Cuando llega la festividad de la Inmaculada Concepción, siempre me retrotraigo a mi adolescencia. Y es que por el año setenta y uno, un buen día, aparecieron por la tienda, unos hombres --no se bien si eran gente del mercado, o algún delegado de Fiestas del ayuntamiento-- para anunciarles a mis padres, que se iba a realizar la Fiesta del Mercado. /A la izquierda capilla del Mercado.
Imagino, que le pedirían su colaboración, como al resto de los comerciantes de la Placilla.. Ese primer año, estuvo muy simpático, los carniceros, disfrazaron a algunos cochinitos y pollos, y adornaron sus puestos con mucho ingenio, así como algunos pescaderos hicieron lo propio, con el pescado. Los fruteros, expusieron la fruta de la mejor calidad, con un gusto y el primor que fue encomiable. Ese año supongo que fue más concurrida la celebración, de la Santa Misa, en la Capilla de la Inmaculada, sita en la Plaza de Abastos. Lo digo, porque la novedad de la celebración, había sido bien acogida entre el gremio, y se veía buena disposición en que fuera una fiesta cuanto menos simpática.
Todo marchaba positivamente, las visitas a la Plaza de Abastos fueron muy concurridas, así que para mi opinión fue un éxito. Yo tenía mucha ilusión, porque la fiesta continuaba por la noche, en plena Placilla, traían a un Conjunto --una Banda-- y habría por vez primera la elección de Miss Mercado. ¡Ay, que nervios por Dios!, ¿quien se presentaría? No tenía ni idea, pues al estar todavía en el colegio, no conocía a la mayoría de los comerciantes de la Plaza de Abastos, solo a los más cercanos a nuestra familia y a nuestra tienda.
Habían colocado un tablao, justo delante, de la Pitilla --actual tienda de lanas y flores, que tan amablemente atienden los hijos de Nena: Mari y Dani--. A la hora convenida, apareció la autoridad, y mira por donde la Placilla, empezó a llenarse de gente. Estaba atacada, pero no de frío, sino de tontería, porque el pavo, aunque daba sus últimos coletazos, no terminaba de irse, ¡que le íbamos a hacer!. fin se procedió a la elección, una de las chicas claramente no quería presentarse, su padre, poco menos que la empujaba a subir al tablao, o eso me pareció, la pobre lo tuvo que pasar fatal. Como siempre, aparecieron algunos enteradillos guasones, que gritaban que a la que ganara le regalarían una lavadora o algo así. Que monos, y simpáticos ¿verdad? Está muy claro, que metepatas hay en todas partes, pero… dejémoslo que le vamos a hacer; estos, ya ni pavo siquiera, solo serrín en la sesera y un poquito de malaje. / A la izquierda, Dolores Cairón García, Miss Mercado 1971.
Por fin hicieron la elección, y la verdad es que las chicas estaban muy lindas. Aquel primer año, Mis Mercado fue Dolores Cairón García --hija de Pedro Ventura--, una dama fue la hija de Tobalo... La fiesta naturalmente seguía, con el grupo de músicos, amenizando la noche, y dando alegría a todos cuantos allí estábamos reunidos. La fiesta terminó, con los premiados luciendo el diploma acreditativo y no sé, si una compensación de nuestro Ayuntamiento, pero sobre todo dejando un buen sabor de boca, y miras de una continuidad en esta entrañable celebración.
De izquierda a derecha, con el micrófono, Antonio Romero Castro, Jefe de Negociado de Fiestas del Ayuntamiento, Miss Simpatía, Mariana, hija de Luchi Ganaza y nieta de Tete Ganaza; Miss Mercado, Dolores Moreno Figueras –esposa de ‘Lele el Pescaero’–, Manuel García funcionario municipal padre de Manolo García Campos, Carlos ‘Carlangas’ pescadero, asoma la cabeza el concejal Juan Ponce, la siguiente Miss, de la que no conseguimos leer su distinción, es hermana de Antonio e hija de Angelito, quien tenía la frutería junto a la Carnicería Centro, en la calle Ganado y Calzados Ramírez, y Pedro Osborne Domecq. Fiesta del Mercado, el día de la Inmaculada, 8 de diciembre de 1972. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.
El siguiente año, todo marchaba, como las notas de los alumnos pequeños de ahora… Progresa, adecuadamente. Los comerciantes se afanaban para que sus puestos, tuvieran mayor calidad si cabe, y mucho más ingenio que el año anterior. La velada prometía ser muy agradable, y ciertamente lo fue. Todos los comerciantes admiraban el trabajo de sus compañeros y en buena hermandad, echaban una mano si alguien se la requería.
Unos peculiares Tip y Coll, en el mercado. Año 1974. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.
Al respetable, debió gustarle la celebración anterior, pues yo diría que la afluencia, superaba en mucho la anterior. Pero, incomprensiblemente, esta fiesta se vino abajo. No hace falta ser una ‘lumbreras’ para darse cuenta, de que los comerciantes hacían un gasto considerable al exponer su género, disfrazado o no, pues al estar expuesto, durante varios días en el caso de los productos cárnicos y de pescados, todo eran pérdidas. En el caso de la fruta, si no toda, casi toda, y naturalmente, no se podía vender por fresca.
Uno de los puestos, una recova, preparado para la fiesta, en 1972. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.
Los comerciantes debieron sopesar, si el coste y las gratificaciones, o presupuestos que nuestro Ayuntamiento, aportaba para esta celebración, les merecía la pena, y probablemente se encontraran con: su gozo en un pozo y… ahí, se terminó todo. Claro que es solo una suposición mía, y puede haber otras razones de peso. Los comerciantes, de la Plaza de Abastos, tuvieron durante estos días, protagonismo, exponiendo calidad en sus productos, y viviendo esta fiesta con alegría. Aunque, el centro ya no es lo que era, y faltan muchos de los que hicieron posible esta fiesta, mi agradecimiento sincero a todos, los que lo hicieron posible, por su entrega y porque por unos días mi rinconcito del alma se vistió de mayor alegría si cabe. /Texto: María Jesús Vela Durán.