El lugar, probablemente, con mayor número de maldad por metro cuadrado está en el módulo 15 de un penal de El Puerto de Santa María. Yihadistas sanguinarios, etarras que quieren más bombas como Txikito, célebres asaltabancos como el Solitario... En total, 51 tipos en celdas de aislamiento. Y cinco funcionarios que lo viven, nos cuentan, como una condena. | Puerto III. Es el pasillo del módulo 15. Está en el centro penitenciario con mayor número de reclusos considerados peligrosos en España.
Es inevitable vestirse y pensar en Fabrizio Joao Silva y en lo que pasó hace exactamente dos años. Más de 100 kilos en 1,80 metros de estatura, en prisión por asesinar a su novia. Posteriormente mató a patadas a otro recluso en Alcolea (Córdoba). Vestirse y salir de casa no tiene mucha historia excepto si se es uno de los cinco funcionarios de prisiones que actualmente trabajan en el módulo de aislamiento de Puerto III. El primer pensamiento de la mañana es volver a casa y que no haya algún problema grave. Sólo son cinco para 51 internos. El centro penitenciario de España con mayor número de reclusos considerados como peligrosos y conflictivos es Puerto III.
La imagen sigue ahí. En el módulo 15, en julio de 2016, Fabrizio atacó a los seis funcionarios que había ese verano con un estilete casero que sacó de un zapato. A uno le perforó la mejilla y le arrancó de cuajo varias piezas dentales. A otro le cortó en el brazo, que utilizó como defensa para parar la estocada mortal dirigida a un órgano vital. A un tercero le apuñaló en el cuello, y estuvo a punto de alcanzarle la yugular.
| Foto: Fito Carreto.
La puerta que da acceso a los funcionarios al lugar que probablemente acumula más maldad por metro cuadrado es similar a la de una residencia de ancianos. Soleada, con macetas que la adornan e incluso un cuadro con una lámina. Dentro ya no está el guineano. «Era puro nervio y pura maldad», le recuerdan. Lo sacaron de allí y sobre él pesa una condena más, de 19 años, por las agresiones que perpetró ese día. Pero hay otros. «Da igual», dice un funcionario. «No importa el peso o la estatura, o si se está fuerte, que los hay, porque algunos hacen ejercicio. Se trata de la maldad y del nervio que tenga el recluso. Saben que no tienen nada que perder porque ya lo han perdido, y saben que van a pasar mucho tiempo entre rejas. Les da igual un muerto más, un herido más, un jaleo más o una condena adicional».
El 20% de los más peligrosos, en Puerto III
En España hay 70 internos calificados como de máxima peligrosidad. Son los 91.3, dentro del catálogo del régimen Ficheros de Internos de Especial Seguimiento (FIES). De los 70, 13 están en Puerto III: supone casi el 20%. También hay 32 internos en régimen 91.2, y otros seis en otras categorías consideradas peligrosas (aislamientos provisionales y otras situaciones especiales). La situación ha empeorado a principios de este año porque ha subido la proporción de internos 91.3 y 91.2.
| Vista aérea del Centro de Cumplimiento Penitenciario 'Puerto III'.
La dotación máxima legal para los módulos de aislamiento en las cárceles españolas es de 20 reclusos, «algo que no se cumple en el caso de Puerto III, donde con 51 presos peligrosos se duplica la cifra de Botafuegos (Algeciras). Allí tienen 36 reclusos en su módulo 15 y sólo ocho de ellos son 91.3», explica Ángel Luis Perea, responsable de prisiones del sindicato CSIF en la provincia de Cádiz. A Instituciones Penitenciarias se le llevan solicitando «desde 2014» mayores medios, más personal y sobre todo una reducción en el número de presos de alta peligrosidad, de acuerdo a los estándares que tienen otros centros.
El módulo se compone de 70 celdas
Repartidas en cinco galerías largas. Cada una de las galerías sólo puede ser ocupada por 10 internos. También hay otras cinco galerías cortas para cuatro internos como ocupación máxima. Perea detalla que en esas galerías del 15 se encuentran aquellos presos calificados por su peligrosidad como 91.2 o 91.3. Los presos 91.2 pueden salir en grupos de cinco al patio durante unas horas al día. Los 91.3 sólo puede salir en grupos de un máximo de tres y también pocas horas. El patio es exclusivo para los 51 internos del módulo 15.
¿Y en qué se traduce todo esto en el día a día? Muchos conflictos; intentos de agresión; destrozos de cristales «que se llegan a tragar», de luminarias y de ventanas de las celdas; inundaciones; incendios provocados... El pasado año hubo que evacuar a un interno en helicóptero para que recibiera asistencia médica.
