Hijo de Balbino Cortés de Bea, coronel de infantería, y de Josefa Francisca de Paula de Morales y Jiménez. Balbino ingresó como subteniente de menor edad del regimiento provincial de León, del cual era su padre coronel. En 1824 emigró a Londres después del fracaso de la intentona del general Valdés en Tarifa, en la cual tomó parte. Combatió en las barricadas de julio de 1830 en París, y fue herido por casco de metralla en ambas rodillas, quedando lisiado y teniendo que abandonar el ejército, regresando a España después de la amnistía de 1832, rehabilitado en el Ejército tras aliarse con los Moderados. pero tuvo que emigrar de nuevo, en marzo de 1833, a consecuencia de un altercado con unos voluntarios realistas en una calle de Madrid, no regresando hasta después de la muerte de Fernando VII.
En 1834 el portuense regresa de nuevo a España, entra a trabajar en la Administración de Hacienda y obtuvo varios destinos: Valencia, Cartagena y Orense. El general Espartero lo depuso por su volantazo político con los Moderados. Tuvo que emigrar --por tercera vez-- entre 1841 y 1843 por su participación en la sublevación del 7 de octubre de 1841 al lado del general Borso de Carminati. Entre 1844 y 1855, estuvo como administrador de aduanas por la provincia de Alicante.
Fue después Cónsul de España de Singapur (1858-1861). Luego ocuparía dicho puesto en Veracruz (Méjico). En febrero de 1869 toma posesión del Consulado General de Argel, pero el mismo año es trasladado a Nueva York. Descontento con el imperialismo yanqui regresa en 1870 a Argel, en donde padece un grave incidente: le roban una importante cantidad, propiedad del Estado; culpable de negligencia, tiene que restituir poco a poco lo robado, con los intereses correspondientes. Encargado de Negocios en Japón, en 1874, renuncia por no hacer el viaje, y sigue viviendo en Madrid.
La pantera que regaló a Isabel II
Durante su estancia en Singapur, Balbino Cortés, regaló a la reina Isabel II un raro y apreciado felino negro de la isla de Malaca para su exhibición en la Casa de Fieras de los Jardines del Retiro (Madrid), un regalo que distaba mucho de los habituales que recibía la realeza
El 31 de enero de 1860 Balbino escribe desde Singapore [sic] al secretario de Estado para participarle el embarco de la pantera: "Muy señor mío: He podido adquirir en estas residencias unas preciosas panteras todas negras como el azabache, de las llamadas de Pava, pero es originaria de estas islas de Malaca, y cuya rareza las hace ser de sumo precio en Europa. Sólo existe una en Londres y yo deseo, Exmo. Señor, regalarla a mi Augusta Reina y Sra. Doña Isabel 2ª que DG. Con este especial objeto la he embarcado a bordo de la corbeta española Bella Antonia. Su capitán, D. José de Torrontegui, la cual ha dado a la vela de este puerto para el de La Coruña el día 20 del que rige", señala el cónsul en su escrito.
El portuense Balbino explica en su misiva que el peculiar felino "lleva todo el alimento necesario para una navegación de lo menos cuatro meses y solo será necesario el que por el Real Patrimonio, o por quien corresponde, le den las órdenes oportunas para que se hagan cargo de ello en el citado puerto de La Coruña y pueda ser cuidadosamente transportado al establecimiento zoológico de SM con las precauciones que exigen estas preciosas fieras".
Isabel II llegó a "admitir con aprecio el ofrecimiento" del Cónsul, agradeciendo el presente por medio del ministro de Estado, y la Intendencia de la Real Casa y Patrimonio se puso contacto con el Administrador del Buen Retiro "para que se ponga de acuerdo con el gobernador de La Coruña para enviarle la pantera".
La poesía que le dedicó Espronceda
Esta poesía que le dedicó José de Espronceda, fue publicada por primera vez en ‘El Mensajero’ de Alicante en junio o julio de 1846, y reproducida en ‘Revista Literaria de El Español’ el 13 de julio de 1846
A Balbino Cortés.
Goza, Balbino mío,
en deliciosa calma
los años de tu vida.
Aunque lejos (...)
cual arbolillo tierno
bañado de aguas claras,
pomposa copo ostenta
de ramos coronada.
