Koldo Chamorro fue sin duda uno de los más importantes fotógrafos españoles. Desde mediados de los noventa pasó grandes temporadas en El Puerto, donde desarrolló proyectos fotográficos e inquietudes creativas
(publicado en Diario de Cádiz el 13 de enero 2013)
Depredador de instantes, ya para siempre es tuya.
Fragmentos, Ángel González
Koldo Chamorro de Aranzadi. Era Diplomado en Marketing por CESEM y Economía empresarial por la Universidad de Navarra que comenzó a sacar fotografías de manera autodidacta en 1965. / Foto: José Antonio Tejero
Para escribir este texto tengo que hundir mi mano en la memoria y remontarme por andurriales autobiográficos, pues la figura de Koldo Chamorro (Vitoria 1949 - Pamplona 2009) así lo exige. No se puede escribir ni una letra en la historia de la fotografía española, y por extensión en la portuense, sin citar a este autor prolífico y genial, con el que compartí, además de su credo, la sombra de los árboles y un capote remendado a modo de jergón. Creador de una particular cosmovisión, Koldo Chamorro se manifestaba con determinación conceptual y estética en sus ensayos fotográficos, de los que destacan por su magnitud y extensión temporal: El Santo Cristo Ibérico, España Mágica o Los Sanfermines. Aunque hay que reconocer que su versatilidad traspasaba las fronteras de los géneros y encaraba con habilidad cualquier proyecto, en epopeyas como las citadas es donde mejor fraguaba su universo fotográfico.
Trabajador del reñidero de pollos de la calle Santa Clara. 1987. Imagen perteneciente a España Mágica expuesta en el Circulo de Bellas Artes, 1989. /Foto: Koldo Chamorro.
Recorriendo la península de cabo a rabo cientos de veces desde mediados de los setenta, Koldo consiguió con sus imágenes un elaborado y minucioso ejercicio de exhumación social y antropológico de un país que se despellejaba de una larga autarquía para entrar en una inocente democracia. Su mirada, desligada de cualquier discurso oficial, la fijó con razón en elementos de gran solvencia identitaria; los ritos religiosos y los de paganía, la vida de los pueblos y sus tradiciones seculares (Fuentelencina, Iturgoyen…), la tauromaquia, los mitos, los símbolos (la cruz cristiana), el folklore, los oficios y todo lo que oliera a pura acción etnográfica.
Albañil en la reforma de la casa Larga 70, hoy apartamentos turísticos. 1998. Imagen publicada en el libro de Photobolsillo (nº5). /Foto: Koldo Chamorro.
Pedagogo de profundos e intelectuales designios. Generoso defensor de la disciplina fotográfica desde atriles comunes (a veces vilmente incomprendido), Koldo Chamorro conformó y a su vez enseñó sin tapujos un predicamento compuesto por las más sorprendentes y variables materias; el lenguaje corporal, la semiótica, la literatura, la física cuántica, la filosofía oriental o la métrica musical, suponían una fuente ilustrada donde acudir en caso de necesidad creativa o de trazar a hilo de plomada sus teorías, talleres o reportajes. Por supuesto citaba con glosa poética a los fotógrafos que más le habían influenciado o que destacaban por la formalidad plástica de sus trabajos; el húngaro Brassaï, el mexicano Manuel Álvarez Bravo, los franceses Henri Cartier-Bresson, Guy Bourdin y Jeanloup Sieff, los norteamericanos Ralph Gibson e Irving Penn, el japonés Nobuyoshi Araki o los españoles Fernando Herráez, Javier Vallhonrat y Manel Esclusa entre otros muchos autores. Empero, cargaba enérgicamente contra aquellos que hacían fotos de pólvora y chispazo, que toman el camino de las engañifas provistos de raudales de efectismo y sin embargo desprovistos del andamiaje de la verdadera función creadora; la única que molesta a Dios y al diablo a partes iguales.
Fiesta de fin de año de 2000 en El Puerto. Publicada en España Ayer y Hoy. /Foto: Koldo Chamorro.
Desde 1997, año que lo conocí y comenzamos una intensa amistad, Koldo pasó largas temporadas en El Puerto instalado en mi casa donde organizamos y llevamos a cabo innumerables encargos y colaboraciones con medios como El País, Matador y Goldberg Magazine, Obras Sociales y ONGs, editoriales y empresas culturales como Mestizo o La Fábrica. Esta zona geográfica siempre le interesó por su diversidad y riqueza cultural; el flamenco de Jerez, la influencia metafísica del Coto de Doñana en la población Sanluqueña, los personajes singulares de la sierra, la calidad de la luz capitalina o las pesquerías ancestrales eran motivos principales de sus fotografías.
En una exposición realizada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1989, que organizó el influyente comisario Alejandro Castellote, colgó un retrato de un trabajador del reñidero de pollos ubicado en la calle Santa Clara, obra fechada en 1987. Una década después en su libro de la colección Photobolsillo, dedicado individualmente a fotógrafos españoles, africanos o latinoamericanos, publica otra de un albañil bajando una escalera en la reforma de lo que hoy son los apartamentos turísticos ‘Larga 70’. Asimismo de las cinco fotografías seleccionadas para el libro España Ayer y Hoy (Escenarios, Costumbres y Protagonistas de un Siglo) una de ellas la tomó en El Puerto en la fiesta de fin de año de 2000, donde la figura de la mujer tiene una especial relevancia.
Imagen realizada en la Plaza de Toros de El Puerto en 1997, perteneciente al proyecto "El Kapote" /Foto: Koldo Chamorro.
Lo contaba su paisano Clemente Bernad en Nuestro fotógrafo decisivo, un fantástico artículo escrito con motivo de su prematura muerte, donde entre otras rotundas verdades dice que las fotografías de Koldo “no se agotan en una primera lectura, ni en una segunda, ni en una tercera… son pequeños laberintos donde cualquier camino es posible, donde reina la ambigüedad y el juego, donde todo son preguntas sin respuesta”. Se marchó cogiéndonos con el paso cambiado, y particularmente a mi preparando la publicación de su libro “El Kapote”. (Texto: José Antonio Tejero Lanzarote).