Las noches de Feria son larguísimas, chapotean entre farolillos, sudor alegre y se te produce un hormigueo en la nariz del sol naciente y un regusto a resaca feliz en el paladar mientras compartes la última copa. Los días de Feria abren una rendija por la que se asoma el verano, aunque muchos, a estas alturas, están hartos de playa. /En la imagen de izquierda a derecha, el vendedor de mariscos, médico desconocido, Luis Soriano, Nono, Castro y Pepito Comandante. Velada de la Victoria. 1960. Foto: Colección VGL.