Cuando escribí sobre Manolo Carrillo Lucero, organizador y presentador de aquellos espectáculos benéficos que se celebraban en el desaparecido Teatro Principal, estaba seguro de que tarde o temprano tenía que llegar el momento de hablar de su hermano Juan Luis, por su humanidad, bondad y carácter afable.
Fotografía tomada en la Feria de Primavera en Crevillet. De izquierda a derecha: Juan Luis Carrillo Lucero, empresario pintor; Vicente Arniz Arévalo, apodado “Vivi”, empresario electricista; Manolito “el Cochino”, sin duda alguna uno de los mejores pescaderos (para muchos el mejor) que ha dado El Puerto; Antonio Sánchez Cortés, sibarita, con un mazo de tickets en la mano; Adolfo Sibila, director de Empresa Consignataria de Buques y Pepe Romero Zarazaga, Romerijo. /Foto: Colección familia Gutiérrez Castro.
Juan Luis estaba casado con, María del Carmen Álvarez Serrano, conocida por ‘Puchi’ hija de Rafael Álvarez y cuñada de Ricardo Palacios Mena, de Vulcanizados Ricardo SL, fallecida en 2009. Vivieron toda su vida en la Plaza de la Herrería.
Tuve la inmensa suerte de tratar a Juan Luis Carrillo Lucero, cuando escribí una pequeña biografía: “Un artista para el pueblo”, con nótula propia en Gente del Puerto sobre algunas pinceladas de la vida de Manolito Bejarano, con prólogo del recordado Alfredo Botello Reyes.
Curiosamente, entre la clientela del Bar la Perdiz, a la que entrevisté, para contrastar la información facilitada por el recordado artista, fue el entrañable Juan Luis Carrillo Lucero, el más sensato de todos ya que aun reconociendo que era bueno para el artista ciertas atenciones por su situación anímica, más tarde que temprano los efectos serian contraproducentes.
De ahí que Juan Luis Carrillo que apreciaba machísimo al artista local Manolito Bejarano, “canta, pinta, torea y recita de salón”, con nótula propia en Gente del Puerto, le decía que todos sus aduladores eran unos cachondos y que no tuviera en cuenta las felicitaciones y abrazos ya que no quería que se llevara ningún desengaño.
Aquello jamás lo encajó bien Manolito Bejarano y como Juan Luis era empresario de un taller de pintura, Bejarano decía que le tenía envidia debido a que era pintor de brocha gorda, todo lo contario a su estilo, pintura naif.
Recordado trío de Ases: Manuel Bejarano, “canta, pinta, recita y torea de salón”; Francisco Pérez Bernal, “Kako”; y Pepichi Nogués, dúo musical junto con Kako, durante muchos años, amigos de Juan Luis Carrillo y parroquianos del Bar la Perdiz. /Foto Colección Miguel Sánchez Lobato.
Estando en Barcelona en el otoño de 1981, me encontré en un Kiosco de Revistas una dedicada al mundo taurino y en ella aparecía un reportaje dedicado a Manolo Bejarano. La sorpresa fue mayúscula ya que nunca imaginé que aquel librillo que escribí sobre Manolito Bejarano en la Feria de 1979 pudiera salir a relucir en el reportaje.
Días después me contaron que el periodista firmante realizó la entrevista en Casa Flores, invitado por Manolito “el Cochino”, acudiendo a la cita Manolito Bejarano acompañado por su representante Yoyo Gilabert.
A partir de entonces, cada vez que alguien “tosía” al artista, animado por todos sus incondicionales, enseñaba la revista mandando a callar a los ‘titis’, que es como Bejarano llamaba a sus detractores, a excepción de Juan Luis Carrillo porque creo que en su fuero interno sabia Bejarano que cuando lo aconsejaba Juan Luis tenía parte de razón.
Fotografía del Bar la Perdiz, esquina de la calle Larga con Ganado, donde Juan Luis Carrillo Lucero, a finales de los años setenta y principios de los ochenta, conversaba con Manolito Bejarano.
Muchas veces cuando paso por la calle Larga recuerdo como en la puerta del Bar la Perdiz, siempre atento Bejarano escuchaba las palabras cariñosas que Juan Luis Carrillo Lucero le dedicaba. / Texto: Antonio Carbonell.