El periódico Hoy, de Extremadura, ha realizado un reportaje sobre los extremeños que veranean en la playas de El Puerto de Santa María, especialmente de Valdelagrana. Desde siempre, profesores, funcionarios, y muchos ciudadanos procedentes tanto de Cáceres como de Badajoz tienen en El Puerto su primera o segunda residencia y como lugar de veraneo. Así lo ha visto el periodista Antonio J. Armero. | En la imagen, de izquierda a derecha, Maite Durán, Ángela Gómez, Marcos Díaz y Maricarmen Villa llegando a la playa de Valdelagrana.
El quiosquero Javier Cañadilla sale a broma por cliente. Tiene una gracia en función del periódico que se compre, y lo mismo despacha prensa que una barra de pan, un bolígrafo, activa la máquina de tabaco o se sienta frente al ordenador para enviar quince documentos que trae en un lápiz de memoria un joven que se dedica a la compraventa de automóviles y que, parece claro, no descansa en verano, como Cristina Cifuentes. Ni aunque esté en Valdelagrana, a la que algunos llaman «la playa de los de Sevilla y los de Badajoz». «Y de los de Jerez (de la Frontera)», añade otro paisano.
| El quiosquero Javier Cañadilla.
«Aquí hay muchísimos extremeños», cecea Cañadilla, el hombre para todo tras la barra de este sitio simpático. «Tengo clientes extremeños que tienen aquí su segunda residencia, sobre todo gente de Badajoz», amplía. No es el caso, aunque podría serlo, de Maricarmen Villa Rubio, a la que también delata su lenguaje. Ese «chacho» dedicado al quiosquero la sitúa en Extremadura. Vive en Cáceres, igual que Ángela Gómez Cuadrado, Maite Durán García y Marcos Díaz Molano, sus tres compañeros de vacaciones.
Son un grupo de amigos pasando una semana en la playa. Un plan apetecible que incluye compartir visitas, risas, comida... Y apartamento, claro. Ellos lo encontraron buscando en Facebook, y está en Fuentebravía, cerca de la playa de Valdelagrana, que pertenece al término municipal de El Puerto de Santa María (88.184 habitantes empadronados). Son dos kilómetros de playa, ancha y de arena fina, como es norma en la mayor parte de la costa gaditana.
| Valdelagrana, y al fondo el puente de la Constitución o de La Pepa. Su construcción la dirigió un ingeniero cacereño.
Aquí no hay problemas de espacio, al menos de lunes a viernes. Los cuatro amigos extremeños pisan la playa poco después del mediodía, pertrechados con todo lo necesario, viandas incluidas. Llevan latas de cerveza fresca, gazpacho, tortilla de patatas... «Me gusta esta playa: es llana, grande y el agua está a buena temperatura», resume Maite, que trabaja como dependienta en tiendas Rojo. A su lado, Maricarmen añade un elemento más: la gente. «El carácter es muy abierto, da gusto», apunta ella, también dependienta, en su caso en calzados Zambrano. Ángela trabaja como profesora en el colegio San José y Marcos como conserje en un instituto de enseñanza secundaria.
Pocos hoteles
Los cuatro comerán en la playa, aunque lo habitual es hacerlo en el apartamento. En este punto concreto del litoral andaluz no sobran los hoteles, y la fórmula más común entre los turistas es el alquiler de un apartamento. El de este grupo extremeño es de los años sesenta o sententa, calcula Marcos, y tiene acceso directo a la playa. Y tres habitaciones. Y plaza de garaje y un patio de vecinos. Una semana en julio sale por quinientos euros. Osea, a 125 por persona en el caso de los amigos de Cáceres, que ya tienen pensado algunas de las cosas que quieren hacer durante su estancia. «Queremos ir a Cádiz y a Chiclana», anticipa Marcos, único varón de un grupo bien avenido que ha debutado este año en Cádiz.
| Consultando la información vertical a pie de playa.
Antes de viajar hasta El Puerto de Santa María, Maricarmen y Ángela han pasado unos días en Menorca, y ahora les toca disfrutar del litoral gaditano, uno de los destinos preferidos de los extremeños cuando llega la hora de buscar playa. Ellos, como otros, han elegido Valdelagrana, un sitio tranquilo y familiar, al que miles de cacereños y sobre todo pacenses, llevan años viajando. Desde hace unos meses, el perfil de esta playa incluye un elemento nuevo que llena el horizonte en las fotos. Es el puente de Cádiz, una infraestructura tan moderna como cara. Ha costado 510 millones de euros, y al frente del equipo que lo construyó estuvo Fernando Pedrazo, ingeniero cacereño. Él es otra cara de la conexión entre Extremadura y Cádiz. Una línea más en una historia rica de intercambios que incluye vacaciones, playas, apartamentos y gente bromista como Javier, el quiosquero orquesta. | Texto y fotos: Antonio J. Armero.
| Unas playas de finas y doradas arenas.
A mediados del siglo XIX Melville escribió: «Pero ¡miren ustedes! Llega aún más gente. Todos avanzan hacia el agua y parecen resueltos a zambullirse. ¡Qué extraño! Nada los contentaría tanto como el límite extremo de la tierra; no les basta vagabundear a la sombra de los depósitos que rodean el puerto. No. Tienen que acercarse todo lo posible al agua, sin caer en ella. Y ahí se quedan, inmóviles, en una extensión de millas, de leguas. Todos hombres de tierra adentro: afluyen por sendas y callejas, por calles y avenidas... Desde el norte, el este, el sur, el oeste. Y sin embargo, aquí se reúnen todos. Díganme ustedes: ¿acaso los atrae el poder magnético de la aguja de las brújulas de todas esas naves?».
Pues me da que sólo falto yo por ir! A ver si me invita alguien y conozco esas maravillosas tierras!
Un abrazo enorme a Valdelagrana, siempre que puedo voy. Me encanta su playa, su gente, su gastronomia, su clima, sus aguas ...