Hace casi 30 años que cambió su casa en Mérida y su trabajo en Badajoz por el litoral portuense, aunque tiene clara sus raíces extremeñas. La vida de José María Andrés Sánchez García dio un giro el día que dejó su trabajo como funcionario en el Complejo Penitenciario de El Puerto de Santa María y abrió el bar Los Olivos, en la esquina de la Avda. de la Libertad con el Parque de Europa
Tras cuatro años como interino en la cárcel de Badajoz, a José María Sánchez (55 años, emeritense) le dieron una lista con veinte sitios de España a los que podía ir a trabajar, y él eligió El Puerto de Santa María.
«--Me planteé Sevilla, pero lo rechacé por el calor, y conocía a gente de El Puerto que había trabajado conmigo en Badajoz y que me animó a que me fuera a su Ciudad». Les hizo caso y no se arrepiente. Fue un primer punto de inflexión en su vida.
El segundo llegó años después, cuando decidió dejar su trabajo como funcionario de prisiones y abrir un bar. Lo bautizó como 'Los Olivos', porque en la plazuela que hay junto al local hay varios ejemplares de esta especie y por aquello de que es un árbol muy presente en su tierra natal. No hay más que echar un vistazo a su terraza para comprobar que le ha ido bien. En un día laborable de verano, a la hora del desayuno tardío, cuesta encontrar una mesa libre.
Sentado en una de ellas, evoca con detalle las circunstancias que rodearon aquel primer cambio, en julio del año 1988. «--Me vine como interino con la idea de estar un año --recuerda--, estudiar como un loco para sacarme la plaza y volverme a Badajoz, pero ocurrió que aunque saqué buena nota, la plaza en Badajoz no me la ofrecieron hasta seis años después, y ya decidí quedarme aquí». Hasta que una enfermedad le obligó a prejubilarse. Tenía 55 años, y el acuerdo con la administración le permitía seguir trabajando en el sector privado.
En ese momento se juntó con otros dos funcionarios de prisiones y abrieron un bar. Uno de ellos también era extremeño: Felipe Jesús Saúl Calvo, actual alcalde de Villanueva de la Sierra, el pueblo cacereño de la Fiesta del Árbol, recientemente declarada BIC (Bien de Interés Cultural). «--Del bar se encargaban más bien las mujeres, y la verdad es que triunfó», cuenta José María, que cuando trabajaba en Badajoz vivía en Mérida -iba y volvía a diario - y que es hijo y padre de matrona. Su padre, Leopoldo Sánchez Manzanero, da nombre a un negocio de muebles en Mérida.
| El bar ambientado para la pre Feria 2016.
«--Hago balance ahora y la verdad es que creo que hice bien abriendo el bar --reflexiona José María-- del empleo anterior solo echo de menos a los compañeros. Es un trabajo duro. Recuerdo haber estado secuestrado en Badajoz, en una época en la que las prisiones eran diferentes a como son ahora, y había más incidentes».
Está tan contento del cambio que no se ha planteado volver a vivir en Extremadura, pese a que deja claro que él es, de la tierra en la que nació y en la que sigue viviendo toda su familia, por muchos años que hayan pasado desde que salió de ella. «--Yo soy más extremeño que portuense, y así será siempre, pero también es verdad --admite-- que vivo muy bien aquí». Entre otros motivos, porque «el clima es privilegiado, prácticamente no sé lo que es ponerme un jersey», ilustra José María Sánchez, que desde que abrió el bar en el año 2000, ha cambiado la decoración varias veces.
| La imagen ilustra un paisaje extremeño, una dehesa atravesada por un camino.
Ahora bien, hay un elemento que ha sobrevivido a todos esos cambios. Algo que adorna el establecimiento desde el primer día y que según dice, no quitará nunca. Es una fotografía de gran formato colocada sobre la pared principal, la que ve cualquiera nada más cruzar la puerta de Los Olivos.
Un consejo para elegir playa
«--Es otro toque de la tierra en el bar», argumenta el empresario, que conoce bien no solo El Puerto de Santa María sino gran parte del litoral gaditano. «--Aquí, en El Puerto, la mejor playa para pasear es Valdelagrana --destino veraniego de muchos extremeños--, y para bañarse, la de Vistahermosa», sugiere el emeritense, que terminó por quedarse como único propietario del negocio.
| Valdelagrana | Foto: Jorge Roa.
La sociedad empresarial que da nombre al negocio se llama Los Olivos del Barquito, porque la intención era elegir un nombre en el que se mezclara la huella extremeña y la andaluza, explica él. De hecho, ese doble sello se mantiene hoy en día. Se ha hecho especialmente evidente en varias navidades, cuando socios de la Casa Cultural Extremeña Portuense y vecinos de la localidad se juntaban en el bar de José María Sánchez para la fiesta de 'La zambomba’. «--Tiene raíces gitanas, consiste básicamente en cantar villancicos digamos que aflamencados y se celebra un mes antes de la Navidad», explica el dueño de 'Los Olivos', que aún es punto de encuentro de los fundadores de la Casa Cultural Extremeña Portuense.
Entre sus mesas se gestó la constitución de este colectivo, que hace patria de la región extremeña cada vez que puede. Igual que José María Sánchez. «--Aún recuerdo que cuando abrimos el bar --cuenta--, me traía folletos que cogía en la oficina de turismo de Mérida y los colocaba en la barra». | Texto: Antonio J. Armero.