El matador de toros de El Puerto de Santa María, José Manuel Berciano ha cambiado el carnet en firme: se ha hecho banderillero, tras probar el pasado año en la que se midió como torero de plata. Un profesional de decisiones en firme. Cuando se retiró, tras vivir como un fraile años encerrado en una ganadería, también se mostró igualmente decidió: "Allí en el campo me respetaban como matador de toros y profesional, pero en mi tierra ya no tenía apoyo profesional ni por las empresas ni por el sector taurino. Para torear en mi tierra tenía que pedir favores políticos y además tenía una lesión de rodilla de la que no salía". /Foto: Romero.
Evoca aquel momento "El empresario de El Puerto, Justo Ojeda, tras darme la alternativa y triunfar, no cumplió y me dijo que yo no tenía cabida en El Puerto. Quedaba recurrir políticamente al Ayuntamiento. Pensé que si yo tenía que recurrir al Ayuntamiento es que algo está fallando en mi carrera taurina. Yo soy torero y me tiene que contratar una empresa taurina, no un ayuntamiento ni un concejal y decidí retirarme". Tenía 24 años: "Vi que era muy complicado salir adelante: me cerraron muchas puertas y fue también una época de muchos ponedores. Era imposible". /Foto: Romero.
Estuvo tres o cuatro años desconectado del todo hasta que se unió al equipo de Galloso en la Escuela de El Puerto: "Es un equipo bueno de gente, con un proyecto que lucha contra viento y marea porque no hay financiación ni presupuesto. Estamos por amor al arte dedicando muchas horas pero era otra forma de luchar en la tauromaquia, enseñando".
Berciano no es de los que creen que hay que ser figura del toreo para enseñar a los chavales: "los valores y la educación taurina los enseña quien los tiene, no hay que estar en la elite. Además he aprendido mucho de Galloso, del mundo de las escuelas y de los chavales. Siempre se aprende. La escuela me da vida y me hace estar vivo en el mundo del toro".
Y ahora otra decisión, hacerse banderillero: "A veces somos muy cerrados y parece que cometemos un delito a la hora de cambiar el carnet. Con la escuela, iba a entrenar con los chavales, íbamos al campo pero estaba en un segundo plano, como sin terminar de estar ni de entrenar. Estaba haciendo deporte, entrenando, preparado, toreando algún festival y envenenándome con el toreo". Un veneno que no le hizo volver a vestir de oro: "Para volver había que ser realista, no se puede competir con lo que hay hoy sin estar toreado".
Pero si cambiar el oro por la plata: "Con el primero que hablé después de mi familia fue con Galloso, que me dijo que lo importante era tener el chip cambiado siendo igual de humilde y de profesional. Me dijo que si no cambiaba la mentalidad iba a ser un amargado, que me iba a morir siendo matador de toros pero que eso había que dejarlo un poquito guardado". Y hay que tener una motivación, un por qué: "No lo he hecho porque lo necesite económicamente porque vivo de otra cosa. Lo hago porque mi ilusión es vestirme de torero, vivir esa responsabilidad, los viajes, los compañeros, el hotel, los aplausos... Aunque sea en un segundo plano. A mí no me importa y creo que un banderillero aporta mucho a un torero. Así por esa vía estoy en lo mío".
Una decisión trabajada: "No doy un paso sin estar preparado, el año pasado me puse a torear algunas pero lo quise hacer muy discreto porque quería hacerlo al cien por cien, ver si dominaba o no porque con la capa no tengo problemas pero las banderillas eran algo nuevo".
Fue con las escuelas a Montoro, Pozoblanco y con Pablo Mora a novilladas en Madrid y la decisión ha cuajado: "No es ninguna deshonra: los grandes banderilleros de hoy son todos matadores de toros. Siempre hay gente que larga pero me apoyó mi familia, lo hablé con el maestro y me dijo que me veía muy capaz. Las amistades unos me apoyan más, otros menos, los que son más taurinos lo ven normal… Ahora voy al campo con otra alegría, y abro allí mi capote a la orden del maestro".
Y un futuro: "Este año volver con las escuelas y lo que vaya saliendo para quien me necesite, torearé las novilladas picadas con Pablo Mora y crecer día a día en la profesión". /Texto: Francisco Orgambides.
¡Mucha suerte Torero! Te deseo lo mejor en esta nueva singladura.