En el 2001 se iba a criar Vino Fino y Oloroso en la Luna, en la base ‘Clavius', erigida por los norteamericanos en 1994. La alusión al vino del Marco del Jerez es un homenaje que hace el autor de ‘2001, una Odisea en el espacio' a su bebida favorita. Qué más inaudita delicatessen que fabricar vino del Marco del Jerez en cualquier parte del Universo, imaginó Arthur Clarke basándose en una novela corta de este último titulada El centinela, escrita en 1948 y publicada originalmente en la revista 10 Historias de Fantasía, en 1951. En 1966 realizó el guión cinematográfico al unísono con Kubrick. Se cumplen 50 años del estreno de la película de 1968.
1968
El año del estreno de la película, era alcalde de El Puerto de Santa María, Luis Portillo Ruiz. En junio se celebraba en en la Ciudad un pleno de la Diputación Provincial que se pronunciaba sobre la expansión universitaria en la provincia, algo de lo que El Puerto no se vería beneficiado y que produjo, por su desacuerdo que, un año después Luis Portillo abandonara la alcaldía al no verse apoyado para tal empresa por los propios concejales de la Corporación Municipal. El poeta José Luis Tejada publicaba ‘El cadáver del alba’. Se proyectaba en el Teatro Principal ‘El Planeta de los Simios’ y en el Central Cinema '2001, una odisea en el espacio'. Se estrenaba en la Scala de Milán, un ballet basado en el poemario de Rafael Alberti ‘Sobre los ángeles’, que ese año publicaba ‘Roma, peligro para caminantes’.
En la revolucionaria novela espacial el administrador de la mencionada base lunar 'Clavius', Ralph Halvorsen, obsequia con una copa a Heywood Floyd, el investigador que acude al satélite para estudiar el monolito descubierto perteneciente a una civilización anterior a la aparición del hombre en la Tierra. El vino de Jerez que toma el científico está fabricado en los laboratorios biológicos lunares, ya que la base es autosuficiente en todas sus necesidades. Clavius está ubicada en el segundo cráter de la cara visible de la Luna y está habitada por 1.100 hombres y 600 mujeres.
Floyd se hundió en un cómodo sillón de cuero, siéndole ofrecida una copa de jerez, obsequio de los laboratorios biológicos lunares. —¿Cómo van las cosas, Ralph? —preguntó Floyd, paladeando la bebida primero con precaución, y aprobatoriamente luego.
Según se reseña en la novela, Floyd paladea "con precaución" este sherry extraterrestre y después con su gesto aprueba la calidad de la bebida artificial. Esta alusión literaria suscita una sonrisa al que fuera director de Fedejerez y ex gerente de la Asociación de Criadores y Exportadores de Sherry, Juan Luis Bretón, quien resaltaba que ningún vino fuera del Marco podrá llevar el nombre de ‘jerez', aunque dentro de unos decenios pudiera clonarse en la mismísima Luna. Dentro de la UE, la normativa comunitaria establece que los vinos han de seguir una serie de normas de crianza y calidad y las denominaciones están bien delimitadas en su producción.
No hay imitaciones del sherry en la Unión Europea, pero los más apreciados caldos de aperitivo son ‘copiados' por todo el planeta. Se han llegado a imitar 20 veces la producción de los caldos de la zona. "Nuestro producto tiene una Denominación de Origen por lo que sólo los criados en esta zona pueden ser ‘jerez', como está reconocido en la UE. Sin embargo, en Estados Unidos por ejemplo, no se reconoce la limitación de la Denominación y hacen vinos que llaman ‘sherry' y ‘málaga'", explicaba Bretón. Los abogados del Marco tuvieron que bregar de lo lindo durante lustros para erradicar los ‘British Sherry' y demás caldos de imitación dentro de las fronteras comunitarias.
Desde enero de 1996 no hay ningún vino europeo que pueda llevar el apellido ‘sherry’ salvo los gaditanos. El vino del Marco es imitado por bodegas de Moldavia, Australia, Estados Unidos, Méjico, Sudáfica y Moldavia. En América se pueden encontrar en las estanterías de las tiendas de bebidas botellas de La Ina, Tío Pepe o Fino Quinta pero también de marcas de ‘sherry' que se cría en California y en el estado de Nueva York. Además, hay un denominado ‘sherry' canadiense, "pero eso es ya un brebaje indecente, es líquido con alcohol", matiza Bretón.
Algo parecido es la concepción del vino jerezano que imaginó Clarke para la Odisea en el Espacio y que en estos tiempos deberían haber tomado los habitantes de la Luna si la carrera espacial hubiera proseguido el ritmo de los años 60 del pasado siglo. Stanley Kubrick, el más detallista (y jartible, como diríamos por aquí) de quienes se han puesto detrás de una cámara no colocó en escena el detalle del vino. Al siniestro ordenador HAL a buen seguro que se le hubiera endulzado el carácter con una copita.
Por ahora el Sherry no tiene competencia más allá de la atmósfera pero desde Fedejerez reconocían que hay imitaciones ciertamente logradas como las que hacen bodegas de Sudáfrica. "Allí también se cría el vino con velo en flor, como nosotros, pero no deberían denominarlo ‘sherry'. Este método también se copió en Chipre, pero eliminaron la denominación jerezana ya que este país entró en la UE", exponía Bretón.
En Moldavia, un país del Este de Europa que tendrá que esperar lustros para acceder a la Unión aunque lleva desde 2005 participando en el Festival de Eurovisión, también se elabora vino jerezano de imitación, como asimismo se ha detectado en Australia, Uruguay, Méjico. "Cuando tomas un vino del Marco auténtico notas la diferencia con uno de imitación. Los que toman verdadero sherry dejan de lado el falso", aseguraba el ex director de Fedejerez, Juan Luis Bretón que hoy luce 82 años. Ya veremos que pasará en un futuro con los ‘lunáticos'. | Texto: Francisco Andrés Gallardo.