... He soñado que las calles se llenaban de señales de prohibido circular a los coches, que las calzadas se convertían en un Peatón-Vao y las aceras para los coches (con sus papeleras, farolas, árboles, marquesinas, cubos de basura y demás tropiezos a esquivar que obligan a ir mirando al suelo en un ejercicio agotador).
La calle Fernán Caballero. Año 2010. /Foto: Eduardo Ruigomez
Los coches patinaban por las aceras de adoquines deslizantes, mientras los peatones pisaban el asfalto de la calzada central con la tracción de un elefante.
Mi sueño no es un hecho real, simplemente un u-turn de 180 grados, un grito digno de Prufrock que aspire a volver del revés en 60 segundos viejos hábitos. (Texto: Eduardo Ruigomez).