José Cañas Bejarano, Cañitas, nació el 13 de octubre de 1947 en el número 57 de la calle Luna, --el año de la explosión de Cádiz--, donde también residía la familia del músico Joaquín Barba Rocafull (ver nótula núm. 217 en GdP), director que fue de la Banda Municipal de Música antes que lo fuera el Maestro Dueñas (ver nótula núm. 197 en GdP), que durante temporadas actuaron en el coso taurino portuense.
Su padre, Fernando Cañas González, pescador y mecánico naval muy querido en el mundo de la marinería. Su madre, Mercedes Bejarano, ambos roteños. Tenía tres hermanos, Fernando, que fue pescador y policía nacional; Mercedes, casada con el cristalero Fali Pérez y Charo. Estuvo casado con Carmen García Carmé con quien tuvo una hija. Trabajó como representante de Bodegas Osborne en el Campo de Gibraltar y tuvo un pub, el bar de Cañitas, en la calle Javier de Burgos.
1947
El año en el que nació Cañitas fueron alcaldes Ignacio Osborne Vázquez y, a partir del 14 de julio, Joaquín Calero Cuenca. Ese año, el 18 de agosto de 1947, sobre las 9:45 de la noche una explosión en Cádiz –que marcó aquel verano-- producida por unas 200 toneladas de trinitrotolueno, carga de alrededor de 1600 bombas pertenecientes a la II Guerra Mundial y a la Guerra Civil, integradas cabezas de torpedo, minas antisubmarinas y mayoritariamente cargas de profundidad, arrasando la onda expansiva edificaciones, viviendas y cuarteles produciendo cuantiosas víctimas mortales. La población de El Puerto, donde se produjeron numerosas roturas de cristales por la onda expansiva, abandonó el casco antiguo en previsión de una nueva explosión, refugiándose en descampados de la carretera de Sanlúcar y Jerez. /En la imagen de la izquierda, reproducción de la portada de Diario de Cádiz del día después de aquella fatídica jornada de 1947.
Manolete, tras la cogida mortal en la plaza. /Foto: ABC
Según las crónicas de la época, fue la noche en la que Antonio Machín nunca actuó en Cádiz. A final del verano andaluz, muere ‘El Califa’ Manuel Rodríguez “Manolete”. Y para cerrar este contexto histórico, el novillero portuense nacía el mismo año que el futbolista y entrenador de fútbol holandés Johan Cruyff, ya desaparecido.
Volviendo a nuestro protagonista, con 17 años viste por primera vez de luces en Corcubión (La Coruña) en 1964, tras permanecer durante un mes a las puertas de la plaza de dicho municipio pidiendo una oportunidad. Dos años más tarde, en 1967 torea en las ciudades del entorno de la Bahía de Cádiz: Rota, Puerto Real, Sanlúcar de Barrameda y Jerez de la Frontera.
Por fin, el 18 de junio de 1967 se presenta en la Plaza Real, donde corta una oreja en el primero de su lote, resultando herido en un muslo en el segundo. El 1 de julio siguiente tuvo la oportunidad de cortar las dos orejas a un eral de la ganadería de Concepción Mencos, con Paquiqui y Fernando Heredia en la terna. El 13 de agosto, nuevo triunfo en la plaza de El Puerto de Santa María cortando dos orejas. Al año siguiente torea en una novillada el 29 de junio.
En 1961 en El Puerto, alterna Pepe Álvarez con Manuel Benítez “el Cordobés” en su presentación en la Plaza Real como novillero, saliendo a hombros ambos dos. Koko lleva sobre sus hombros a Pepe Álvarez y podemos ver al chiquillo del centro, José Cañas Bejarano ‘Cañita’. /Foto: Colección VGL
En 1968 debuta en la Plaza Real con picadores el Día de la Hispanidad, el 12 de octubre, con Antonio Pérez y Alonso Morillo como compañeros de cartel con toros de los Herma nos Beca Belmonte. En 1969 torea cuatro tardes en su tierra natal, siendo corneado; su compañero de cartel José Luis Parada hubo de matar cinco novillos en solitario al estar también lesionado por herida de asta de toro el tercero de la terna, Julián García.
