En 1966 la Feria de Primavera (entonces no llevaba aún el segundo apellido ‘Y del Vino Fino’) de nuestra Ciudad se traslada a las inmediaciones de la barriada de Crevillet cerca de la playa de La Puntilla. Durante 15 años el recinto ferial se hizo urbano y playero.
A la una de la tarde del 7 de mayo de 1966 quedaba oficialmente inaugurada la Feria de Primavera portuense y el concurso de ganado según rezaba en los pasquines de la época y en el programa oficial de festejos que organizaba el Ayuntamiento. Durante 15 años hasta 1980, la Feria portuense pasó a ser por primera vez urbana, aunque nunca perdiera su carácter campestre y de concurso de ganado, que esta vez se celebrara a la sombra de los pinos y eucaliptos de las dunas de San Antón, en lo que su día fuera plaza de abastos y hoy sede de la Policía Local.
La prensa de entonces era elocuente en sus crónicas. La Voz de la Bahía titulaba: "Con extraordinaria animación y gran brillantez se desarrolla la Feria de Primavera en su nuevo emplazamiento de La Puntilla" y dedicaba un número extraordinario de 14 páginas casi completo a ensalzar los pormenores de la fiesta.
El Ayuntamiento exponía a los ciudadanos portuenses, un tanto temeroso de que la ubicación elegida no fuese de su agrado ni resultase cómoda por encontrarse inserta entre la barriada de Crevillet y la Playa de La Puntilla, numerosas razones de toda índole. Se argumentaba en la prensa que "debido a las dificultades del tráfico, al tener que cortar la circulación por el Paseo de la Victoria y la situación de la Feria de Ganados en la Carretera General Madrid-Cádiz, que durante los días de feria originaba un embotellamiento de vehículos con gran peligro para el tráfico, el ayuntamiento, tras la prueba efectuada en el pasado año de 1965, con el montaje de una velada en el mes de agosto, ha fijado el emplazamiento de la feria en la zona de la Puntilla, la cual comprende como paseos la Avenida de División Azul (hoy Avenida de Andalucía), Eduardo Dato (hoy Avenida de Menesteo) y antigua Rotonda de La Puntilla". /Ilustración de María Fernández Lizaso.
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La calle del infierno en Crevillet. Todavía algún vecino de la zona recuerda que salía de su casa y se encontraba con la Feria o el Parque de Atracciones, durmiendo la melopea al arrullo del sonido de tómbolas o atracciones.
Las distintas áreas municipales se afanaban porque todo resultase a pedir de boca. Así desde la Policía Local se disponía que la circulación de coches de caballo discurriese por la Avenida Generalísimo Franco (hoy calle Aurora) y la de vehículos a motor por la Avenida de Enrique Martínez (Avda. de la Bajamar).
La Feria de Ganado, en las colindantes dunas del Estado donde hoy se encuentra la Policía Local.
La Delegación de Festejos con Juan Melgarejo al frente organizaba el recinto ferial de manera que el parque de atracciones se situase entre la tapia del campo de fútbol Eduardo Dato (hoy pisos verdes frente a Comisaría) y el eucaliptal existente (hoy calle Crucero Baleares). A continuación se instalarían aparatos para infantiles y bares, a la derecha y colindante con las dunas del Estado y el recinto para el ganado (hoy sede de Policía Local). En la rotonda de La Puntilla irían casetas particulares y modernos bares.
Los baños termales, en la fotografía a la izquierda, y delante la obra nueva que albergaba la Caseta Municipal.
LOS BAÑOS TERMALES, CASETA MUNICIPAL
Además se destacaba la ubicación de la Caseta Municipal: "En el edificio de los Baños Termales, por el ayuntamiento se ha construido una caseta de mampostería, con estructura metálica de 220 metros cuadrados" y se animaba al personal a que montasen las suyas: "siendo propósito de este ayuntamiento que, sin perder el tipismo propio de la feria de El Puerto, por empresas y particulares, en años próximos sean construidas también casetas, que para ello las autoridades municipales prestarían su máxima colaboración".
En cuanto al alumbrado extraordinario se doto de iluminación con motivos alegóricos al mar y al flamenco, siendo la misma de 30 mil lámparas, el doble que las del año anterior.
Don Fabricio II, firmaba esta crónica apoteósica en ABC el 8 de mayo de 1966. /Ilustración Hemeroteca ABC
ENTONCES, UNA BUENA CORRIDA DE TOROS.
Si importante eran los actos celebrado en el recinto ferial, no menos suponían los festejos taurinos. Así el mismo 7 de mayo se lidiaron toros de herederos de Carlos Núñez para los diestros Paco Camino, El Viti y El Cordobés. Y al día siguiente era una novillada de Don Juan Gallardo para Pedrín Benjumea, Sebastián Palomo Linares y Rafael Poyato la que cerraba este importante acontecimiento taurino. Era el inicio de una temporada que mimaba los festejos de la Feria y apostaba por ella.
Clausura de la Feria con el arriado de bandera.
LUNES FERIADO.
En esa primera Feria de Crevillet, el lunes que era fiesta local finalizaba. Las luces del real se apagaban definitivamente y se procedía a la clausura de una feria corta pero intensa. En esa ocasión el 9 de mayo quedaba clausurada. La prensa de la época recogía con detalle: "Presidía el acto el primer teniente de alcalde y delegado de Festejos, Juan Melgarejo Osborne al que acompañaban la Corporación en pleno, el almirante de la Armada, Pascual Cervera; Comandante de Marina de Cádiz, José Martínez Guzmán; Comandante de Infantería de Marina, José María Millán Sevilla; Ingeniero de Obras del Puerto, José Antonio Español; Jueces de Instrucción y Municipal, Rafael Caballero Bonald y Rafael de la Vargas; Ayudante Militar de Marina, Cayetano Román y los sacerdotes Luis Eguía y Anastasio Pérez de Andrés". Las fuerzas vivas de entonces.
Caseta de la Hermandad del Rocío en 1966.
Durante 15 años, hasta 1981 en el que se trasladó al Recinto de Las Banderas, los portuenses acudían en masa a un recinto ferial cargado de familiaridad. Las casetas, el mar, los pinos y la barriada más populosa del momento ponían marco a unas jornadas inolvidables. La caseta de los americanos, Tierra Mar y Vino, M. González, Helo-Libo, El Rocío, El Sombrero Cordobés, El Huevo Duro, Empleados de Luis Caballero, Peña Los Cachondos, VIP, la Peña El Liba, el Club Taurino, Peña Los Trinca, Los Amigos del Fino C, Los Afligidos, Medusa, El Camborio y otras muchas se confundían con el teatro chino Manolita Chen, el látigo, los coches choques o el tren de los escobazos, mezclados con el olor de los pollos fritos, los churros o los pimientos fritos. Siempre aderezados con la cercana brisa marina de la Playa de la Puntilla. /Texto: Manolo Morillo. /Fotos: Rasero. Archivo Municipal. Ilustración de María Fernández Lizaso.