Visión retrospectiva del patio de calle Cruces del año 2004 que ha ganado este año el concurso, la que fuera casa del General Modesto.
Los patios portuenses, en general, como tantos otros de nuestro entorno, son un tesoro que debemos preservar. De ahí nuestro elogio y admiración hacia los “Amigos de los Patios”, asociación que se ocupa y preocupa en colaboración con los munícipes de premiar cada primavera a los que mejor se acicalan y engalanan, mostrándolos al público. Pero, al igual que ocurre en los concursos de belleza humanos, las elecciones de mises y mister, aparte y con independencia de los concursantes, existen ejemplares de ambos sexos tan bellos o más que estos, con características y peculiaridades tan distintas y diferentes que, de hecho, no existen dos personas iguales, aun teniendo coincidencia muchas de ellas en determinados factores antropomórficos y estéticos que son los que se valoran para determinar la clasificación de estos concursos. Lo mismo ocurre con nuestros patios locales. Son tantos y tan bonitos los que no concursan, de los que apenas tenemos referencia y que, tal vez, a la mayoría solo lo habremos podido visionar ocasionalmente. A ellos quiero dedicar esta colaboración de hoy. A esos patios anónimos que, afortunadamente, aún salpican la geografía urbana local.
Hace casi una década, en 2004, con la primera cámara digital que pude tener, una modesta “Vistacam” de 2,0 megas, realicé un recorrido por buena parte del casco antiguo fotografiando medio centenar de ellos. A esa época pertenecen las fotos que reproducimos.
Uno de mis patios favoritos es el de la calle Sol, esquina con Palma. Es recoleto y armonioso. Mi sensación, al visionarlo, con la calidez de su enlucido, un sombreado siempre presente y el ligero rumor de su fuente, es de paz.
Otro patio que me gusta, cuya visión es posible, igual que el anterior, gracias a la cancela transparente, es el de la casa número 102 de calle Cielo, cuyo aspecto actual incluso ha mejorado respecto al que presentaba en la fecha de realizar la foto que reproducimos.
También me enamoran los patios de bodegas. Llenos de exuberancia y colorido, tal como puede apreciarse en algunos de los que les mostramos.
Patio de las Jacarandas. Bodega de Mora, de Osborne, en la calle de los Moros, cuyas instalaciones de visitas han sido recientemente remodeladas, abriendo todos los días del años, incluso domingos y festivos. Han hecho una revolución en el mundo de las visitas, dados los tiempos que corren.
Bodega de Edmundo Grant, patio con hechuras de almizcate que da a la calle Bolos.
Patio bodeguero de la desaparecida Bodega Gómez, con su fino Alameda, en la calle Los Moros. En la actualidad una empresa de restauración jerezana alquila el casco bodeguero para banquetes y celebraciones.
Patio bodeguero de la desaparecida compañía de crianza y exportación de vinos Jiménez Varela, que luego fue de Fernando A. de Terry en la calle Albareda, usado como lugar de celebraciones y banquetes.
Patio situado en una urbanización cualquiera de El Puerto.
Al patio de las casas de vecindad, lugar de convivencia y juegos infantiles le han sucedido las plazuelas y parques de las urbanizaciones y los aficionados a la jardinería, una afición que requiere trabajo, cariño y conocimientos, igual que los que cultivan adornos florales y viven en adosados y chalets o pisos no renuncian a mostrar en sus parterres, porches o balcones la eclosión de color que cada primavera adorna y perfuma la ciudad y sus numerosas urbanizaciones. Gracias por alegrarnos la vista.
He dejado para el final la parte triste y, desgraciadamente, bastante frecuente: los patios que desaparecen para siempre jamás. Cada vez que una casa del casco histórico es abandonada, cerrada o derribada, algo de esta peculiaridad que nos congratulamos poseer se pierde. Amputan un trozo del patrimonio colectivo de los portuenses que nunca se volverá a recuperar como no se recuperó el Teatro Principal, el Palacio de Rivas, en la Ribera del Rio o la capillita neogótica cercana a la los terrenos de la feria, por poner tres ejemplos.
Para ilustrar este último comentario ofrezco las fotos de dos patios de casas recientemente arrumbadas, una a continuación de la otra, de la calle Descalzos, patios modestos en su ornamentación, pero llenos de sabor andaluz y autenticidad. /Texto y Fotos: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.
Nota de la Redacción: Añadimos dos imágenes más, tomadas el pasado domingo día 14, mientras se celebraba la Fiesta de los Patios, una en la calle Postigo, próxima a la Iglesia Mayor Prioral y otra en la calle Cruces, esquina con la calle San Sebastián: el patio de la Casa del Reloj de Sol (ver nótula núm. 468 en GdP). Mientras unos patios experimentaban 'la consagración de la primavera', otros se miraban a sí mismos, unos con plantas, otros con desplante ante un Puerto que agoniza por sus históricas calles, miope, sin entender que le está pasando.