En 1970 vuelve a torear en la plaza de El Puerto, Cañitas, desentrenado por larga inactividad, estuvo bien en el que abrió plaza, al que recibió con unas verónicas excelentes. Tras una vara criminal del de tandas y dos puyazos más, el novillo llegó sin fuerza a la muleta, aunque embistiendo con una agilidad extrema. Cañitas llevó a cabo una faena de muleta muy compuesta y torera, acabando con el novillo de una estocada hasta el puño. Ovación, una oreja y vuelta. En el cuarto estuvo voluntarioso, aunque muy embarullado, en parte por culpa del novillo, en parte por culpa del torero y de su desentrenamiento. Mató de una gran estocada, cortando una oreja y dando la vuelta al anillo. En 1971 vuelve a torear en El Puerto además de otras plazas.
En 1972 se presenta en Madrid en la plaza de Vistalegre, teniendo como compañeros a Luis Guerrero ‘Guerrita Chico’ y Zoilo Santafé, con toros de Alejandro Espinosa de los Monteros. El 17 de septiembre hizo su último paseíllo en la plaza portuense como novillero a quien acompañaron otros dos porteños: Curro Luque y Josele. Volvería al ruedo el 15 de agosto de 1980 cuando toreó el Toro del Arguardiente, dentro de los festejos del Centenario de la Plaza Real.
Partido de futbol benéfico, de pie: Manuel Caballero Bazo, colaboró con el equipo ya que no fue torero, torero desconocido, Antonio González Sabio, Paco Ragel, Antonio Morales, Francisco Heredia y un banderillero de la cuadrilla de Galloso. Agachados: Felipe Romo, cuñado de Antonio González Sabio, José Cañas Bejarano (Cañita), Leopoldo López León, subalterno de Galloso, José Luis Feria Fernández, ‘Galloso’ Francisco Ruiz Miguel, torero de San Fernando y José Martínez Limeño, torero de Sanlúcar de Barrameda.
Persona que tenía una gran simpatía, devorador de la noche, tuvo amistad con grandes figuras del toreo: como José María Manzanares –padre —y José Ortega Cano, entre otros. Sin suerte en los toros ni en la vida, fue detenido por llevar sustancias estupefaciones mas allá de las permitidas para el propio consumo, --dicen que pagó por otros-- e ingresado en el Centro Penitenciario Puerto II, donde se quitó la vida el 24 de octubre de 1997.
Festival en su recuerdo.
El 7 de febrero de 1998 se organizó un festival en homenaje al novillero y para lograr fondos para su viuda e hija, un desapacible día nublado, con frío y con viento que condicionó las faenas. Sólo se cubrió un cuarto apenas del gran aforo de este coso y todos los brindis fueron al cielo. Abrió plaza Manolo Cortés –en sustitución de José María Manzanares que se había comprometido con la organización y aportando un toro, pero que dio la espantada estando ilocalizable desde diez días antes del festival--. José Luis Galloso, José Antonio Campuzano, Ortega Cano, quien recibió una placa de unos niños en recuerdo de haber sido rey mago en El Puerto en las anteriores Navidades. Emilio Muñoz, Cristo González y Juan José Padilla, que había entrado en sustitución del lesionado Curro Vázquez y que caló rápidamente con el público. No en vano había sido el triunfador de la corrida de los Miuras en el abono de verano en El Puerto proclamándose triunfador del festejo para salir por la puerta grande. Varias firmas colaboraron recordando a Cañitas con unos dípticos en los que se le veía toreando en la orilla de la playa con los pies descalzos y unos versos de José Luis Tejada sobre el arte. Eran entregados por unas azafatas en la entrada de la plaza junto con una rosa (ver nótula núm. 1.839 en GdP).
