, un auténtico disparate. Otros no fueron extrañados "legalmente" como es el caso de dos legos que se encontraban gravemente enfermos, recogidos en casa de Don Francisco de Paula Costa junto a otros dos que actuaban de enfermeros con permiso de la Junta Revolucionaria "mientras durase esa situación".
Pudieron llevarse sus pertenencias personales, "excepto las bibliotecas alta y baja que quedaron selladas y sobrellavadas con dos llaves: una, en poder de la Junta y otra en poder del representante de la Compañía, incautando la Junta los denominados "Libros prohibidos" bajo inventario. Se nombraron a los Sres. Reyes y Gaztelu como comisionados para este fin, haciéndose lo propio con las bibliotecas de la Aurora y de los Descalzos (que la mayoría se encuentran en el Archivo Histórico Municipal) aunque de esta última, que la componían más de 700 libros, solo "aparecieron" la mitad. El resto se perdió... por el camino. | Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.
Con la última disolución y expulsión de los Jesuitas de España, decretada en 1932 por el Gobierno de la 2ª República se trasladaron de nuevos los libros de la importante biblioteca del Colegio de El Puerto y me imagino que también de otras comunidades. En ese ir y venir muchos libros se perdieron y desaparecieron.
Creo que hay un libro publicado sobre ese tema.
Disparate mayor que pintar de blanco el retablo dorado fue en pleno siglo XX, en tiempo de paz, destruir todo el retablo y la iglesia y enseres del convento tras su venta. ¡ Qué salvajada autorizada por el obispado !
Posiblemente el retablo ya estuviera pintado desde siempre dejando dorados los relieves para realzarlos o se pintara por estar deteriorado la mayor parte del dorado. Hubo muchas modas venidas de América.