A mi abuela Victoria Felisa no la conocí. Mi abuela Cristobalina que era de Medina fue la primera mujer trabajadora de la que tengo conciencia vivida. Era una mujer alta, de muy buen porte, limpia como ella sola y con su buen «roete» oportunamente encaramado en lo más alto de su figura.
Cristobalina Delgado Sánchez, natural de Medina, vivió, trabajó y murió en El Puerto de Santa María.
Mientras escribo estas líneas parece que la estoy viendo toda vestida de negro -antes las abuelas mantenían el luto de por vida-, trajinando en nuestra casa de la calle San Juan o yendo al pilón de la calle postigo a acarrear agua para cubrir las necesidades familiares. El agua del pozo de nuestra casa que teníamos a modo de zonote sagrado y que lindaba con la Casa Cuna, sólo se podía usar para las labores de limpieza. Mi abuela Cristobalina trabajó hasta el mismo día de su muerte sin cobrar un real, y se murió de pena porque mi abuelo Manué ya se había marchado al sitio donde las palmas, las tonizas y los higos chumbos no servían como moneda de cambio para llevar un jornal a la casa del temporero.
María Sánchez Delgado.
Mi madre, María Sánchez que era de El Puerto fue la segunda mujer trabajadora de la que yo tengo conciencia vivida. Era una mujer de mediana estatura, guapa, muy guapa, limpia como ella sola y con un lunar en la cara que le daba un aire para nosotros de auténtica estrella de Holywood. Hasta que se casó trabajaba cosiendo pantalones para la tienda de confecciones de Vargas, esa que estaba en la calle Ganado lindando casi con la calle Nevería. Cosía a la luz de los reverberos en la casa de vecinos de la calle Cantarería donde vivía de soltera. Y fue perdiendo la vista a poquito a poco casi sin darse cuenta, pero ella lo disimulaba muy bien. Mi madre María Sánchez trabajó hasta el mismo día de su muerte, y se murió de pena porque mi padre Pepe Morillo ya se había marchado al sitio donde las funciones de teatro y los programas de radio no hacía falta hacerlos a beneficio de nada ni de nadie.
Sueñe yo contigo/ nunca me despierte/ Dormido en tus brazos, me llegue la vida/ detrás de la muerte/, sentenció José Luis Tejada en esta magistral seguiriya gitana. Ayer fue el Día Internacional de la Mujer. Pues eso. /Texto: Manolo Morillo.