Isabel Navarro González, Beluca, tenía 16 años cuando comenzó a vender zapatos con su padre en la zapatería Rialto, la tienda de la calle Luna (entonces José Antonio) que después pasó a llevar su nombre. Ahora, 68 años después de la apertura de este conocido establecimiento, la tienda liquidaba sus existencias y echaba el cierre a finales del año 2012.
El hijo de Beluca, Millán Alegre, reconocía que ha sido una decisión "dolorosa" pero la situación económica y el descenso continuado de las ventas han obligado a la familia a tomar esta determinación, que según dice Millán "espero que no sea definitiva y que dentro de unos años, si la situación mejora, podamos iniciar una nueva etapa".
Beluca nació en Elda, la tierra de los zapatos, lo mismo que su padre, Antonio Navarro García, que desde tierras alicantinas marchó a Santander para montar su primera tienda de zapatos, un negocio que después trasladó a Cádiz y finalmente a El Puerto, donde abrió la zapatería Rialto en 1944, en un local alquilado propiedad de Ventura Ruiz Cortina, tras una breve etapa haciendo zapatos a medida en la calle Ganado.
La zapatería Beluca fue la primera de El Puerto en traer marcas de prestigio y durante muchos años ha sido considerada la "zapatería buena" de El Puerto, hasta que los cambios en las costumbres y la apertura de grandes superficies extendió enormemente el abanico de la oferta.
Beluca Navarro y Millán Alegre, en la zapatería en la década de los años 70.
Isabel Caamaño, Maribel, ha trabajado 43 años en la zapatería, hasta su jubilación, y recuerda cómo en los buenos tiempos había colas a las puertas del establecimiento para comprar zapatos en las fechas habituales de estreno, es decir, para el Corpus, el Jueves Santo o la Feria, o con motivo del comienzo de las clases, cuando muchas familias se surtían de los célebres 'Gorila' para el nuevo curso. También recuerda, antes de que se peatonalizara la calle Luna, cómo en más de una ocasión les tocaba salir a llevar las cajas de zapatos a los clientes, que pasaban con sus coches justo por delante del establecimiento y paraban un momento en segunda fila para recoger sus compras.
Y como no, Beluca también practicaba algo muy habitual en el pequeño comercio, la costumbre de 'apuntar' las compras en una libreta para que después los clientes habituales fueran liquidando los cargos por meses o por semanas, una costumbre que algunas personas siguen practicando incluso hoy en día. Famosos eran también los escaparates de Beluca, siempre muy cuidados todo el año pero especialmente en Navidad.
Una de las últimas imaégenes de la tienda abierta, a finales de 2012.
La zapatería dejó de llamarse Rialto en 1966 para tomar el nombre de su propietaria, que pasaría a regentarla con su marido, Millán Alegre Jimeno, funcionario de prisiones nacido en Morón al que conoció cuando lo trasladaron al penal portuense. Tras trabajar también muchos años en las bodegas Terry, Millán Alegre Jimeno se ocupó junto a su esposa de la zapatería hasta su fallecimiento, en 1998, fecha en la que su hijo comenzó a ocuparse del negocio hasta el año 2007, cuando fue elegido concejal con la lista del Partido Popular.
La zapatería ha sido sometida a dos remodelaciones, la primera en los años 70 y la segunda a principio de los 90, cuando el diseño se hizo mucho más clásico, con el mobiliario de madera que ha permanecido hasta nuestros días. También ha representado productos de la marca «El Ganso». (Texto: Teresa Almendros).