Presos multirreincidentes
Hacen vida en la celda. «Se trata de reclusos que no asumen sus delitos ni las consecuencias de los mismos», indica una fuente de toda solvencia. «Son multirreincidentes», indica además Perea. Provocan numerosos conflictos no sólo con los funcionarios de prisiones, sino con el resto de los reclusos. Cuando toca patio quieren salir solos, o deciden no salir, o exigen salir de tarde o mañana, o acaban peleándose con el compañero que los acompaña. «La distribución, con exigencias, y en tan alto número, es como hacer y rehacer un puzle». Son tremendamente susceptibles. «Que no haya café en el economato o quedarse sin tabaco puede ser el detonante de un conflicto en el módulo».
También van al 15 los que cumplen sanciones de aislamiento y provienen de otros módulos penitenciarios. Sin contar con los internos de tránsito, que proceden de Canarias y Algeciras y que permanecen en Puerto III temporalmente, al ser una cárcel considerada como cabeza de conducción, que recibe a los presos catalogados como 91.3 en sus traslados hacia otros centros penitenciarios.
En el 15 hay miembros de bandas organizadas, etarras y yihadistas
Entre los más famosos está Younes Zayyad, condenado por pertenencia a la Brigada Al Andalus por la Audiencia Nacional. «Es tranquilo, aunque se activa cuando detecta movimientos en la organización». No es el único terrorista. También está el que es considerado el nuevo ideólogo del terrorismo vasco: Iñaki Bilbao Goikoetxea, alias Txikito, famoso por amenazar a jueces y fiscales de la Audiencia Nacional. En 1983 Bilbao fue condenado a 52 años de prisión por distintos delitos. En 1997 el Ministerio del Interior dictaminó su acercamiento a las cárceles vascas por una presunta evolución positiva «puesta de manifiesto en el rechazo a los postulados de la banda y el abandono de los planteamientos que lo llevaron a delinquir». Y eso que cinco meses antes, y coincidiendo con el asesinato de Miguel Ángel Blanco, había agredido a un preso común que colgó un crespón negro en un retrato del edil asesinado por Txeroki. Pese a la reciente agresión, y al cumplir 18 años entre rejas, en 2002 salió a la calle. Poco después, mató a tiros a Juan Priede, concejal socialista de Orio (Guipúzcoa). Condenado a 45 años de prisión, ETA lo expulsó en 2014 por postularse contra la disolución de la banda. Desde el módulo 15 escribió hace dos años el documento 'La guerra se gana a tiros', pidiendo la vuelta a los atentados.
El Solitario
También está allí el atracador de bancos más famoso de los últimos tiempos: Jaime Giménez Arbe, el Solitario. Atracó una treintena de entidades bancarias y mató a dos guardias civiles en Castejón (Navarra). Una bala perdida durante un tiroteo con las fuerzas de seguridad acabó también con la vida de un policía nacional. No es especialmente conflictivo, pero tiene un comportamiento impredecible. Está en aislamiento de primer grado por sus antecedentes.
La amalgama de internos peligrosos y su alto número generan multitud de conflictos e incidentes regimentales. Y todo ello, un elevado riesgo para la integridad física para los funcionarios, que se fían de seguir al milímetro los protocolos, y para los propios internos. No es sólo controlar las salidas al patio: es cuadrarlas, llevarlos a la peluquería del centro (donde son vigilados a través de un cristal), asistirlos en las reuniones que mantienen con el equipo técnico (educadores sociales, psicólogos, trabajadores sociales...), elaborar informes y controlar la correspondencia, como la interceptada a Txikito en 2016 instando a continuar con la violencia terrorista.
| Torre de control de Puerto III.
La cifra de internos de máxima peligrosidad es «demasiado elevada» y se dan situaciones «ingobernables». La masificación, la falta de personal y un material de seguridad «obsoleto», según denuncian los sindicatos, han hecho que la responsabilidad civil subsidiaria de la agresión perpetrada por Fabrizio Joao Silva vaya a recaer en Instituciones Penitenciarias. | Texto: Laura Garófano. | Fuente: El Mundo.
Evidentemente no se puede negar la peligrosidad y dificultad de trabajar, ya no solo en Puerto III, en cualquier centro penitenciario del mundo. Pero también tiene cosas buenas, como la alegría que comparten contigo los presos cuando reciben la visita de su familia, cuando hacen talleres y aprenden a leer, a hacer trucos de magia, etc; esa ilusión de niños que pocas personas pueden experimentar a esa edad y en un lugar como ese.
Podéis llamarme loca pero a mi ni esto ni nada me echa para atrás. Voy a trabajar en la cárcel, y a mucha honra.