Tenía muchas ganas de vivir, pero un inesperado infarto nos ha arrebatado a ‘el Tarta’ a los 35 años. Rafael llegó de pequeño a Crevillet con su familia. Fue alumno del colegio Cristóbal Colón y del IES Santo Domingo y trabajó en numerosas empresas locales, donde dejó su sello de bondad y amistad, como le recuerdan todos los que le conocieron. En Londres estuvo dos años en un restaurante español del distrito de Shoreditch. Su labor de cocinero la alternó con estudios de Filosofía, su gran pasión.
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Sus padres, Manuel y Marta, estaban muy orgullosos de él, pero fallecieron hace tres años en un accidente de tráfico en su Toledo natal, adonde acudían para una celebración. Aquel accidente marcó a ‘el Tarta’, le sumió en una depresión. A Rafael lo podíamos ver muchas mañanas recorriendo La Puntilla, quién sabe si rezando por sus padres, quién sabe si huyendo de su propia tristeza. Era un amante de la Feria de El Puerto y devoto del Cristo de los Afligidos.
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Preferimos recordarle alegre, entregado a sus amigos, implicado en su trabajo en la cocina, en la organización de equipos. Él estaba por encima de rencillas. Bueno, en el mejor sentido de la palabra, tal vez ‘el Tarta’ no tuvo la suerte que merecía. Descanse en paz. Siempre nos quedará su sonrisa. | Texto: Alberto García Castellanos