El nuevo Aponiente es un teatro instalado en un antiguo molino de mareas de El Puerto de Santa María. Por la noche su aire es espectral y recuerda al de los hangares portuarios donde el teatro ‘sixty’ rompió con la ceremonia italiana. Para llegar hay que meterse por un túnel de techo bajo que hace pensar que el ‘gps’ ha cometido un error fatal: hasta que aparece redentor el arcádico cancerbero y se ocupa del coche. El edificio es de piedra, hierro y sal. Una locura. En la prehistoria de Aponiente un vaporcito entraba hasta la cocina. Aquí va a armarse un restaurante con esteros propios.