Alejandro Villanueva estuvo toda la pasada temporada en el equipo de prácticas de los Pittsburgh Steelers --en español, ‘Acereros de Pittsburgh--, equipo profesional de fútbol americano de la ciudad de Pittsburhg, Pennsylvania.
A principio de verano se casó con su novia de siempre y en julio pasó unos días de vacaciones en Motril con sus padres, españoles, que residen en El Puerto de Santa María. Desde hace unos días se parte el cobre en el training camp de los Señores del Acero en busca de una plaza en la lista definitiva de 53 jugadores, y al decir de los medios locales, tiene bastantes papeletas para terminar formando parte como tackle de una línea ofensiva con una calidad excepcional en el quinteto titular, pero una preocupante falta de profundidad en el banquillo hasta ahora.
Su historia terminará por ser llevada al cine porque no puede ser más increíble. Consiguió ser admitido en la conocida Academia de West Point. Allí, además de sobresalir como estudiante, se convirtió en uno de los pilares del equipo de football americano de Army donde jugó de línea defensivo, línea ofensivo, tight end y hasta receptor. En 2009, su último año, además de conseguir unos números excepcionales, fue elegido para disputar el ‘East-West Shrine Game’ en el Citrus Bowl de Orlando, uno de los All Star universitarios más importantes.