Antonio Ponz Piquer, el ‘abate Ponz’, fue un historiador ilustrado, pintor y viajero que visito El Puerto de Santa María en el último cuarto del siglo XVIII y dejó escrito en su ‘Viaje de España, o Cartas en que se da noticia de las cosas más apreciables y dignas de saberse, que hay en ella’ sus impresiones sobre nuestra Ciudad, son positivas, “llegué a esta bellísima ciudad del Puerto de Santa María: digo bellísima por su excelente situación, por sus vistas y avenidas, calles aseadas y otras muchas circunstancias”, no así de la mayoría de “sus edificios civiles, profanos y sagrados hay muy poco que huela a buena arquitectura, lo suple el aseo y limpieza de los mismos, el excelente empedrado de las calles, con sus mejores anditos”. La obra se componía de 17 volúmenes en forma epistolar que empezaron a imprimirse en 1772. Su sobrino José Ponz añadió y concluyó, un decimoctavo volumen que había quedado sin terminar y se imprimió póstumo en 1794 referido a Cádiz, Chiclana, Puerto de Santa María, Medina Sidonia, Tarifa, Gibraltar, Ronda, Sanlúcar de Barrameda, Lebrija, Osuna, Antequera, Málaga, Alhama.
Carta II “Salí de la Isla de León, y andadas cuatro leguas, llegué a esta bellísima ciudad del Puerto de Santa María: digo bellísima por su excelente situación, por sus vistas y avenidas, calles aseadas y otras muchas circunstancias”.
| Tomo XVIII. Vda. de Ibarra. Madrid, 1794
“El trozo de camino desde Puerto Real hasta el Puerto de Santa María es de lo mejor que he visto en parte alguna. Se han hecho recientemente dos famosos puentes de barcas para los dos brazos de Guadalete que hay que atravesar en esta distancia de dos leguas, llamado el primero río de San Pedro, ejecutados ambos por Don Isidro Zator o Sartor, vecino del Puerto de Santa María, bajo las órdenes del Señor D. José Eguiluz, actual Corregidor de Jerez de la Frontera. Se compone de nueve barcas, con piso de tablones encima; y su extensión es de más de doscientos cincuenta pies: se hizo en el año de 1790. Todo me pareció bien ejecutado y hecho con solidez, así el terraplén y nueva calzada de ambos lados, como el pilotaje y otras cosas necesarias para la seguridad de esta obra: tiene levadizo uno de sus ojos para que pasen las barcas, dividiéndose por medio en dos mitades; cuya operación se hace por medio de dos manubrios de los lados, que, haciendo rodar sus linternas por un arco dentado, eleva el medio ojo haciéndole girar sobre un eje. En este puente está la división del Puerto de Santa María y Puerto Real.
| En la imagen, puente de barcas en Sevilla.
Continuando desde aquí a dicho Puerto de Santa María, se pasa el segundo puente antes de entrar en la ciudad. Se compone de siete barcas entramadas y aseguradas según pide esta clase de obras para su duración, y con respeto a las crecientes y menguantes de dicho río, que son sensibles hasta el puente de Jerez junto a la Cartuja, dos leguas distante de aquí. A dicho segundo puente llaman de San Alejandro; y en ambos hay sus compuertas para dar paso a los barcos de tráfico que van y vienen de la Bahía de Cádiz y otros Puertos.
Las aceras o ánditos.
Pasado el puente, y atravesando una plazuela nuevamente fabricada se entra en la ciudad. Aunque en sus edificios civiles, profanos y sagrados hay muy poco que huela a buena arquitectura, lo suple el aseo y limpieza de los mismos, el excelente empedrado de las calles, con sus mejores anditos de losas a los lados harto mejores que los de ahí. La que llaman calle Larga tiene medio cuarto de legua de longitud, llena de tiendas, almacenes y otros edificios de personas ricas.
| Al fondo a la derecha, la casa palacio del Marqués de la Cañada, hoy Hotel Santa María.
