Dentro del mismo podías encontrar amplio surtido de secciones, todas satíricas: Sonetos, Caricaturas, Acertijos, Cantares, Misceláneas, y ‘Todo en Broma’ en la que trataban noticias varias, algunas locales, con tintes burlescos. A todo lo mencionado, hay que añadir el apartado más característico y pintoresco del periódico, el de los anuncios. Los comercios portuenses eran anunciados acompañados con un dibujo y simpáticas rimas tal que así: ‘Canóvas compró en el Puerto un par de botas a Vargas. Es el mejor zapatero que habita en la Calle Larga’. No solo el gremio zapatero tenía un espacio en el periódico, el sector hostelero tampoco escapaba mal ‘Nací llorando y así cuando no existía solo pudieron callarme con café de la Alegría. Ganado y Nevería’
En la imagen, una edición de ‘Puerto en Broma’ (1894) AHMEPSM.
No hay una fecha exacta del cese de la edición, el último número conservado está fechado a comienzos de 1894, siempre en la misma tónica que los primeros.
Existen 4 números de la publicación que hoy tratamos, custodiados en el Archivo Municipal de nuestra ciudad.
Es de justicia acabar este breve espacio con uno de los mejores anuncios con el que nos hemos topado en ‘Puerto en Broma’, una publicación que merece tener un hueco en la historia de la prensa local, porque es sencillamente inigualable.
‘¡Es una cosa especial! En cuanto veo un entierro que sirve New-Funeral me cambiaría por el muerto si no lo llevaba a mal. Agente: D. Ángel Cala, calle Luna.’ /Texto: Mario Fleming Cumbreras
El personaje retratado en el primer número del periódico no era marqués, aunque por tal era conocido por todos, y también como Paco Frijones. Él mismo decía que el título de Casa-Frisol se lo otorgaron sus amigos "en atención a sus merecimientos". La literatura y componer versos (horrorosos, por cierto) fue la única motivación de su vida. Nacido en 1846, fue un tipo muy peculiar, bohemio, extravagante, venido de los tiempos de Maricastaña y algo ido de la realidad, pero también muy querido por todos, afable y bonachón. Y de eterna indumentaria, una raída levita y un viejo sombrero de copa, diana y objeto de deseo de la chavalería. Hace tiempo escribí una semblanza de su vida que algún día publicaré en Gente del Puerto.