En plena campiña de Jerez, el centro Vida y Esperanza trabaja actualmente con 25 personas que luchan por dejar atrás sus adicciones, tras años entre rejas y hundidos en la miseria moral y física. Entre ellos, Carlos Pérez, de 56 años, criado en el hoy conflictivo barrio de Los Milagros, de El Puerto de Santa María. A los 14 años ya empezó a tontear con las drogas —“era lo que veía en la calle”— y cuando el mono pudo con él, empezó a robar para pagarse sus dosis de coca, heroína, cannabis o LSD. | En la imagen, Carlos que ha pasado media vida en la cárcel. Ahora lleva 16 meses sin probar la droga. | Foto: Manu García.
Eso le llevó a pisar Puerto II, Puerto III y las hoy desaparecidas prisiones de Cádiz y Jerez durante 24 años. La primera vez que entró lo hizo con 18 años para salir con 32. Luego recaería de sus adicciones y en 2005 un nuevo robo con violencia le supondría otros 10 años entre rejas. “Que piensen todo muy bien, porque al principio la droga pueden verlo como un juego, como la novedad, pero eso no lleva a nada bueno”, señala Carlos.
| La imagen tiene 30 años. Carlos Pérez, 'el Chiqui' y su cuñado Luis 'el Burra'.
Gracias a un amigo conoció Vida y Esperanza y ahora, tras 16 meses de terapia, el responsable de de la ONG, Juan de Dios Frías ha confiado en él para que sea el responsable de que todos sus compañeros realicen las tareas que tienen encomendadas.
En Vida y Esperanza también tienen un convenio con el Ministerio del Interior, lo que permite que los condenados puedan cumplir un programa terapéutico en lugar de pisar la cárcel, lugar donde “se consume más que en la calle”, afirma Carlos. | Texto: Jorge Miró.
DIOS TE BENDIGA CARLOS , POR TU TESTIMONIO DE QUE NUNCA ES TARDE , UN ABRAZO
Me alegro muchísimo Carlos sigue adelante ....nunca te rindas besos