La casa palacio del Marqués de la Cañada
Las que caen al lado de poniente gozan de la deliciosa vista de Cádiz y de toda la Bahía. Allí vi años hace la del Marqués de la Cañada D. Guillermo Tirry, y en ella la célebre colección de preciosidades de todas clases, dignas de la instrucción y buen gusto de dicho caballero, que después de su muerte pasaron a poder de otros dueños; y he vuelto a ver parte de ellas en Cádiz y en Jerez.
Era mucho lo que allí había de libros raros y estimables hasta siete mil volúmenes, y lo mismo de pinturas, estampas, medallas, dibujos y otros monumentos de la antigüedad.
| Dibujo realizado por Guillermo Tyrry en 1764 sobre el sarcófago romano.
| El sarcófago, en la actualidad, en el Museo Arqueológico de Jerez.
Entre estos todavía se conservan en la casa, y entre ellos es de mucho aprecio, aunque no por lo tocante a la excelencia del arte, un sepulcro antiguo de mármol que se encontró en Medina Sidonia. En el lado principal hay una medalla con dos bustos de bajorrelieve, y dos figuras de sátiros como sosteniéndola: en lo demás se ven esparcidas figuras de amorcitos y bacantes, con diferentes ornatos. También es muy curiosa una urna cinericia, con dos cabezas de Júpiter Amon por asas, y adornada con follajes de exquisito gusto, que se encontró en Cádiz en la playa del mar.
En una de las paredes de esta casa todavía se conservan embutidas las siguientes inscripciones romanas:
Aunque el número de camafeos y de otras piedras grabadas no era grande, las había muy singulares. Las medallas fueron a parar a esa Real Academia de la Historia; y otras muchas cosas las adquirieron otros dueños con su muerte, como hemos dicho. Ciudadanos de esta clase perece que merecerían más larga vida: en mi dictamen son de grande ornamento para las ciudades donde están establecidos.
La profusión y medios que así aquí como en Cádiz ha habido para gastar en obras de ningún gusto, ha sido causa de las extravagancias con que han pretendido adornar las iglesias, en las que apenas hay retablo ni ornato que no sea ridículo. Sin embargo en la de San Francisco he visto un buen cuadro del Españoleto que me ha parecido repetición de otro igual que hay en la Iglesia vieja del Escorial, y representa a San José en su taller acompañado de la Virgen y el Niño, figuras del natural.
Iglesias y Conventos
En la portada de la Iglesia de P.P Dominicos está colocada una figura de mármol de Nuestra Señora con el Niño en brazos, en la cual se reconoce el estilo de Alejandro Algardi. En la Iglesia de Padres Agustinos hay una muy buena figura de Jesu-Christo con la cruz acuestas, cuya ejecución atribuyen a un sacerdote de Jerez, discípulo de Montañés. Desde la ciudad hasta el Convento de la Victoria extramuros hay un paseo delicioso, plantado de árboles; pero de la Iglesia no hay que contar en nuestro asunto de las Artes.
Fuente de Galeras
Los alrededores del Puerto de Santa María son bastante deliciosos, con algunas casas de campo, viñas, olivares, etc. Una de las obras más útiles de esta ciudad es la copiosa fuente cercana al embarcadero de la barra, de donde la llevan a vender a Cádiz; y se surte este pueblo, como también los navíos?que la necesitan para sus largos viajes. Hay en ella el letrero siguiente:
Esta agua que se tienen por muy saludables y excelentes para embarcar en los largos viajes de América y otras partes, nacen junto a la Ermita de la Piedad camino de Jerez.