Así felice seas,
y allá en la dulce patria
tornes a ver los lares
queridos a tu alma.
Y de tu anciano padre
el alma acongojada
alivies, y consueles
su llanto es sus desgracias.
Y en tanto que este día
tu dicha eterna haga,
mi amistad y mi lira
su numen te consagran.
Publicaciones
Durante más de cuarenta años publicó diferentes folletos y libros de diferente temática, algunos traducidos del francés, en los que predominan los de divulgación agraria. Colaboró en la ‘Revista mensual de Agricultura’, Madrid, (1850-1853), con artículos sobre mulas y bueyes.
Publicó ‘El Palo y el Sable’, Madrid, (1851); ‘Manual del cultivador de lino y cáñamo’, Madrid, (1852); tradujo de Sac, ‘Tratado elemental de química agrícola’, Madrid, (1853); ‘Salvación de las viñas o historia del oidium-tuckerey’, Madrid, (1854); ‘Manual para el cultivo del formio tenas o lino de la Nueva Zelanda’, Madrid, (1857); ‘Nueva máquina de trillar. Aplicación del vapor a las faenas agrícolas. Reuniones territoriales en Alemania’, en Boletín Oficial del Ministerio de Fomento, XXV, (1858).
Publica la ‘Novísima guía teórico-práctica de labradores, jardineros, hortelanos’, 2 volúmenes, Madrid, (1860 y 1869), reimpresos en Madrid, (1871), que luego amplía en ‘Tesoro del campo’, 2 vols., (1875, y de nuevo 1888); ‘Estudios del archipiélago asiático’, 1861; ‘Diccionario doméstico. Tesoro de las familias, 4.000 fórmulas’, (1866), con varias ediciones posteriores.
Publica ‘Tratado teórico-práctico de vinificación’, Cádiz, (1872); ‘Diccionario razonado de legislación y jurisprudencia diplomática consular, o repertorio para la carrera de Estado’, Madrid, (1874). Balbino leerá la biografía de José de Espronceda escrita por Enrique Rodríguez-Solís en 1884 y, al entender que faltan muchos datos se pone en contacto con el biógrafo del poeta al que relata sus recuerdos, que Rodríguez Solís transcribe el mismo año en la Ilustración Artística de Barcelona.
Balbino publicará además ‘Tesoro de la salud’, Madrid (1875); ‘Cultivo de las plantas industriales y aprovechamiento de sus raíces, tallos, flores y semillas’, 3 vols., Madrid (1884-1885); y ‘El vino de tinto. Nuevo método de fabricación’, Madrid (1886).
Secretario del Real Colegio de Agricultura, Industria y Comercio en 1856, previamente había sido llevado por O’Donnell en comisión de servicio al Ministerio de Fomento. Miembro de la Sociedad Económica de Madrid, colaboró en el diario de Valencia ‘El Fénix’. Murió en 1889, con 82 años.
En relación a su inserción número 3.575, me siento obligado a ponerme a su disposición, atento a lo siguiente.
Obran en mi poder, por casualidades del destino, dos cartas originales autógrafas,relativas a Don Balbino Cortés Morales.
La primera, de la Cancillería de la Primera Secretaría de Estado, de su Majestad Isabel II, de fecha 31 de marzo de 1860, trasladando a Don Balbino, el agradecimiento de la Reina, por el obsequio de la Pantera negra de Malaca, mencionada en la publicación de Ustedes.
La segunda, de fecha 18 de enero de 1859, proviene de la Dirección Comercial de la misma Primera Secretaría de Estado. En esta, por orden de Su Majestad, se agradece al propio Don Balbino, el obsequio de dos tubérculos del Bayo.
Ambas cartas, están firmadas por el propio Subsecretario.
Creo puede ser de interés de Ustedes, tener y conservar estos documentos.
Para mí, como ciudadano español, emigrado en México desde la infancia, tienen especial significado las cosas de mi Patria. Particularmente las de los personajes que la hicieron grande.
Estos documentos, creo deben obrar en poder de las Autoridades de El Puerto de Santa María y tal vez, por qué no, ser expuestas al interés de su población.
De ser así, agradeceré me contacten.
De cualquier manera, me gustaría saber que han recibido esta información.