El sentido de pertenencia ni se compra ni se vende en ningún kiosco de ninguna esquina. Es muy sentimental y a la vez metafísico. Y cuando esa pertenencia está incrustada en tu mente y en tu modus vivendi es harto complicado hacerla desaparecer de la noche a la mañana. Con los equipos de fútbol o de cualquier otro deporte ese sentido se magnifica hasta llegar a la máxima expresión, alcanzando extremos inimaginables en cualquier otra faceta de la vida.
En este caso, el aficionado o el hincha que es de un equipo jamás se cambiará la camiseta. Puede llegar a tener simpatía por otros colores, pero como los que lleva a gala desde que tiene uso de razón no habrá nunca otros. Y eso es lo que ocurre en El Puerto de Santa María para un buen grupo de aficionados con el nonagenario Racing Club Portuense.
Así lo vine a recordar cuando cumplió los 80 años en mi artículo de El orden de los tiempos "Racing Fútbol Club" -nombre con el que se estrenó en sus orígenes-, buceando, como estuve, entre los recuerdos escritos dejados por insignes racinguistas como Antonio Torres Santiago y Antonio Ortega Infantes, sin olvidarnos de aquél corresponsal de prensa deportiva siempre al pie de la grada, Sr. Carrasco de la Bandera.
Ellos, junto a otros muchos a lo largo de estos noventa años de vida, con parada cardíaca de por medio inclusive, concibieron, perpetuaron e hicieron realidad la formación de un equipo de balompié como el Racing Club Portuense para nuestra ciudad.
Afirmo que se puede no tener carné y ser mucho más fiel que aquellos que pagan religiosamente una cuota ya que ni siquiera esto garantiza la lealtad.
Los que ya tenemos cierta edad la vamos arropando con recuerdos inmateriales que son pequeños tesoros que debemos entresacar de nuestros discos duros para que no se pierdan. Mi padre me llevaba de la mano a ver al Racing a su antiguo campo, el Eduardo Dato, y con ese gesto continuado me inculcó mi sentido de pertenencia a un club, y a la vez hacerme sentir parte importante del mismo por el mero hecho de ser de El Puerto. Yo también fui a ver al Alavés y me vine a casa llorando. Espero y confío que nuestro Racing no se convierta tan sólo en un recuerdo. | Texto: Manolo Morillo.