Rafael se había separado de su primera esposa antes de partir para Barcelona y allí conocería a la que sería su segunda mujer, Cristina Rosales, trabajadora social con especialidad en psiquiatría y su más íntima colaboradora, quien le acompañaría en su labor profesional hasta su fallecimiento en 2009.
El gobierno de la Generalidad de Cataluña le llamó para participar en la reforma psiquiátrica de dicha comunidad autónoma, participando activamente en la elaboración de la doctrina, en el cambio de paradigma, de la atención a los enfermos mentales. Luego vendría poner en práctica los modelos con soportes informáticos, algo con lo que no estaba familiarizado Rafael. Es más, no le gustaban ni máquinas de escribir ni ordenadores, para lo que siempre tuvo asistentes tanto en los hospitales, como en su casa, apoyado en su esposa. Entendió que su labor había concluido en Cataluña.
Empezaba así la reforma en el tratamiento de la salud mental en España, algo que había sido pospuesto desde hacía décadas cuando las enfermedades de la mente era considerado un estigma. Atendió pues el llamamiento que, desde Andalucía y, en concreto desde El Puerto de Santa María se le hizo, dados sus conocimientos adelantados en la materia, creando los Centros de Día sacando así la Salud Mental a la calle cuando, hasta entonces el tratamiento consistía --básicamente-- en dejar aparcados a los pacientes en macro hospitales, desentendiéndose la familia de aquellos pacientes especiales.
A su regreso a El Puerto, Rafael ejercería como Coordinador del Ambulatorio de Salud Mental, que estaba ubicado en el antiguo Hospital Municipal de San Juan de Dios, ya en desuso como hospital general, trasladando mas tarde dicho centro a la Calle Palacios. Formó a los psicoterapeutas en diferentes seminarios, donde la persona era estudiada en su totalidad incluido su entorno y la familia, dándole el trato humano necesario, la mínima medicación y aplicando terapias ocupacionales en los casos que lo precisaren. Además formó a estudiantes de MIR (Médicos Internos Residentes) en el Hospital de la Seguridad Social de Puerto Real. Con éstos era especialmente exquisito y para ellos tenía abierta las puertas de su casa los fines de semana.
A principio de los años 90 del siglo pasado visitaba los centros de cumplimiento penitenciario de El Puerto --preocupación que ya le venía de su etapa profesional en Cataluña--, dejando un grato recuerdo en los profesionales con los que colaboró. El que fuera Subdirector General de Coordinación de Sanidad Penitenciaria en 2010, José Manuel Arroyo Cobo, destacaba de nuestro protagonista en relación con las prisiones: “Ahí se encontró con una de las realidades más duras del medio penitenciario, internos jóvenes, considerados muy peligrosos y que en una proporción muy significativa presentaban una carga de patología psiquiátrica importante. Sin duda, a un profesional comprometido con la salud mental, con su formación y su sensibilidad, estas visitas le impactaron e hicieron volver su atención hacia el mundo penitenciario. Incansable trabajador, hombre sabio, cordialísimo colaborador y organizador con unas capacidades didácticas inusuales, Rafael ha contribuido de manera decisiva al avance de la psiquiatría penitenciaria, así va a ser recordado por todos los profesionales dedicados a la asistencia de los enfermos mentales en prisión y es justo que quede reflejado en estas apresuradas notas que escribo con nostalgia de las conversaciones perdidas, admiración por su obra, tristeza por su ausencia y en definitiva la emoción que cualquiera siente por la pérdida de un amigo”.
Petición de reconocimiento póstumo.
La letrada Carmen Cordones se refiere al pionero doctor afirmando: “El psiquiatra Don Rafael Herrera Valencia fue uno de los principales artífices de la reinserción psiquiátrica en El Puerto de Santa María, tratando a miles de enfermos y dando su apoyo a los familiares. Con la reinserción psiquiátrica se cerraron manicomios y se integró a los enfermos dentro de la sociedad”. Algunos grupos políticos del Ayuntamiento apoyan la petición realizada por un grupo de ciudadanos para que le fuera concedido el reconocimiento de Hijo Adoptivo a título póstumo, así como la rotulación de una calle o plaza con su nombre y a su memoria.
Durante varios años, en mi adolescencia, fuí paciente del Dr. Herrera cuando él vivía en Cataluña, pasamos muchas horas hablando en su consulta de la calle Londres. Aunque después perdí el contacto con él, me entristeció mucho su fallecimiento. Siempre pensé que me gustaría encontrármelo y hablar con él, explicarle como había evolucionado mi vida después de aquellos años de psicoterapia, ahora ya no será posible. No sé nada sobre su trabajo en hospitales psiquiátricos, pero sí puedo decir que como psicoterapeuta era un gran profesional, que a mí me ayudó mucho desde que lo conocí, cuando yo apenas tenía catorce años. Un hombre muy cordial, culto, inteligente. Entre otras cosas recuerdo que, sabedor de que mi familia no tenía grandes posibilidades económicas, nunca aumentó el precio de las sesiones de psicoterapia, aunque la inflación seguramente dejó el montante en muy poco.
Sin la menor reserva apoyo la iniciativa de dedicarle una calle y nombrarle Hijo Adoptivo. Mis (tardías) condolencias a su familia y a sus amigos.
Me parece muy merecida esta propuesta, hombre muy bueno y no ajeno al sufrimiento que rodea a quien padece una enfermedad mental y su familia.
le conocí personalmente, y demostraba siempre ser un profesional y trabajador incansable y una persona muy humana.
A la memoria del Dr. Rafael Herrera Valencia.
No recuerdo de haberlo conocido personalmente pero me sumó a la solicitud de dedicación de la calle a su persona por las referencias qué me han llegado cómo profesional y persona lo merece y que se debiera de fomentar más está iniciativas con personas que aportan a mejorar la vida a personas enfermas .
Antonio Martínez.
Con gran alegría acojo esta iniciativa y me no a la gratitud. Gracias Rafael
Carmen Rosales, cuñada
Pienso y es de justicia que se le dé nombre a una calle y por supuesto que se le considere Hijo Predilecto del Puerto de Santa María
Es mucho el bien que realizo por todas las personas que estaban estigmatizadas y sufriendo mucho
Siempre le estaré agradecido por su ayuda y paciencia en cada una de sus consultas, porque se entregaba a fondo para sacarte de esos problemas mentales tan complicados de tratar.
Gracias de todo corazón
Desde Barcelona quiero agradecer el comentario sobre el Dr. Herrera.Aqui dejó un gran recuerdo por su impresionante empatía y profesionalidad.Nos unimos a la petición de un reconocimiento merecido
Gran profesional, mes gran persona i sobre tot un amic entranyable. No t'oblidarem mai.
Yo creo que con su historial se lo merece