De izquierda a derecha, Gregorio Cruz Vélez, junto a su mujer, María Jesús Vela Durán, Pedro García Nobleja y su mujer Cristina, y Carmen García Carmé la mujer del desaparecido José Cañas, Cañitas, en la Feria de El Puerto. Año 1979. La niña que aparece en la instantánea es Verónica, la hija de Cañitas. /Foto: Colección MJVD
Lo recuerda el que fuera entrenador del Racing Club Portuense, el portuense Manolo de la Torre Domínguez, contando alguna de sus vivencias y anécdotas con el novillero: “Fue Fernando Quiñones, el gran escritor gaditano, quien describió a un torero portuense con esta cita de Shakespeare: "El asombro es que haya vivido tanto tiempo; no hacía más que usurpar su vida". Y a continuación se lamentaba de que en El Puerto de Santa María no tenían suerte con los toreros. Una fatalidad.
Fatalidad que se volvía a repetir con José Cañas Cañitas. Quien irrumpió en el mundo del toro deleitando a los aficionados mediante el arte de los elegidos. Despertó tanto entusiasmo su aparición en los ruedos como para hacer posible que el gran poeta portuense, José Luis Tejada Peluffo -por cierto, gran amigo de Fernando Quiñones-, lo inmortalizara con su pluma bajo el título de: "El toreo de José Cañas Bejarano, Cañitas.
El Estadio José del Cuvillo, en la inauguración el 20 de agosto de 1972. (Foto: Colección Manuel Prado).
José Cañas Cañitas, además de ser buen torero, era un hombre atractivo, con enorme sentido del humor y muy dado a divertirse. Noctívago, empedernido, cuando se metía en jarana era imposible convencerle de que toda fiesta tenía su fin. José iba casi todos los días a verme al campo de fútbol José del Cuvillo de nuestro pueblo. Y allí me decía, una y mil veces, que estaba dispuesto a cambiar. Que se iba a someter a entrenamientos conmigo... Y al día siguiente aparecía otra vez tocado de un ala.
A Cañitas le permití yo que viajara con el Portuense cada vez que él lo deseaba. Y pronto supe que sus ocurrencias sentaban muy bien a los futbolistas. Cierto es que, durante los viajes y estancias en los hoteles, José se comportaba la mar de bien. Aunque no es menos cierto que donde iba siempre se hallaba con alguien con quien compartir una noche de farra y alegría. Cañitas tenía buen bajío: con él en la expedición siempre prevalecieron las victorias a las derrotas.01
De José Cañas Podría contar yo innumerables anécdotas. Pero he decidido referir la siguiente: un día, en vista de que estaba tieso como una mojama, a pesar de que regentaba un bar de copas, decidió que tenía que matar el toro del aguardiente en la plaza Real de El Puerto de Santa María. Todo un trago. Y lo hizo no exento de temeridad. Hasta el punto de que el animal lo golpeó en sus partes genitales y no sólo lo dejó sin aliento, sino que los testículos quedaron dañados. Pero ni se miró ni se le ocurrió acceder a la enfermería.
Acabada su actuación, que había sido vibrante, se lo bebió todo... Y sabiendo él que yo estaba aquella noche en la Residencia Campomar, en el paseo de Valdelagrana, fue a verme. Así pude comprobar que el golpe en sus partes pudendas presentaba gravedad. Lo llevé en mi coche al hospital y el médico de guardia le dijo que había estado a punto de un repique... Y yo me preguntaba: ¿cómo es posible que un torero catalogado como artista y de estar escaso de valor haya sido capaz de jugarse la vida con el toro del aguardiente? José Cañas Cañitas siguió usurpando su vida hasta encontrar un final nunca deseado”.
El tramo de la calle Luna a que se refiere el párrafo siguiente.
