Editado por la Asociación Cultural Puertoguía, se trata de la segunda edición del Volumen II, “Casa Palacio Oneto” muy ampliada, de Antonio Gutiérrez Ruiz, corregida y reformada. Tiene 312 páginas, conteniendo 45 ilustraciones y 302 notas a pié de página. Reproducimos un pasaje del citado volumen.
“Nuestra intención, al relacionar cronológicamente propietarios e inquilinos vinculados a este espacio físico que permanece inmutable, algunos de los cuales nacieron o murieron en él, no es otra que contribuir modestamente a evitar el deterioro de la memoria histórica local, fomentando el recuerdo de todos y cada uno de estos protagonistas, pertenecientes a la sociedad portuense en diferentes épocas, a través del conocimiento de algunas facetas y episodios de sus vidas y, con aquellos de los protagonistas que figuran a lo largo de sus páginas que tuvieron la fortuna de destacar socialmente, honrar sus méritos y virtudes.
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"Es bien conocida la época en la que El Puerto de Santa María y la desembocadura de su río, el Guadalete, fue invernadero de las Galeras Reales en los siglos XVI y XVII. Un siglo antes, en 1432 concretamente, también hemos encontrado noticias de que invernó una escuadra de 20 galeras preparadas para entrar en acción en caso de iniciar de nuevo la guerra contra el Reino de Granada. Al mando de dicha escuadra figuraba el almirante Fadrique Enríquez.
Nuevamente debemos imaginar El Puerto de Santa María pleno de actividad durante una larga temporada en la que se incorporaron, calculamos, unas dos mil almas a la población natural existente en esa fecha. El Señor de El Puerto era el II Conde de Medinaceli, Luis de la Cerda, abuelo de otro Luis, que sería I duque de Medinaceli y I conde de El Puerto de Santa María.
Solamente el personal que integraba las tripulaciones de cada galera, sin contar la chusma, que estaba formada por el capitán que la gobernaba, maestres, pilotos, marine-ros (entre 20 y 35 según el tonelaje), bombarderos, grumetes y pajes rondaba el medio centenar, cantidad que multiplicada por veinte arrojan mil personas. Mercaderes, proveedores, busconas, comediantes y un variopinto mundillo trashumante, junto a un nutrido contingente de infantería que ocuparían proporcionalmente cada galera equipados para el combate en tierra y mar con arcabuces, ballestas, picas largas, medias picas o lanzas, rodelas, petos y morriones, todos estos, sumados a lo anterior expuesto creemos superarían ampliamente los dos millares.
Las galeras, que sepamos, no llegaron a entrar en guerra. Buena parte de este personal mató el tiempo en diversos simulacros de salidas, armando y desarmando las galeras, bogando por la bahía y realizando diversos ejercicios a bordo de las naves, además de aclimatar al personal poco ducho en los viajes por mar.”
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Después de una interesante introducción con pasajes de la historia local, del Señorío de los Medinaceli, se inicia la sucesión de moradores a fines del siglo XVII con Luis de Guzmán y Soto, un alto funcionario de la Casa Ducal y finaliza con la familia Castro Hernández por la misma época del siglo XX, figurando una extensa biografía del cabeza de familia, Miguel Castro Merello. Entre estos dos, toda la saga de los Coig, comerciantes, agricultores y militares de origen francés, mostrando documentadas biografías de algunos de sus miembros, ilustres y no demasiado conocidos portuenses de cuna, así como el paso por la casa de la familia del Conde de Osborne, en un segmento genealógico de gran esplendor social y mercantil, y el de otros ilustres apellidos como Rice, Creagh, Helm, Albareda y, por supuesto el de Oneto y su refinada familia, los Oneto Vergés, que dan nombre a la casa palacio.
Se puede encontrar en las librerías locales habituales y en la Librería Agrícola de Jerez, o por correo electrónico a sedtel@hotmail.com
En el Puerto mas exactamente en la Calle Larga No. 70 vivió la familia Lezo- Pacheco que ahora la llaman La casa de la Gobernaora, no se le menciona aquí. Soy autor de una novela de esta Gobernaora.