Entorno
El río Guadalete se introduce en la misma Bahía por el lado meridional de la misma ciudad, en la cual se embarcan los que quieren ir a Cádiz por mar, que son los más; pues solo dista tres leguas, que en tiempo favorable se suele navegar en una hora; y yo también hice este viaje en otra ocasión, y me divertí mucho con las buenas vistas de los pueblos y navíos que por todas partes se presentan a la vista, y por los pasajeros que continuamente van y vienen convidando los marineros, así en el Puerto como en Cádiz a todas horas. Luego que se sale se deja a mano derecha el Castillo de Santa Catalina, y más distante en la misma costa la villa de Rota: sobre la izquierda se quedan los ya referidos pueblos de Puerto Real, la Isla de León y la Carraca.
Capitanía General
Esta ciudad es la residencia ordinaria de la Capitanía General de Andalucía, y en tiempo que lo era el Excelentísimo Señor Conde de O’Reigli, se esmeró en hermosearla por varios términos (lo que también hizo en Cádiz); de suerte que como yo ya las había visto antes, conocí desde luego lo que habían ganado en aquel intervalo. Sobre la ribera del Guadalete estableció un jardín público para paseo y diversión del pueblo, adornándolo de flores, naranjos y otras plantas, con comodidad de asientos, que es una delicia.
La Prioral y la leyenda
En esta ciudad solo hay una parroquia, que es la Iglesia Prioral, con su anexo, y ocho o nueve conventos de Regulares de ambos sexos. El antiquísimo nombre que tuvo el Puerto de Santa María ya se sabe que fue el de Menester su fundador, Menesthei Portus, quien según las historias, fue un capitán griego, natural de Atenas, que sirvió en la guerra de Troya; y después, recorriendo los mares y superando el estrecho de Gibraltar, vino, como dicen, a dar aquí con sus huesos, fundando la ciudad, etc....
Caminito de Jerez
Salí del Puerto de Santa María muy gustoso de haber visto las cosas que le he contado a V., y tomé el camino de Jerez, distante dos leguas por la vía más corta. La primera tirada hasta cosa de media legua es bellísimo camino recto, entre olivares, viñas y otras plantas, y luego tuerce a mano derecha la nueva calzada, haciendo algún rodeo hasta dicha ciudad de Jerez. Yo fui por dirección más corta atravesando un puertecillo, que creo llaman de Buena-Vista, y si no se lo llamo yo, pues no puede ser más deliciosa la que presenta de su cumbre, particularmente volviendo los ojos a Cádiz, a la Bahía, y a todos los pueblos de sus contornos que quedan nombrados; a las salinas que sobresalen en la campiña, canales, etc. Crea V. que es un espectáculo de incomparable recreo; y todos los dichos pueblos parecen acabados de construir por la blancura de sus caseríos”. Págs. 54 y 57-66
Ofrecía esta obra de Ponz, no sólo un inventario de monumentos y un informe documental sobre la conservación del patrimonio artístico epigráfico, pictórico, escultural y de arquitectura y otras obras de arte que contempló en el curso del mismo, sino una descripción de las mismas desde un punto de vista fuertemente influido por la Ilustración y el Neoclasicismo y una visión mucho más amplia que abarca los múltiples aspectos de la realidad social del país en esos momentos, si bien con amplitud inferior a Eugenio Larruga. De algunos de los tomos se publicaron hasta 13 ediciones; en su obra se echa de ver que no le gustaba la situación del campo, porque estaba despoblado y poco o mal explotado, y hacía notar que los mercados interiores estaban mal comunicados. Percibía, además, cierta crisis en la creación artística en relación con otras épocas más brillantes, como la segunda mitad del siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII; le horrorizaban los excesos del barroco posterior. Para recompensar sus trabajos Carlos III le otorgó las rentas eclesiásticas de La Prestamera de Cuerva, arzobispado de Toledo, e influyó para que se le concediese la Secretaría de la Academia de San Fernando (1776).
El profesor doctor Juan Gómez Fernández, recoge a este personaje en su libro ‘El Puerto en la visión de los viajeros ilustrados y románticos’ editado en 2016.