Para escribir sobre solares en El Puerto hay donde escoger. Se puede cerrar los ojos, situarse sobre un plano del casco antiguo, mover al azar el índice y donde se pose seguro que muy cerca de ese punto hay un solar olvidado, entendiendo como tal una porción de terreno en donde hubo un edificio y en el que puede volverse a construir otro o, en su defecto, una casa tapiada y abandonada, en espera de su ruina total, que para el caso viene a ser lo mismo.
Y para comentar uno de estos sempiternos solares, tanto que puede decirse sin faltar a la verdad que es un “solar con solera”, escribo estas líneas, dando a conocer algunas de las “Gentes del Puerto” que allí vivieron. Éste al que me refiero está situado en plena calle Larga, en la acera impar, entre el Bar Manolo y la peluquería del Cuqui --junto a la sede municipal de El Puerto Global-- y puede dar una idea de su ensoleramiento la tupida vegetación que fue naciendo y creciendo tras la valla que protegía el solar del antiguo inmueble señalado con el número 47 antiguo y 61 moderno, parcela que si no la limpian hace unos meses llevaba camino de convertirse en un coto o parque natural.