Llevamos tantos días de médicos y hospitales que ya me canso un poco. En primer lugar quiero agradecerles todo lo que están intentando por mi. Su entrega y su gran profesionalidad, cómo están luchando por hacerme la vida mas agradable y sé que además de la ciencia están poniendo también el corazón. Hoy he tenido sesión radio sobre el cuenco ocular. Mi punto débil siempre fue la vista y mis 10 dioptrías que me han acompañado toda mi vida. Pues ya estamos también con ello. A perderla !
Llegaba un poco aturdida. El enfermero, un hombre aparentemente de gestos duros aunque de dulce mirada, me llevó a la sala y tras colocarme sobre la camilla me hablaba de mi nombre: Valentina... Luego me quedé allí sola. Sentía frío...y , como siempre empecé a rezar... pero esta vez solo decía breves jaculatorias... no tenía la mente despejada aunque increíblemente sí el ánimo (yo o estoy zumbada o es que estoy en paz con Dios): "Señor, a vivir con fidelidad y alegría tu voluntad", "Señor, si Tú quieres, puedes" "Acato tu voluntad. Tú me has ayudado siempre tanto”. ...Hasta que de repente cambié un poco y decía "María, eres su Madre, habla con Él, un poco mas, sólo un poco, ¿y por qué no? ¿Ya podíamos encajar el milagro, no?" Seguía teniendo frío. ¡Me encontraba allí tan sola!
Vino el enfermero a levantarme. Tras liberarme de los anclajes me trajo las gafas --no veo nada sin ellas-- e inmediatamente le dije “--Gracias, muchísimas gracias". A lo que el reaccionó enseguida “--¿Gracias a mí? Gracias a ti por haberlo hecho tan bien...” Le regalé mi mejor sonrisa y me acompañaba hasta la puerta del vestuario... Lo sentí tan atento, tan junto a mi, que mientras me dejaba yo le abracé con una fuerza increíble, de repente nos vimos los dos envueltos en un fortísimo abrazo del que yo no quería deshacerme. Al apartarme, vi sus ojos empañados en lágrimas (me decía: tan frágil, tan fuerte, tan...) y acabó diciendo “--Esto es terapéutico, es pura terapia para mí, no puedo evitarlo”. Sus ojos seguían llorando, ruborizados. ?Salí sintiendo compasión por él y me dije: “--Tina, otro que te has cargado" ?Sólo quería que me abrazara. Es una gran persona, como otros tantos. ?Desde ya rezo por el. | Texto: Tina Fuertes de la Torre.