Fue padre de una numerosa familia. Siete hijos tuvo doña Socorro Jiménez. La esposa de toda su vida. El agudizaba su ingenio: lo mismo vendía caramelos, barquillos, o muñequitos amarrados entre cañas y guitas. Vivió, junto a su familia, en la barriada '18 de Julio', en la calle del patio grande, como popularmente la llamaba el vecindario, debido a su amplitud. De los siete hijos, solo sobreviven las hembras, ya que Bartolo, Jesús y Juanito --este último conductor de autobuses urbanos--, fallecieron.
Gran aficionado a los toros, recuerdo verlo en aquellas antiguas charlotadas en el ruedo, con el canasto en la izquierda y su gorra en la derecha citando a una brava becerra. Mamarrosca destacaba en aquellas tertulias taurinas de barbería. Era tal su pasión que, con el paño del barbero, hacia la faena de su vida.
El Cordobés y Antonio Bienvenida, en la placita de Villalobillos.
Era amigo de Manuel Benítez ‘el Cordobés’, al que visitaba en su finca de Villalobillos (Almodovar del Río. Córdoba), a la que se refería como su ‘segunda casa’.
Fue don Juan Aparicio García ‘Mama-rosca’ , --apodado así porque, al parecer en su infancia, a su madre le pedía de esa forma: "--Mamá rosca"--, una persona buena, llana y querida en El Puerto de Santa María. Su popularidad, y cariño a esta Ciudad, fueron infinitas. | Texto: José Luis Padilla Mendoza.