Se lo escuché a un portuense: “El Puerto sería un lugar ideal si pudiéramos darle la vuelta como una caja destapada, y sacudiéndolo vigorosamente, dejar caer fuera a todos los portuenses...” Naturalmente que ni él ni yo creíamos de verdad en lo que estaba diciendo.
Pero más de una vez he vuelto a pensar en aquellas palabras. No, no se trata, en efecto de agitar El Puerto, boca abajo, como un cedazo. Algo caería de lo que sobra, es verdad. Pero, en desfavorable intercambio, íbamos a perder también muchas cosas de valor. No, no es al Puerto al que habría que agitar. Yo agitaría más bien el alma portuense. Haría falta, para ello, una monumental coctelera.