Dicen, que los niños vienen con un pan debajo del brazo, con la que está cayendo, mejor sería que vinieran con un Supermercado no les parece? Lo que si vienen a veces, según la fecha en la que nacen, es con un nombre de alguna manera impuesto. A mí se me antojo nacer a mediados de Junio y, tuve la suerte de que por la proximidad del Corpus decidieran llamarme María Jesús --para mí un nombre precioso--, por lo que significa. Estoy segura, que tenían pensado el nombre, de algunos de mis familiares directos, pero al ser la menor de siete hermanos, ya pocos nombres de parientes quedaban. Pero puestos a pensar, podría haberme llamado: Manuela, Encarnación, Emilia, Luisa, Loreto o Lucía. Todos los habría llevado con orgullo no se crean, pues cada uno tiene unas vivencias y una historia.
La más interesante, para mí sin lugar a dudas, es la de Lucia Gabón –-mi tatarabuela-- por la rama materna. Y es que encierra un halo de misterio, que estoy decidida a averiguar. Pues bien, mi nombre se decidió, claramente por la fecha de mi nacimiento, pero no quiere decir que fuera un ángel, porque fui una llorona de narices, y me imagino las noches en vela, que sufrieron mis pobres padres. Que le voy a hacer, no es cosa de hacerse el harakiri no creen? En fin, no podría haber nacido en una fecha más bonita y tradicional, claro que ahora, en aras de la modernidad, se están perdiendo muchas de esas tradiciones, porque donde queda el refrán, tres jueves hay en el año, que brillan más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión? Ah, que no lo saben, pues al domingo Ya ven con qué facilidad se cargaron la tradición y el refrán.
Recordatorios de los años sesenta de clásicos de la pintura.
EL VESTIDO.
Ya desde el mes de abril, tenían en casa todo más o menos ultimado, para mi comunión. En el caso de los niños, era más fácil, bastaba tenerle, su mudita nueva, el trajecito corto bien escamondado y planchado, sus zapatitos y calcetines blancos muy relimpios, el misal y el cordón con la cruz que habría de ponerse al cuello. Y estaban guapísimos! Ya las niñas era, más complicado, no por buscarle a cada una un vestido nuevo, de eso nada! No estaban los tiempos para eso. En nuestro caso fue la Mayor quien lo estrenó, pero afortunadamente, los buenos cuidados hicieron que cuando llego a mí, me pareciera, el más bonito del mundo. Este traje, por sí solo, sabía Latín, y es que había hecho el paseíllo, cinco veces seguidas, y esta sexta vez, casi se podría decir que iba solo. Lo del traje tenia “migas” pues había no solo que tenerlo de un blanco inmaculado, que se tuvo, también se almidonó, al igual que el can-can. El vestido levemente, pero el can-can, lo estaba bastante más, pues debía dar volumen al vestido. Claro que lo malo era ese volantito de encaje, que tenia, unas puntillitas, que con tanta tiesura te arañaba, como si de un gato malhumorado se tratara. Al igual que mis hermanos, yo también tenía mi muda nueva, calcetines y zapatos Blancos, guantes y hasta una limosnera. Yo no llevaría en el pelo, ni tiara ni ningún roete, solo una moña zapatera, que mi genial vecina Pepa Acosta me había confeccionado para la ocasión. Quien no iba a tener ilusión con todo aquello? Yo al menos sí que tenía la verdad.
Una imagen de primera Comunión: los hermanos Bellvis: Javier y Marisol, única niña por aquello de separar las niñas de los niños; Luis Áspera, Paco Zamudio, Jaime Renedo, Mariano Medinilla, Miguel Lizaso, Javier Díaz, Hörh, Velarde, Julián Flores y otros… Primera Comunión en Las Carmelitas. Mayo 1958.
PREPARACIÓN.
El día anterior, me llevaron a casa de mis abuelos -vivían en la calle Luna, junto al Cine Macario- para hacerme unas fotos con el vestido. Prepararon unas cortinas azules, como fondo, tapando, el tablado de madera en el que veíamos las películas gratis claro está, o por la cara, como ustedes prefieran. Me lavaron el pelo, con champú Sunsil al Huevo, especial para pelo clarito, me lo enjuagaron con manzanilla me lo solearon en la azotea un buen rato y a continuación, me pusieron unos tubos, para que las puntas del pelo se volvieran hacia atrás con un poquito de gracia. Nada fácil por cierto, porque siempre he tenido el pelo muy liso. Ni que decir tiene que tuve que dormir con los dichosos tubos, no sé de quién fue la idea, pero realmente a mi no me gustaba, porque al mirarme casi no me reconocía.
EL GRAN DÍA.
Por fin llegó el gran día, Domingo --22 de mayo de 1963-- la cara de mi madre y mi hermana mayor rebosaban alegría, yo creo que ellas tenían más ilusión que yo, que ya es decir! Desde bien temprano empezaron a vestirme, no me dieron ni un vaso de leche, bueno, solo medio, por aquello de que debía ir en ayunas, cuando por fin estaba lista, recibí mi primer regalo. Mi madre me puso una cadena de oro, con una cruz que desgraciadamente no conservo, pues los amigos de lo ajeno no tienen en cuenta sentimentalismos, y arramplaron con ella, y con otros pequeños tesoros, no por el vil metal, sino por lo emotivo que cada uno fue en un momento concreto de mi vida. Qué le vamos a hacer!
Primera Comunión en la Prioral. De izquierda a derecha, fila superior : Juani Garcia Caraballo, Ana Martinez, Merchi Cañas Bejarano, desconocida, Ana Sosa, Antonia Yuste. Segunda fila: Milagros Pérez, Tere Gallardo, Paqui Revuelta? Inma Díaz. En el centro, Mari Carmen Herrera y desconocida. Primera fila: Conchi Yuste, Maria Jesús Vela, Nieves, desconocida, Carmen Gago. Nuestros Ángelitos: Ángelita-el apellido creo que es Rodriguez o Gómez- y Marta Cárave Ruiz