| Adolfo Suárez increpa a los guardias civiles que zarandean al teniente general Manuel Gutiérrez Mellado. | Foto: Manuel P. Barriopedro EFE
De inmediato regresamos a casa, en la que un vecino del piso de al lado, me esperaba con impaciencia, era un compañero del partido, “--Rafa, tu teléfono no ha dejado de sonar desde que se ha liado en el Congreso". Dejé a mi familia en casa y me trasladé de inmediato a la sede del partido, pues además era yo quien tenía las llaves de la misma y seguro que algún compañero se acercaría por ella. Mi intención en esos momentos no era otra que el de sacar de la misma los ficheros con los datos de los afiliados. No resultaba muy complicado pues en esos momentos estábamos en torno a 80 afiliados en la Agrupación.
| El teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente y ministro de Defensa, rodeado de guardias civiles, con gesto de impotencia. | Foto. Manuel P. Barriopedro EFE
De manera que en una carpeta guardé el libro de actas, las fichas de cada uno de los afiliados y en censo que utilizábamos entonces, (nada que ver con el de ahora) para realizar las convocatorias. Esperé algún tiempo, siempre acompañado de un transistor, por si llegaba algún compañero, con algunas llamadas telefónicas con otros compañeros de la CEP (Comisión Ejecutiva Provincial) y de la propia agrupación, y sobre las ocho de la tarde me marché.
| El Teniente Coronel Tejero fija la mira en el fotógrafo Manuel Hernández de León durante el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981. | Foto: Manuel Hernández de León EFE
Antes de llegar a casa, debía de intentar poner a salvo la documentación que había recogido del partido. La tarea era complicada, porque de llevarme la documentación a casa sería el primer lugar donde buscarían, en caso de triunfo del golpe. Pensé en dirigirme a los pinares cercanos y enterrarla, pero carecía de herramientas para ello y la hora tampoco era la más apropiada para poder buscar un lugar que ofreciera garantías.
| Los diputados se levantan de sus escaños y miran hacia la puerta por la que el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, pistola en mano, acaba de irrumpir en el hemiciclo durante la segunda votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. | Foto: Manuel Hernández de León EFE
Así que tomé la decisión de esconderla en el coche que tenía en ese tiempo. Era un Talbot 1200, de esos que llevaban la rueda de repuesto debajo del maletero, pero al aire libre, pues se veía desde fuera. Me paré en una zona poco transitada y como si estuviese cambiando la rueda por un pinchazo, extraje la de repuesto, acoplé la pequeña carpeta con la documentación en la parte superior de la rueda y la volví a colocar en su habitáculo, que no fue nada fácil, pues la carpeta impedía que la rueda se ajustase de forma adecuada para poder apretar el tornillo que aseguraba el gancho que engarzaba la misma, pero se consiguió.
| Un grupo de 288 efectivos de la guardia civil ocuparon el hemiciclo y bloquearon las salidas. | Foto: Manuel P. Parriopedro EFE
El resto del tiempo, desde aproximadamente las nueve y media de la noche que regresé a casa, hasta las siete de la mañana que me marché para trabajar, supongo que sería como el otros muchos miles de personas, pegados al transistor, ávidos por las noticias que se iban sucediendo, e inquietos por la incertidumbre del futuro que se podría abrir si el golpe triunfaba.
| El periodista deportivo José María García (izquierda) informa desde las inmediaciones del Congreso, junto a otros reporteros, de los acontecimientos tras la ocupación militar de la Cámara. EFE
Eso si, la documentación estuvo junto a la rueda durante varios días más. a veces dudo si lo hice por seguridad o por el trabajo que me costó introducir la documentación en ese espacio. Sea como fuere, la misma regresó al partido una semana más tarde. ¡Afortunadamente no tuve ningún pinchazo durante esos días!. | Texto: Rafael Valera Rey.