Para Antonio Carbonell, "Retrocedo a mi infancia y recuerdo de mi amigo José Cañas Bejarano, ‘Cañitas’, que vivía en la calle Luna frente a la casa de Luis Cuvillo. En aquel tiempo y en aquel entorno, La Giralda, el colegio de la Divina Pastora, bar El Único, la farmacia de don José Fernández Prada y también la familia del popular Rocafull que eran vecinos de ‘Cañitas’. Vivía yo en la calle Luna 52, próximo a la casa de Rocafull y tengo una vaga idea, pero no la certeza, de si conocimos al Maestro. Lo cierto es que por nuestra fecha de nacimiento jamás lo vimos dirigir la Banda. Creo que fue la afición a los toros de ‘Cañitas’ la que nos hizo sospechar que allí vivía la familia de un músico, conocida por la de Rocafull debido a que la vecindad cuando veían a ‘Cañitas’ dar unos rítmicos lances a la verónica y en algún muletazo suelto de salón, comentaban que solo faltaba el pasodoble de su vecino, en clara alusión a Rocafull.
De aquellos años, brotan sensibilidades y horizontes llenos de coloridos que vaticinaban por aquella época de los años 60, lo que todos hubiéramos deseado: ‘Cañitas’ otro torero de historia para El Puerto. Pero no pudo ser… De cualquier manera, ‘Cañitas’ allá donde estés te echamos mucho de menos tanto como los pasodobles que no pudimos escuchar del maestro Rocafull".
...En la foto del partido benéfico, creo que el que está a la derecha de " Joselito " Cañas, es Domingo Romo " Minguito " Estoy bastante de acuerdo en lineas generales con los comentarios.., Era bueno porque así lo quiso Dios y por herencia familiar, con esos padres, tanto él como sus hermanos tenían que ser buenos.
El recuerdo de D.José, siempre es agridulce, y lo es porque por encima de todo, da mucha pena pensar que ya no esta entre nosotros. En casa lo recordamos como lo que era, una buena persona,cariñoso, amigo de sus amigos y con un corazón que no le cabía en el pecho, y sí, era un hombre que se bebía la vida, a borbotones, sin hacer daño a nadie salvo quizás a el mismo, dándole "gloria bendita"a quienes estuvieran a su lado, que eran muchos.Lástima que algunos de ellos le dieran la espalda en esos momentos difíciles en los hay que estar y donde se demuestra verdaderamente la amistad.No me gusta recordar la ultima etapa de su vida, para que? pero si me gusta recordarlo, con esa gracia innata, que hacía que "te partieras de risa" con sus ocurrencias y con sus chistes.Que tenia defectos? quien no los tiene, pero lo que si tenía era una personalidad arrolladora, carisma y don de gentes, que lo hacían único, e irrepetible.
Hubo un tiempo en la década de los años setenta que ’Cañitas’ trabajó como representante de una importante firma vinatera de la zona desplazándose por toda Andalucía. Don José reunía muy buenas condiciones para las ventas de los productos bodegueros teniendo un gran éxito en el Campo de Gibraltar donde coincidimos en muchas ocasiones en el Hotel Reina Cristina de Algeciras donde pernotaba realizado su trabajo. Recuerdo que su boda fue un hito en la historia de El Puerto ya que fue de las primeras bodas con calesa tirada por caballos blancos, recorriendo las calles más importantes de El Puerto.
A finales de los 60 o principio de los 70 toreó varias novilladas en una localidad proxima a Madrid, Villaviciosa de Odon, de la que era alcalde un porteño, Miguel Muñoz, y que por esos dias celebraba, creo recoradar, sus fiestas patronales. Ni que decir tiene que todos sus paisanos residentes en la capital y los que por alli se encontraban de paso, acudian al festejo. Yo recuerdo que mi padre, amigo y compañero de trabajo de Miguel, nos llevaba a estas fiestas a toda la familia y así ese dia se convertia en una inmejorable ocasion para reunir a todos los porteños emigrantes en la ciudad.
jaayuso