Saltar al contenido

3.209. Pepe Garrido. El Rey de los Guisos del Bar ‘Er Beti’ deja las cacerolas

Pepe Garrido Prado sigue yendo al bar ‘Er Beti’ a diario. Sigue poniendo los brazos abiertos sobre la barra, como dominándola, porque sigue siendo el Rey de los Guisos, aunque su modestia, su humildad, le hicieran decir que no es para tanto. ‘Er Beti comenzó como una tasca en 1957 y el padre de Pepe Garrido lo compró en1958. El emblemático bar es algo así como un Museo del Guiso en el corazón de la calle Misericordia de El Puerto de Santa María. Tras su jubilación tras 27 años en la tasca, un hijo y un sobrino dirigen ahora un local con su carta intacta.

Ahora va solamente para tomarse su copita de amontillado, el que le dejó su padre de herencia en tres botas que él cuida como el mejor de sus tesoros, de la misma forma que durante años mimó los higaditos de pollo, la lengua en salsa, el menudo, la carne mechá y el ajo caliente.

Er Beti es casi un museo del guiso situado en El Puerto de Santa María. Es un museo que no necesita urnas de cristal, porque sus piezas se exponen en platos blancos. Siguen a buen recaudo porque a Pepe Garrido le han sustituido en la dirección del establecimiento su hijo José Manuel y su sobrino Manolo Lores, hijo de su hermana Amalia, otra parte de la historia del establecimiento. La carta sigue intacta, tan sólo se han incorporado algunas especialidades nuevas como un apartado de frituras con cazón en adobo o lomos de sardina fritos... pero por allí no aparece ni un tataki, ni un sashimi, ni nada que se parezca.

   

El establecimento, ya con la tercera generación, sí ha sido sometido a una importante obra de mejora. Se han modernizado las cocinas, que se pueden ver a pleno rendimiento desde la barra, se ha puesto en marcha una terraza y se ha cambiado también la vajilla ya que era muy complicado encontrar las rabaneras, los pequeños platos ovalados en los que se servían las "reliquias de Er Beti".

| Foto: Antonio Requena

Pepe Garrido lo dejó oficialmente el 29 de febrero de 2016. Tiene ahora 67 años. Luce camisa de rayas. Reconoce que no le gusta hablar de sí mismo. No dice que el Ayuntamiento de El Puerto lo premió por conservar el patrimonio gastronómico de la ciudad. Le cuesta hablar de los piropos de los clientes, de las felicitaciones por el menudo, de cuando un niño hizo volverse a sus padres desde Sanlúcar porque quería carne mechá de Er Beti.

Se ilusiona cuando le pido que pose para la foto con el escudo de su equipo, el Betis, que está expuesto al final de la barra. También hay fotos de su padre, al que venera y el que le enseñó la profesión. Su madre, Emilia Prado, le enseñó el recetario, que él siempre ha respetado, sin cambiar ni una letra.

425. PEPE GARRIDO PRADO. Bar ‘Er Beti’.

La histora de Er Beti comenzó en 1957 cuando lo puso en marcha Antonio Ferrer. Era una tasca que vendía vinos. El 20 de junio de 1959 Manuel Garrido Patino le entregaba a Antonio Ferrer, el propietario del local, los 13.000 duros (65.000 pesetas o 395 euros) por los que le traspasaba el establecimiento. Manuel las había conseguido al vender el camión con el que trabajaba de transportista. Pero con 13.000 duros pagaba un sueño porque desde pequeño decía que quería ser tabernero y lo consiguió a los 38 años tras ahorrar y pasar por varios trabajos.
Pepe recuerda que con tan sólo 13 años ya ayudaba a su padre en el establecimiento. Era el mayor de cuatro hermanos. Nació en la calle Santa Fe y estudió en el colegio Safa San Luis. Sacaba buenas notas y estudió para técnico de reparaciones de electrodomésticos. Cuando su padre le propuso hacerse con el bar, porque era el mayor, Pepe dice que "me dio una gran alegría porque yo ya tenía por entonces cinco hijos y aquello era un seguro de vida".

| Foto: Aldo Brucale

Pepe estuvo desde 1985 hasta 1989 ayudando a su padre hasta que este le traspasó los bártulos de forma definitiva en ese año. Ya ponían algunas tapas en el local. Empezaron con conservas del Rey de Oros, luego algunos filetitos de hígado a la plancha y ya luego vinieron los guisos de Emilia que se han mantenido hasta ahora.

El local es una referencia en la Ciudad. Tapas como su carne mechá, el ajo caliente o los higaditos figuran en esa lista de "la selección del tapeo portuense". Pepe dice que le gusta esa cocina, "la clásica" como él la llama. Señala que le gusta visitar otros bares de la ciudad "pero no me preguntes cuál me gusta más porque no te lo voy a decir", advierte. Le gusta la tertulia, empezarla por el amontillado y luego pasarse al Fino Quinta…que no vea lo bien que acompaña al menudo de la casa. | Texto: Pepe Monforte.

Deja un comentario sobre esta nótula

- Al enviar este comentario estoy aceptando la totalidad de las codiciones de la POLITICA DE PRIVACIDAD Y AVISO LEGAL.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies